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¿Fue Aretha Franklin una ‘hater’ de otras famosas? Su vida, en un documental televisivo

La reina del soul vuelve a ser noticia coincidiendo con el rodaje del especial para televisión que le rinde tributo y de una película sobre su vida, en la que es probable que no se profundice demasiado en sus legendarios enfrentamientos con otras compañeras de profesión.

El próximo 10 de marzo la cadena estadounidense CBS emitirá Aretha! A Grammy Celebration For the Queen of Soul, un concierto homenaje a Aretha Franklin que se grabó el 13 de enero en el Shrien Auditorium de Los Ángeles y en el que participaron estrellas del calibre de Céline Dion, Patti Labelle, Kelly Clarkson, John Legend, Alicia Keys o Jennifer Hudson, quien también será la encargada de interpretarla en un biopic que ya se está preparando. “Este especial celebrará sus numerosos logros como icono del entretenimiento, cantante, compositora, pianista, actriz y activista por los derechos humanos”, ha manifestado Jack Sussman, ejecutivo de la cadena: “Tuvo un gran efecto en la humanidad y en la música con su espíritu indomable”.

Este programa es solo un aperitivo de un proyecto aún más esperado, la película biográfica sobre la cantante, dirigida por Liesl Tommy, la primera mujer negra en haber recibido una nominación al Tony como mejor directora de una obra y guionista de Thelma y Louis: “La historia es el periplo de Aretha Franklin desde que era una niña prodigio en Detroit hasta que se convirtió en una supernova, un viaje plagado de lucha y triunfos, lo que convirtió su vida en una de las historias americanas más grandes de la historia”, ha desvelado la cineasta a Deadline, y ha subrayado que está encantada con este proyecto, al igual que la protagonista, Jennifer Hudson, ganadora de un Oscar por Dreamgirls: “Es un gran honor para mí formar parte de este proyecto que acercará la historia de la señora Franklin al público de todo el mundo que la adora. Es una de las artistas más icónicas y con más talento de todos los tiempos y un sueño realidad retratar su extraordinaria vida en la pantalla”.

Jennifer Hudson fue una de las artistas que rindió homenaje a Aretha Franklin en su funeral.
Jennifer Hudson fue una de las artistas que rindió homenaje a Aretha Franklin en su funeral.Getty Images (Getty Images)

Aretha nació el 25 de marzo en de 1942 en Menphis, y heredó de sus padres, cantantes de gospel, sus singulares cualidades artísticas. Tras mudarse a Detroit y cantar durante años en la iglesia baptista de New Bathel, de la que su padre era pastor, grabó su primer disco con Columbia Records en 1960. Su título, The Great Aretha Franklin ya pronosticaba la diva en la que iba a convertirse en los años siguientes y que no dejó de ser hasta el final de sus días, como quedó de manifiesto en su capilla ardiente. Miles de fans pudieron despedirse de ella durante tres días en el Museo de Historia Afroamericana de Detroit y comprobar cómo le cambiaron de estilismo hasta en cuatro ocasiones.

Por lo que ha trascendido hasta ahora da la sensación de que el biopic no va a meter el dedo en la llaga al abordar sus legendarios enfrentamientos con compañeras de trabajo con las que parecía comportarse bajo la premisa de «solo puede quedar una». Algo que parecen corroborar unas pretéritas declaraciones de Erma, su propia hermana: “Aretha siempre tuvo problemas con las mujeres de su generación. Su fantasía era que todas desaparecieran y que quedara ella como única cantante. Su fantasía era eliminar a sus competidoras. Al no reconocerlas, ya sean Gladys Knight o Mavis Staples o incluso artistas más jóvenes como Natalie Cole, en su mente las hacía esfumarse”.

Por eso una entrevista que concedió a The Wall Street Journal en 2014 ha quedado como un impagable documento en el que la diva expresaba sin tapujos, a veces demasiado directa, otras irónica, sus opiniones sobre otras mujeres icónicas en la industria musical. Muy bien parada salió Adele, de quien versionó la canción Rolling In The Deep. Sobre ella dijo que le parecía «una cantante joven y buena artista, aunque no he tenido todavía el placer de conocerla”, mientras que Alicia Keys era, a su juicio, “una joven intérprete, buena escritora y productora”. También reservó sus mejores palabras para Whitney Houston: “Tenía talento, un don”.  Todo parecía ir bien hasta que se le mencionó a una emergente Taylor Swift, a la que sintetizó con “grandes vestidos, preciosos vestidos” y no quiso ni siquiera valorar a Nicky Minaj: “Sobre esa voy a pasar”.

Aretha Franklin, Alicia Keys y Patti LaBelle cantan junto al pianista Donnie Harper en el funeral de Luther Vandross en 2005.
Aretha Franklin, Alicia Keys y Patti LaBelle cantan junto al pianista Donnie Harper en el funeral de Luther Vandross en 2005.Getty Images (WireImage for J Records)

Hubo otro capítulo aún más sonado en 2008 cuando Beyoncé presentó a Tina Turner en los Grammy bajo el apelativo de la reina, dos palabras que desataron la ira de Aretha Franklin: “No sé a quién habré pisado o qué ego habré dañado, el del guionista de los Grammy o el de Beyoncé”, expresó en un comunicado, aunque posteriormente, una vez se le pasó el berrinche, dijo a la prensa que “no le di más importancia, porque fue una forma barata de buscar la controversia”. En efecto, una pequeña anécdota si lo comparamos con una extraña situación que se produjo en 2017, un año antes de su muerte, cuando la reina del soul acusó a Dionne Warwick de haberse inventado que ella era la madrina de Whitney Houston. Lo insólito del caso es que el asunto se remontaba a 2012, cuando en el funeral de la malograda intérprete de I Will Always Love You, la mencionada cantante, que era prima la difunta, habría hecho esa afirmación.

Lo que no quedó muy claro es por qué Aretha esperó tanto tiempo -cinco años- para estallar en una entrevista telefónica con la agencia de noticias The Associated Press: “Mintió descaradamente sobre mí sabiendo perfectamente lo que estaba haciendo”, manifestó furiosa un día después de haber mandado a los medios un larguísimo fax contra lo que ella consideraba un libelo, “No quiero sus disculpas. A estas alturas no se trata de pedirlas. Nunca hemos sido amigas y no creo que le haya gustado nunca a Dionne”. De esta manera sintetizaba un conflicto que arrancaba en los años 60, cuando Aretha se consolidaba como una de las mayores figuras del R&B y Dionne brillaba en registros mucho más pop con canciones escritas por el mítico Burt Bucharach, entre ellas I Say a Little Prayer, de la que la reina del soul hizo un cover al año siguiente, con Cissy Houston, tía de Dionne como corista, y mucho mayor éxito en las listas de ventas. Para echar más leña al fuego, el compositor dijo que “la versión de Aretha era mucho mejor”.

Michael Walden, Aretha Franklin y Whitney Houston.
Michael Walden, Aretha Franklin y Whitney Houston.Getty Images (Getty Images)

Otro de sus legendarias rivalidades fue con Patti Labelle, que se puso más de manifiesto que nunca en el Día internacional de Jazz de 2014, cuando Aretha actuó para el matrimonio Obama en la Casa Blanca. Cuando Melissa Etheridge la presentó y se dirigía al escenario, pasó al lado de la también célebre cantante, que intentó agarrarle el brazo a modo de saludo, pero Aretha la esquivó y siguió caminando hacia el escenario como si no la hubiera visto. Un momento que enseguida se hizo viral y que parecía corroborar una enemistad que podría venir de lejos, aunque ambas siempre lo negaron. Poco después de este desencuentro, la web News Nerd publicó que Patti había dado un puñetazo a la intérprete del alegato feminista Respect y había sido detenida en Atlanta, por lo que la propia Aretha puso una demanda de 10 millones de dólares a la publicación y lo negó en Twitter: “El 20 de marzo estaba en Nueva York preparándome para mi fiesta de cumpleaños, que disfrutamos mucho. Patti y yo estamos bien y siempre ha sido así. La disfruté mucho en la Casa Blanca”. De hecho, en agosto del año pasado, en el programa Good Morning America, Labelle le dedicó unas emocionantes palabras: “Era mi heroína, la mejor cantante del mundo. La más grande”, manifestó la cantante, quien días antes había expresado su dolor por la pérdida en Twitter, dejando de esa manera zanjadas las diferencias que hubieran podido tener en el pasado.

No puede calificarse de enfrentamiento lo sucedido entre Céline Dion y Aretha, en 1998, en el especial Divas Live, emitido por la cadena estadounidense VH1 en 1998, en el que acompañadas por otras estrellas como Mariah Carey, Shania Twain o Gloria Estefan, interpretaron como colofón (You Make Me Feel) Like a Natural Woman. Por suerte se encontraba en el escenario la autora de la canción, Carole King, testigo de excepción para explicar lo sucedido: “Aretha, como siempre ha tendido a hacer, Dios la bendiga, quiso tomar el control. Ocurrió cuando le tocaba a Céline cantar su parte y ella seguía y seguía”. Así que se propició una auténtica pelea por demostrar quién era capaz de desplegar un mayor alarde vocal: “Me encantó la actitud de Céline, tuvo muchas agallas. Cuando Aretha cantó la parte que le correspondía a ella, le contestó”. No lo percibió de igual manera Mariah Carey, a quien la actitud de la cantante canadiense le pareció fuera de lugar: “Si ves el final del espectáculo, me puse en la parte de atrás, como las coristas, porque creo que es el lugar que nos correspondía. No sales al frente y te pones a competir con la reina del soul. Tienes que reverenciarla”.

Otra cantante que sufrió los comentarios hirientes de Aretha fue la recordada Natalie Cole, hija de Nat King Cole, quien en los inicios de su carrera grabó algunas canciones que la artista había desestimado. En 1977, Franklin no pudo ser más hiriente: “Para un cantante joven resulta fácil coger el sonido de otro cantante, pero ella estaba copiándome. Es muy halagador que suene como yo en algunas canciones. De hecho, cuando la escucho, oigo cosas que me recuerdan a mí misma en los comienzos de mi carrera. Considero que Natalie está haciendo un buen trabajo, pero en mi opinión es solo una principiante”. Aun así, Casey, una de las hermanas de Natalie, fallecida a consecuencia de una insuficiencia cardíaca en 2015, dejaba cerradas las heridas de una vez por todas cuando la gran diva estadounidense estaba ya muy enferma: “Es alguien a quien siempre hemos respetado y una de las mayores artistas de todos los tiempo. Es una leyenda, por derecho propio”.

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