El curioso caso de los actores demasiado mayores para interpretar a adolescentes o niños

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Uno de los momentos más entrañables de la versión de Mujercitas de Greta Gerwig es ver Florence Pugh (Amy) poniéndose en la piel de su personaje como niña. Nada que no pueden arreglar unas trenzas.

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Cuando se gritó aquel mítico "¡Corre, Forrest, corre!" en las escenas en las que Forrest y Jenny iban juntos al instituto de la película, Tom Hanks tenía 38 años.

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Margot Robbie tenía 25 años cuando se puso en la piel de una adolescente Tonya Harding en Yo, Tonya, por lo que necesitó pelucas y maquillaje especial para parecerlo.

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Como la mejor amiga de Rory Gilmore en Las chicas Gilmore, Lane, Keiko Agena vio a su personaje crecer rápidamente, primero bajo la presión de su madre para que se concentrara en el trabajo escolar, y luego cuando se casó con su novio rockero Zack y dio a luz a mellizos cuando tenía veintipocos años. La propia Agena, sin embargo, era más de diez años mayor que su personaje y ocho años mayor que su compañera de reparto Alexis Bledel.

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¿Instituto? 28 años tenía Gabrielle Union cuando interpretó a Isis en A por todas y le sacaba 10 años más a su rival en la pantalla, Kirsten Dunst.

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24 años tenía Linda Cardellini en Freaks and Geeks cuando interpretó a la adolescente Lindsay Weir.

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Kristen Bell no envejece de por sí, pero a los 24 años en 2004, definitivamente era demasiado mayor para interpretar a la detective adolescente Veronica Mars.

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Anabel Alonso fue quien mejor capturó el espíritu de este curioso síndrome en 7 vidas, cuando su personaje, Diana Freire, actriz se vio inmersa en el rodaje de una serie adolescente en el que claramente era demasiado mayor para el personaje que interpretaba.