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¿El hábito hace a la deportista?

Además de destacar en sus disciplinas deportivas, las mujeres más musculadas merecen la atención por sus looks impecables fuera del terreno de juego. La nueva generación viene del frío.

Anna Kournikova

Que moda y deporte se llevan fenomenal no es ningún secreto. Pero mientras sus estrellas masculinas son elevadas a la categoría de dioses, en las mujeres se confunde el ser icono de estilo con el atractivo sexual. De esta dualidad implícita sabe mucho la tenista Maria Sharapova, cuya impresionante figura en ocasiones eclipsa sus logros sobre la pista. Ella aprovecha la atención mediática para expandir su imperio diseñando ropa y complementos para firmas como Nike o la estadounidense Cole Haan. Fuera de la pista Sharapova tampoco se olvida de la moda, y firmas como Oscar de la Renta o Alexander McQueen la visten cuando pisa la alfombra roja, donde suele coincidir con las hermanas Serena y Venus Williams, quienes tienen su propia línea de ropa; aunque es la danesa Caroline Wozniacki la que ha conseguido que la diseñadora Stella McCartney la vista dentro y fuera de la cancha.

Las encargadas de derrocar a las tenistas como reinas del estilo llegan del frío. Su posado para la revista Sport Illustrated, y no su medalla de oro en los Juegos Olímpicos en Vancouver de 2010, fue el responsable de que los ojos del mundo se posaran sobre la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn, quien poco a poco va refinando su armario. La snowboarder Jamie Anderson y la skateboarder Chanelle Sladics diseñan colecciones para firmas como Billabong. Aunque es la surcoreana Kim Yu Na, actual campeona del mundo de patinaje sobre hielo, la que más posibilidades tiene de alzarse con el título de la más estilosa, después de haber protagonizado una portada para Harper’s Bazaar.

No es la única que sabe cómo seducir a la cámara. La experta en artes marciales Gina Carano aprendió rápido a posar durante la promoción de la película Indomable, como la campeona europea de natación sincronizada española Gemma Mengual tras dejar la competición. Pero la igualdad no estará ganada hasta que el mundo del fútbol encuentre un equivalente femenino al fenómeno Beckham. Las americanas Alex Morgan y Jenn Brown están en ello, pero en un país tan poco amigo del soccer como EE UU, más que a una batalla, se enfrentan a una guerra.

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