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Berta Vázquez: «Sigo recibiendo mensajes de gente que se atrevió a salir del armario por ‘Vis a vis'»

La actriz cree más en el poder de la interpretación que en las alfombras rojas y en la solidaridad más que en las poses.

La actriz Berta Vázquez.
La actriz Berta Vázquez.XIMENA GARRIGUES Y SERGIO MOYA

A finales de febrero, Berta Vázquez (Kiev, 30 años) compartió unas imágenes de cuando era niña a través de Instagram. En ellas aparece sonriente junto a otros niños con ropas infantiles típicas de mediados de los noventa. Las fotografías podrían haber pasado desapercibidas dentro del océano de actualizaciones de la red social de no haber sido por el llamativo pie de foto: “Kiev. Estoy ahí”. Fue así como muchos de sus seguidores descubrieron que la actriz había nacido en la capital de Ucrania, donde vivió hasta los tres años antes de trasladarse a Elche, donde creció. Hija de una ucrania y un etíope, Berta Vázquez está viviendo la guerra desde España con emociones encontradas: “Siento miedo y preocupación por el país. No es solo haber nacido allí. Es que tengo seres queridos y eso me ha hecho querer implicarme y entender más profundamente la situación. Al mismo tiempo, te planteas cosas. ¿Por qué si una guerra sucede en Europa nos interesamos más que cuando sucede en otra parte del mundo? Parece que cuanto más lejos está una cultura, menos nos preocupamos”. Desde aquella publicación de febrero, Vázquez ha puesto sus re- des sociales al servicio de los tiempos, compartiendo links de asociaciones como ACNUR o Cruz Roja para hacer donaciones o mensajes de ayuda para encontrar alojamiento a refugiados: “No tengo la preparación para opinar, pero en este tema me he sentido obligada a entender para poder ayudar”.

Vázquez no reniega de sus raíces, pero tampoco convierte sus distintas nacionalidades en una bandera: “De repente conecto con músicas africanas, con comidas, con sabores que me parecen ‘casa”. La actriz inició su formación artística a través de la danza en la escuela Paola Yeray, en Elche; a los 18 años se mudó a Madrid. “Siempre he tenido una inclinación artística, pero lo de ser actriz pasó de casualidad”.

La actriz lleva un mono de EMPORIO ARMANI.
La actriz lleva un mono de EMPORIO ARMANI.XIMENA GARRIGUES Y SERGIO MOYA

Como si del argumento de una película se tratase, estaba paseando a su perro cuando se le acercó una directora de casting: “Me invitó a hacer una prueba para una película en la que buscaban actrices mulatas y como entonces no estábamos en agencias, parece ser, pues salieron a la calle a buscarlas”, comenta con sorna. Aquel primer acercamiento le pareció “muy casposo”, al igual que el tratamiento que siguen recibiendo muchas compañeras: “Tengo amigas a las que encasillan en los castings porque son de una nacionalidad concreta o porque tienen un acento determinado. Las ponen como sirvienta o como prostituta y eso las limita muchísimo”. Aunque en aquella ocasión no consiguió el papel, la propia directora le recomendó buscar un agente, y eso hizo. Tuvieron que pasar todavía varios años para que la llamasen al casting de la película Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, 2015), basada en el best-seller de Luz Gabás y ambientada en una antigua colonia española de Guinea Ecuatorial en los años cincuenta, donde la actriz interpreta a Bisila, la nativa de la que se enamora el recién llegado Killian, interpretado por Mario Casas.

Pero su gran éxito vino con la serie Vis a vis, que narra las vivencias de un grupo de mujeres en la cárcel, donde Vázquez interpreta a Rizos, una ladrona lesbiana que protagoniza un triángulo amoroso con Macarena (Maggie Civantos) y Saray (Alba Flores): “Sigo recibiendo muchísimos mensajes de adolescentes que dicen que gracias a la serie y a mi personaje se atrevieron a salir del armario y aceptar su sexualidad. No era consciente de cómo una serie puede influir en la gente y ha merecido la pena, porque significa que no es solo entretenimiento vacío, sino que ha ayudado a muchas mujeres”. Otro aspecto de la experiencia con Vis a vis —que fue muy importante para Vázquez— es que su personaje no especificaba ninguna raza, ni pedía ningún acento: “Y menos mal. Me niego a poner ningún tipo de acento”.

Berta Vázquez lleva vestido de LOUIS VUITTON.
Berta Vázquez lleva vestido de LOUIS VUITTON.XIMENA GARRIGUES Y SERGIO MOYA

Este mes la actriz estrena la serie Bienvenidos a Edén en Netflix, un thriller en el que un grupo de influencers recibe una invitación para asistir a una fiesta de una marca de bebidas en una misteriosa isla desierta, en la que el mundo de las apariencias, de aquello que mostramos y de aquello que escondemos, tiene un peso fundamental en la trama. Pero al contrario que los influencers de la serie, Berta Vázquez parece haber huido del mundo de las apariencias y ha preferido alejarse de la luz de determinados focos: “A mí lo que me gusta es el oficio en sí. No me aporta nada estar buscando un vestido y maquillándome para tomarme una copa en un photocall. Prefiero ir al gimnasio o escribir un rato, que son cosas que sí me aportan y me enriquecen. Al final esta industria es muy burbuja y si siempre estás entre un casting, un proyecto, un evento y una gala, ya no sales de ahí. Prefiero no verme absorbida por ese mundo y estar lo justo y lo necesario”. Su actitud antidiva no le impide ver la importancia de la visibilidad y el estrellato para difundir valores: “Plataformas como Netflix han puesto el foco en la diversidad y hay muchas más oportunidades. Aunque todavía falte mucho”.

* Estilismo: Paula Delgado. Maquillaje y peluquería: Iván Gómez (One-Off Artists) para Chanel y Goldwell. Asistente de fotografía: Javier Suárez. Asistente de maquillaje y peluquería: María Verano.

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