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Christian Bale: «Me gustaría ser Marc Márquez»

El galés se ha inspirado en la obra de Shakespeare para revisitar el personaje de Moisés en Exodus: dioses y reyes. Otro papel difícil que engrandece su fama de actor oscuro.

Christian Bale

Christian Bale puede con todos. Se ha enfundado el traje de Batman. Su papel en El luchador le valió un Oscar como mejor actor de reparto. Fue el hombre que acabó con John Dillinger en Enemigos públicos. También una de las muchas encarnaciones de Bob Dylan en I’m Not There. Y se apuntó a la moda de adelgazar de forma inverosímil para protagonizar El maquinista. El niño prodigio que comenzó su carrera con solo 13 años junto a Steven Spielberg en El imperio del sol está a punto de cumplir 41, tiene dos hijos y las nominaciones se acumulan en su currículo, las más recientes gracias al Irving Rosenfeld de La gran estafa americana. De ahí que afirme sentirse a sus anchas eligiendo papeles variopintos. Su última encarnación ha sido la de Moisés en esa nueva versión de la historia más grande jamás contada del Antiguo Testamento que es Exodus: dioses y reyes. La película de Ridley Scott acaba de llegar a los cines. ¿Conseguirá Bale eclipsar con su interpretación la imagen de Charlton Heston abriendo las aguas del mar Rojo?

Moisés era un hombre con una misión muy clara. ¿Cuál es la suya?

Uno cambia mucho conforme pasan los años. Cuando se es joven, todas las cosas se viven al máximo, sin pensar en el riesgo. Ese gusanillo no ha desaparecido, pero ahora el sentimiento de vivir a tope me lo dan los míos. Alguien que no tiene familia no lo entenderá, pero para mí son lo único que importa.

Darren Aronofsky (Cisne negro, Pi) también estuvo a punto de contar con usted para interpretar a Noé (papel que se quedó Russell Crowe), y ha acabado haciendo de Moisés. ¿Ven algo bíblico los directores en usted?

Al final no hice de Noé, así que no lo deben de tener tan claro… Habría que preguntarle a Ridley por qué me escogió.

Él dijo que lo hizo porque «tiene el cuerpo, la habilidad y la pasión, además de las agallas, para enfrentarse a papeles como éste».

No sé si tomarme sus palabras como un cumplido, porque después de leer todo lo que pude sobre Moisés llegué a la conclusión de que fue uno de los tipos más esquizofrénicos y brutales que han existido. Respeto profundamente una historia como ésta, que resuena en los confines del planeta, pero este hombre era una absoluta contradicción: fue capaz de llevar adelante una gran revolución y a la vez una gran masacre. Hay muchos aspectos de su vida que hemos dejado fuera de la película. Si no, habría durado ocho horas.

¿Cuánto ha cambiado este trabajo sus creencias religiosas?

Desde un principio, Ridley me dijo que no pretendía hacer un filme religioso. Su deseo era contar la biografía de dos hermanos, y para eso quise hacer a Moisés lo más humano posible. Es inevitable que la gente tenga expectativas, especialmente con un relato como éste, que se encuentra en la Biblia y revisa las creencias y el código ético de muchas personas. Prefiero plantearlo como un personaje de Shakespeare; historias siempre contadas y siempre frescas.

Si fuéramos a su casa, ¿dónde encontraríamos la Biblia?

En las estanterías de mi biblioteca de trabajo. Junto al Corán. No forman parte de mi vida, aunque debo reconocer que me leí la Biblia de niño.

Parte del rodaje tuvo lugar en España, ¿cómo fue la experiencia?

Siempre me ha encantado este país, pero he visto que ahora la gente lo está pasando realmente mal. Me dejaron helado los índices de desempleo. Están atravesando momentos muy duros.

¿Alguna vez ha imaginado cómo sería su vida si Spielberg no le hubiera contratado para El imperio del sol?

Muchas veces, pero no encuentro respuestas. El colegio se me daba fatal, así que lo mío no habrían sido los estudios. Alguna ratería ya hice en mis días, incluso cuando iba para actor, por lo que prefiero no pensar qué que habría sido de mí sin esta carrera… Sabía que los trabajos de nueve a cinco no eran lo mío.

¿Y cómo integra los rodajes y la fama en su ecuación familiar?

Somos una unidad. Mis hijos y mi mujer comparten mi experiencia de ser actor, viajamos, conocemos lugares interesantes, me ven vestirme y hacer el tonto.

Si no fuera Christian Bale, ¿quién le gustaría ser?

El motorista Marc Márquez. Él gana todas las competiciones y está disfrutando de una vida envidiable. Me apasionan las motos, pero mi entusiasmo supera mis habilidades… Eso quedó claro con la galleta que me pegué. Desde entonces no monto tanto.

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