Audrey Hepburn

16 veces que Audrey Hepburn llevó un sombrero mejor que nadie

La actriz es uno de los grandes referentes de la moda del siglo XX. Ahora se edita el libro Audrey Hepburn in hats (June Marsh, Reel Art Press) que repasa sus lecciones de estilo empezando por la cabeza.

  • Foto: The Kobal Collection. The Reel Art Press.

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    Una cara con ángel (Stanley Donen, 1957). Para esta nueva versión del cuento de La Cenicienta con los escenarios de la moda como paisaje, Audrey Hepburn volvió a contar con el genio creativo de Givenchy que la transformó en modelo de alta costura, sombreros incluidos, siguiendo el dictado del chic francés.

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    Para la revista Life, la actriz protagoniza un extenso reportaje de la mano del fotógrafo Howell Conant en 1962. Sus fotografías con diferentes sombreros que parecen salidos de un cuento fantástico o de la imaginación de un pintor surrealista la coronan como la mujer más deseada por los diseñadores y estilistas de todo el mundo.

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    Como robar un millón y… (William Wyler, 1966). Para esta comedia sofisticada –con robo incluido-, Audrey Hepburn ampliaba su lista de diseñadores, entre otros, el vanguardista André Courrèges y sus sombreros de formas espaciales diseñados para un próximo viaje con destino a la luna. Hepburn abrazaba la nueva ola.  

  • Foto: The Kobal Collection

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    En Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961). La protagonista de la novela de Truman Capote, la señorita Holly Golitghtly, en su adaptación cinematográfica nos dejó algunos de los sombreros más recordados (y envidiados) de la historia del cine, como éste que lucía para su visita semanal a la prisión de Sing Sing para recibir el “parte meteorológico” del gánster Sally Tomato.

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    Charada (1963) Aunque Jackie Kennedy, en su reinado como primera dama en la Casa Blanca, hizo de los sombreros Pillbox una de sus señas de identidad, Audrey Hepburn se convirtió en una de sus mayores competidoras y fuente de inspiración para la señora Kennedy. Mr. Famous, su inseparable yorkshire terrier, se convertiría en pieza clave de su look.

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    Para su debut en los escenarios de Broadway Audrey Hepburn se convirtió en la heroína de la novela de Colette, Gigi, la quinceañera cuyo destino pasa en convertirse en cortesana siguiendo la tradición familiar.

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    En la portada de Harper’s Bazaar. El genio Richard Avedon y el rostro de Audrey Hepburn crearon una de las portadas más recordadas de la década de los años cincuenta. La actriz confirma su estatus como icono de estilo jugando con todos los extremos de la moda.

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    Encuentro en París (Richard Quine, 1964). Otra vez Givenchy era el encargado de coronar la cabeza –y resto del cuerpo– de su actriz preferida y sin duda, su mejor modelo. En la película Hepburn se reencontraba con su antiguo amor, el actor William Holden, en una comedia que acabó pasando con más pena que gloria.

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    Guerra y paz (King Vidor, 1956). La actriz dejó por un tiempo los diseños contemporáneos de Givenchy y de la diseñadora cinematográfica, Edith Head, para trasladarse a la Rusia decimonónica y los vestidos estilo Imperio importados de la corte napoleónica.

  • Foto: Collection T.C.D. The Reel Art Press.

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    El enlace del chic francés y el glamour hollywoodense quedaba santificado con este sombrero-pompón que la actriz exhibe en la película Desayuno con diamantes en uno de los momentos más emotivos: su reencuentro con su protector y marido, el maduro veterinario interpretado por Buddy Ebsen.

  • Foto: Collection T.C.D. The Reel Art Press.

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    Desde los años cincuenta hasta el final de la carrera Audrey Hepburn gozó de la complicidad de fotógrafos y editores de moda que la convirtieron en reclamo gráfico del papel cuché. Su rostro iluminó las principales publicaciones como valor seguro a la hora de presentar colecciones o como icono de estilo.

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    My Fair Lady (George Cukor, 1964). Su encuentro con el diseñador y fotógrafo Cecil Beaton produjo algunas de las mejores secuencias de su carrera. Beaton moldeó su imagen en las revistas como si se tratara de la princesa heredera de alguna casa real. Los sombreros victorianos cnunca encontraron mejor cabeza.

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    Audrey Hepburn. Harper’s Bazaar. El genio de un fotógrafo como Richard Avedon y el rostro de Audrey Hepburn crearon una de las portadas más recordadas de la década de los años cincuenta. La actriz confirma su estatus como icono de estilo jugando con todos los extremos de la moda.

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    Sabrina (Billy Wilder, 1954). Después de su triunfo con la película Vacaciones en Roma, la actriz confirmaba su estatus de estrella con la ayuda del diseñador francés Hubert de Givenchy que se convierte en su modisto fetiche y encargado de vestir, de los pies a la cabeza, a uno de los rostros más fascinantes del cine.

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    Charada (Stanley Donen, 1963). Audrey Hepburn demostró que en cuestiones de estilo podía ser la mujer más elegante con una sencilla gabardina y un pañuelo sobre la cabeza   tratando de huir por las calles de París de su oponente, el actor Cary Grant.

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