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Andrej Pejic no es el único

Fue portada el sábado pasado de SModa. Pero otros -y otras- han gustado tanto como él.

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La 98º mujer más sexy del mundo es un hombre, según Playboy. Algo tiene que estar cambiando en el mundo para que la publicación que siempre ha defendido el modelo de mujer oxigenada y voluptuosa haya incluido este 2011 a un chico con aspecto de chica en su lista. Sí, la androginia parece que empieza a calar en nuestra sociedad…

El sábado apreció un hombre por primera vez en la portada de nuestra revista aunque no muestra precisamente su cara más masculina. Andrej Pejic, nacido en Bosnia y criado en Australia, ha roto las fronteras entre la masculinidad y la feminidad. Es la niña de los ojos de Jean Paul Gaultier y desfila indistintamente en pasarelas de hombre y de mujer. Algunos lo califican de modelo “trans” cuando Andrej simplemente ha bromeado sobre el hecho de ponerse prótesis en el pecho. No es comparable su caso al de Lea T, la primera modelo transexual que sí ha modificado su cuerpo con hormonas y está a la espera de una cirugía de reasignación de género.

Andrej no parece el típico caso de mujer atrapada en un cuerpo de hombre sino que ha sabido explotar lo mejor de su físico angelical. Se ve que disfruta de su faceta femenina aunque tampoco se le ve muy incómodo en la masculina. Descartados los traumas infantiles (lleva su androginia con total naturalidad) hay un hecho que está claro: Pejic está sacando un buen provecho profesional de su aspecto indefinido.

¿Qué es lo que fascina tanto de Andrej? Ya lo dice Gaultier, que su belleza no es de este mundo. Para empezar, tiene un rostro lo suficientemente dulce y armonioso como para llevar mejor que nadie el maquillaje. Labios gruesos, pómulos marcados, cabello rubio y cutis de porcelana. Sus caracteres externos son tan seductores que cuando te enteras de que no es una mujer los normal es que te quedes en estado de shock. No parece incomodarle cuando va vestido con ropa femenina. En vez de sentirse disfrazado, se siente completamente cómodo. Lo mismo sucede cuando lleva prendas de hombre. Es, quizás, su capacidad para romper los clichés entre lo masculino y lo femenino lo que más gusta. Pero no ha sido el único. Si hacemos un repaso a las pasarelas, nos encontramos con más ejemplos de modelos de apariencia andrógina, algo que es más que es más que una moda pasajera.

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