Charlee Fraser, la top indígena australiana que rompe estereotipos

Fue uno de los pocos riesgos corridos en sus 22 años (el próximo 25 de diciembre cumple 23), reconoce Charlee Fraser, pero mereció la pena. En 2016, recién llegada a Nueva York desde su Australia natal, le aconsejaron cortarse la melena para el desfile de Alexander Wang. «Toda la vida había tenido el pelo largo, nunca me había visto con otro peinado, pero estaba preparada para confiar y ver qué pasaba», explica entre risas por teléfono desde Londres, donde acaba de llegar desde EE UU, sin perder el buen humor, para otro maratón de desfiles. El resultado fue un éxito inmediato, una primera temporada internacional con 40 pasarelas y el ascenso directo al ranking del Top 50 de Models.com. Ahora ya no luce ese bob despeinado que se convirtió en su sello; la melena vuelve a asomar, pero los shows no cesan: el pasado septiembre lució las propuestas p-v 2019 de Oscar de la Renta en Nueva York, Christopher Kane en Londres, Dolce & Gabbana en Milán o Hermès en París, entre muchos otros.

Mientras pisa esas pasarelas tiene a gala un título: el de ser «la primera modelo indígena australiana en el radar de la industria de la moda internacional», en palabras de WWD. «Para mí es increíble pensar en ello. No lo llevo como una responsabilidad, sino como un honor. Es importante reivindicar mi lado indígena, son mis raíces y quiero continuar hablando de ellas, porque se trata de una parte de mí que amo y valoro. Romper estereotipos me hace sentir bien.

Es algo importante de lo que no he sido consciente hasta ver donde he llegado», afirma. Sus ancestros, los awabakal, procedentes de Nueva Gales del Sur, «defienden una cultura basada en el respeto a la tierra, porque los humanos no somos sus propietarios, sino que ella nos posee, nos alimenta, nos da la vida», explica la modelo. Por eso, Charlee siente «una profunda conexión terrestre» y recalca que uno de sus sueños es involucrarse «en organizaciones que ayuden a conservar el medio ambiente» para defender la herencia de sus antepasados.

Su ascenso, reflexiona, está ligado al cambio que atraviesa la industria de la moda: «Es un giro positivo hacia la inclusión. Veo más diversidad que nunca de mujeres de muchos colores y tallas, algo hermoso. Es una gran transformación y va a tener un impacto importante en los clichés y en cómo las mujeres se ven a sí mismas». Ella hizo historia en su país el pasado abril, al protagonizar una portada que reflejaba la diversidad australiana junto a Fernanda Ly, Andreja Pejic y Akiima.

«Las cuatro estamos logrando el éxito internacional permaneciendo fieles a nuestras raíces y a lo que cada una representa de forma individual», argumenta aludiendo a su legado indígena, la condición de refugiada de Akiima, el origen asiático de Ly y el activismo trans de Pejic. Aunque ahora vive en Nueva York –«una ciudad multicultural en la que siempre pasan cosas y que genera una energía especial»–, Fraser sigue ligada a la escena de su país natal, en cuya semana de la moda se curtió: «Echo de menos participar en ella. Allí hay diseñadores que todo el mundo debería tener fichados, como Camilla and Marc, Dion Lee y Zimmermann, que están dando el salto a los mercados internacionales».

Esos nombres se suman en su currículo a los de John Galliano, Stella McCartney y todos los creadores a los que ha ido conociendo entre desfile y desfile. «Definitivamente Riccardo Tisci es uno de mis favoritos, me encantaba en Givenchy y me interesa ver hacia adónde llevará Burberry, me gusta cómo transforma marcas», indica. Porque a Charlee le atrae –y mucho– el lado empresarial de la moda. «Empecé a estudiar belleza y negocios justo a la vez que me iniciaba en las pasarelas, quería lanzar mi propia línea cosmética. Espero utilizar los conocimientos que estoy adquiriendo para ser una mujer de negocios en el futuro», avanza.

Su compatriota Miranda Kerr y Karlie Kloss son sus referentes: «Me gustaría labrarme una carrera empresarial, ellas son inspiradoras porque son mujeres independientes que crean oportunidades de negocio y están involucradas en el cambio de esta industria». Charlee conoce ya a fondo los engranajes del sector. Lejos queda aquella primera campaña para el Celine de Phoebe Philo en la que, sin ser consciente del quién es quién del mundillo, posó para Juergen Teller: «Era mi primera temporada, tenía que aprender muchos nombres, no tenía ni idea de nada, solo sabía que Teller era un fotógrafo conocido… Ahora, cuando echo la vista atrás y pienso que trabajé con él, me impresiona».