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Ana Torrent: «Cuando has hecho películas como las que yo hice de niña la gente te mira con lupa»

Hablamos con Ana Torrent, que estrena esta semana ‘Nieva en Benidorm’, sobre el largo viaje que la ha llevado desde Víctor Erice hasta Isabel Coixet y del peaje que ha pagado por ser un mito.

Ana Torrent con camisa de piel de UTERQÜE, falda
de GIORGIO ARMANI y botas de GEOX.
Ana Torrent con camisa de piel de UTERQÜE, falda de GIORGIO ARMANI y botas de GEOX.Antártica

Es historia de nuestro cine: la niña de ojos grandes de El espíritu de la colmena de Erice, y de Cría cuervos y Elisa, vida mía de Saura; la adolescente de El nido de Armiñán, la musa de un primerizo Amenábar en Tesis; la segunda actriz –con permiso de Emma Suárez– de Vacas, ópera prima de Medem, y la Yoyes de una recién llegada Helena Taberna. A Ana Torrent (Madrid, 1966) la eligió la profesión a sus cortos seis años. La niña-actriz descubierta en el colegio fue creciendo y haciéndose en el cine, hasta que decidió formarse (de Madrid a Nueva York) para darse mejor a la profesión. Hoy sigue entregada a ella sin remedio: desde la fiereza del escenario –el último, el de las Naves del Español en Matadero con Las criadas– o ante la verdad del objetivo. En Nieva en Benidorm, la nueva película de Isabel Coixet, regresa más feliz y serena que hace 20 años, en todas las esferas de su vida.

¿Qué tal la aventura de trabajar con Coixet?

¡Fue una alegría muy grande cuando me llamó! Siempre he admirado su cine y a ella, soy fan, me gusta mucho su determinación firme de ser valiente, ella lo reivindica como la forma de vivir que merece la pena, o así lo entiendo yo. Así que me lancé de cabeza a jugar, porque es diferente, divertido y sorpresivo trabajar con ella. Es realmente un juego muy placentero.

Lucy es esa señora de la limpieza que no brilla y a la que nadie mira, en contraposición a Alex (Sarita Choudhury), la protagonista. ¿Cómo la construyó?

A esas personas que limpian en casa nadie las ve ni las tienen en cuenta. Ella es una mujer que, además, ha elegido un mundo muy cerrado y callado. La construí religiosa, con sus creencias, con un pasado que se menciona en algún momento: doloroso, con violencia, en la cárcel… Es una mujer muy herida y enfermizamente enamorada de Alex, porque no es un amor sano.

La película habla de segundas oportunidades. ¿A qué o a quién le pediría una?

Yo soy muy consecuente, o intento serlo, y solo me arrepiento de las cosas que no he hecho. Estoy en un momento vital mejor que hace 20 años y, aunque a veces pienso «ojalá me hubiera sentido así entonces, en tal trabajo o situación…», estoy feliz con los pasos que he dado. Siento que sigo luchando y cada vez más, en esto como Isabel, reivindico la valentía de jugar. Ahora disfruto mucho más del trabajo y de la vida. Es verdad que estoy muy tocada con todo esto que estamos viviendo, que
es muy fuerte, y que ha habido un cambio en mí: noto que quiero valorar y jugar y querer más, ser cada vez más libre.

¿En el teatro? Lleva entregada a él los últimos años…

Ha sido por los proyectos y personajes que me han ofrecido, que me han gustado más. Son mejores que en cine, donde hay menos y son menos interesantes. También es verdad que era una asignatura pendiente, quería hacer más y seguir aprendiendo. Aunque uno trabaja con el mismo instrumento, que somos nosotros, las teclas que tocas y la manera son diferentes.

¿Ha sentido en algún momento haber pagado un peaje por su pasado de niña actriz?

A veces, es un peso más que una presentación. Cuando has hecho películas como las que yo hice, la gente te mira con lupa, parece como que te van a estar examinando siempre. Por suerte, ya lo superé hace años, pero sí que he pensado que, en ocasiones, ha habido personas que no han querido ver en mí esa segunda oportunidad. Otras veces, en cambio, mi pasado me ha ayudado.

Con abrigo de lana con detalle de flecos, top plisado y falda larga, todo de GIORGIO ARMANI.
Con abrigo de lana con detalle de flecos, top plisado y falda larga, todo de GIORGIO ARMANI.Antártica

Nueva York es su otra mitad…

¡Llevo un año sin ir y ya la echo de menos! Sí, desde hace muchos años convivo entre Nueva York y Madrid, y para mí representa la libertad. Cuando no he estado trabajando, me he ido allí. Es una ciudad tan apasionante y tan bonita, con una mezcla tan brutal de todo, donde ver y hacer tantas cosas… Es muy estimulante.

¿Cómo se construye una vida entre dos continentes?

Se ha construido fácil… Empecé viviendo allí, luego decidí que quería volver y la cosa se fue dando bien y natural. Fue un tipo de vida que mi pareja y yo aceptamos. Y no me parece tan malo, me he acostumbrado a vivir, a veces, sola y, a veces, con la otra persona. Hasta lo encuentro más enriquecedor. Además, llevo toda la vida echando de menos y eso también es muy bonito. Quizá cuando tuvimos a nuestra hija se complicó un poco más… Me preguntaba: «¿Qué vida le voy a dar yendo y viniendo?». Y de pronto me dije: «Le daré mi vida». Mientras lo haga con cariño.

Si nieva en Benidorm, cualquier cosa es posible defiende la película. ¿También que la llamen para hacer comedia?

[Risas] ¡Por supuesto! He hecho muy poca y me ha encantado. Lo voy a decir otra vez, a ver si a base de repetirlo… ¡Quiero hacer comedia!.

* Estilismo: Paula Delgado. Maquillaje y peluquería: Paula Soroa (Ten Agency). Agradecimientos: Room Mate Oscar Hotel. Pza. de Pedro Zerolo 12, Madrid. Tel.: +34 917 01 11 73 (www.room-matehotels.com/es/oscar).

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