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Daniel Radcliffe: «Un rodaje es lo mejor que le puede pasar a un niño»

Su nuevo filme, La mujer de negro, llega a España con la firme promesa de poner la piel de gallina.

Daniel Radcliffe

Se dice que posee una cuenta corriente con 30 millones de libras. Actualmente vive en Nueva York, donde ha conquistado Broadway con la comedia musical How To Succeed In Business Without Really Trying, y está a punto de empezar su vida tras Harry Potter. No niega las bondades de ese personaje. Con él descubrió que ser actor era su tabla de salvación. «Era un pésimo estudiante, no me enteraba de nada y me aburría muchísimo», cuenta con esa sonrisa tímida que lo hace encantador. En medio de la opulencia de una gran suite de las Torres Waldorf de Manhattan contrasta la amabilidad y sencillez de Radcliffe. Se nota que este chico ha estado muy expuesto a los medios (y al lujo) y charla como si estuviese sentado en el salón de su casa con unos vaqueros, camiseta y zapatillas. Su nuevo proyecto, La mujer de negro, ha sido una apuesta arriesgada y eso le encanta.

Así que este proyecto era ideal para hacer borrón y cuenta nueva. ¿Qué fue lo que más le gustó?

El momento en sí en que el guion llegó a mis manos. Fue justo tras terminar de rodar Harry Potter. Lo leí en un vuelo rumbo a Los Ángeles, a donde me dirigía para empezar a buscar nuevos proyectos, hacer audiciones y todas esas cosas a las que nunca antes me había tenido que enfrentar. Cuando terminé de leerlo supe que lo quería hacer de inmediato. Necesitaba rodar pronto y esta historia me enganchó.

¿Un padre de familia y una cinta de terror?

¡Sí! Qué locura, ¿verdad? Además, tengo que confesar que nunca he sido fan de las cintas de miedo y no me gustan los actores que interpretan a personajes mayores que ellos.

¿Entonces?

(Risas) Esta película no es como ninguna otra película de terror que haya visto antes. Está muy centrada en los personajes y en crear empatía con ellos y eso me encanta. Además, el padre al que interpreto (Arthur Kipps) es un hombre muy joven, solo tiene 25 años, con lo cual me fue muy fácil identificarme con él.

¿Siente que ya ha cerrado el capítulo Harry Potter?

Sí, la verdad es que el último día de rodaje estaba fatal. Pero ahora agradezco que haya terminado. Es una etapa que siempre recordaré con gusto. Pero ya era hora de pasar página porque sentía que ya no tenía nada más que aportarle a Potter. La experiencia terminó en el momento justo.

Diez años son muchas horas en un set, desde muy pequeño…

Sí, pero fue genial y, por si alguien se lo pregunta, puedo asegurar que por supuesto que tuve tiempo de ser niño. Algo que me enfada mucho es que la gente dé por hecho que por haber filmado tantas películas no he disfrutado de mi infancia. Nada más lejos de la realidad. Estar en un rodaje como el de Harry Potter es lo mejor que le puede pasar a un niño. Siempre estás jugando, rodeado de tus amigos y experimentando cosas divertidas, ¿a quién no le puede gustar eso?

¿Da miedo dar el salto a algo nuevo?

La verdad es que no. Procuro estar siempre muy tranquilo y motivado.

La experiencia en Broadway ha ayudado…

Desde luego. Me estoy divirtiendo muchísimo con la obra. Como es una comedia ligera, te lo pasas bien sobre el escenario en todo momento. Y lo de cantar y bailar sobre las tablas no ha sido tan complicado. Trabajar en Broadway es increíble, una oportunidad única como actor.

Además, está muy implicado con un par de ONG.

Colaboro activamente con The Trevor Project, una línea telefónica que ofrece ayuda y consejo gratuito las 24 horas a gais, lesbianas y transexuales con pensamientos suicidas o que están pasando por momentos muy difíciles. Otra causa que me impresiona, y de la que me siento muy cercano, es la lucha contra las enfermedades infantiles.

¿Sale mucho por Manhattan?

¡Claro! Me encanta dar largos paseos por toda la ciudad, soy un lector empedernido y procuro ir al cine siempre que puedo.

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