Así se ha refinado (poco a poco) el estilo de Melania Trump

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Con la primera dama de Estados Unidos no había medias tintas. Se atrevía con escotes de vértigo que utilizaba tanto en la alfombra roja como en otro tipo de presentaciones y eventos.

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En la premiere de 'Los Ángeles de Charlie', en el año 2000.

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Aquí, luciendo vestido largo en un evento de 1999.

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Uno de los colores que más se repiten en su armario es el blanco, como demostró con este vestido en 2005 en la Annual Elton John Aids Foundation Academy Awards Viewing Party.

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La silueta halter dejando al aire los hombros, una de sus favoritas.

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Ha sido una invitada fija durante varios años a la Gala Met. En 2005 lució un vestido acabado en tul de Alexander McQueen.    

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Los colores pastel son también otra gama cromática con la que no es raro verla. En tonos nude, en una cena de 2009.

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Del pelo liso pasó al flequillo abierto, que ha ido variando muy poco a lo largo de los años: Se tiñó de negro, se cortó el pelo en 2006 y también llegó a lucir flequillo recto.

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Para la Gala Met de 2008, se decantó por un vestido palabra de honor y silueta sirena en color fucsia.

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Las sandalias de tiras era su calzado por antonomasia, que evolucionó al formato peep-toe. La máxima, siempre con los dedos al aire.

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En los premios Emmy de 2005, año en el que se casó con Donald Trump, vestida con un palabra de honor en color lila.

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Las joyas han sido otra de sus señas de identidad. En la fotos aparece con su anillo de compromiso, considerado uno de los más caros: Trump le propuso matrimonio en 2004 con esta pieza valorada en 3 millones de dólares.

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De azul claro, en la alfombra roja de los Globos de Oro en el año 2007.

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Con el tiempo, ha ido cambiando los escotes por prendas más recatadas.

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Para la alfombra roja de los Oscar en 2011 optó por un palabra de honor en color negro.

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Desde comienzos de los 2000 ha estado en el front-row de desfiles como Jean Paul Gaultier, J. Mendel o Michael Kors.

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Teñida de morena, en una gala benéfica en 2004.

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Lejos quedan los brillantes satenes con los que se vestía. La discreción es ahora su lema.

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No era muy común verla sonreír, pero se mostraba muy afectuosa en cada una de sus apariciones con su hijo Barron.

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Los escotes pronunciados dieron paso a vestidos más largos, abrigos a media pierna y zapatos de salón.

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Su imagen se profesionalizó: cambió la pasarela por los negocios, algo que se pudo ver en su armario con prendas más propias de una ejecutiva.

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En la gala Met de 2012, Melania Trump eligió este vestido blanco de lentejuelas diseñado por Marc Bouwer Couture.

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2015 ya daba los indicios de los derroteros que iba a tomar el armario de la Primera Dama: estilismos sofisticados cuya máxima aspiración es la elegancia.

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Las aberturas insinúan, pero sin caer en lo excesivo.

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La campaña electoral de Trump estuvo marcada por decisiones estilísticas clásicas: siluetas discretas que nunca enseñaban más de la cuenta, nada de estampados, colores sólidos predominados por los claros, camisas y vestidos con discretos detalles en la manga o en el cuello ...

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Ralph Lauren firmaba el traje que eligió Melania Trump para la toma de posesión de su marido. Vestido con chaqueta, guantes y salones a juego son el culmen del refinamiento en la evolución estilística de la primera dama.

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Melania lució un vestido blanco en el baile inaugural, al igual que hicieron en su día Michelle Obama o Nancy Reagan. Sin embargo, la comparación (estilística) de la que más se está hablando es con Jackie Kennedy. Al igual que ella, Melania también diseñó su vestido, en su caso de mano de Hervé Pierre.

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A lo largo de su primer año como Primera Dama, Melania Trump ha lucido creaciones de su diseñador de cabecera, Hervé Pierre, y de otros nombres como Carolina Herrera o Victoria Beckham. Dior (en medio) o Valentino son algunas de las firmas internacionales a las que ha recurrido.  También con polémica de por medio, como el abrigo de la derecha de Dolce & Gabbana valorado en 51.500 dólares.

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Este verano Melania Trump llevó moda española por primera vez, concretamente de Delpozo, firma con la que se ha dejado ver en varias visitas oficiales como Polonia (en medio) o a Japón (a la derecha). Detrás de sus vestidos está su asesora Stephanie Winston Wolkoff, que trabajó mano a mano con Anna Wintour durante largo tiempo organizando eventos para Vogue.