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En busca del equilibrio entre nuestra vitamina D y el protector solar

Hablamos con expertos sobre la relación entre la exposición al sol con protección y la síntesis de la vitamina D.

Dos bañistas se embadurnan crema solar en 1935.
Dos bañistas se embadurnan crema solar en 1935.getty images
Javier Caballero

Al entrar en una farmacia en los países escandinavos, lo primero que llama la atención es que, en la mayoría, te reciben estanterías a rebosar de suplementos de vitamina D. Si se tiene en cuenta que al menos el 80% de su producción en nuestro cuerpo depende del sol, y que las noches en invierno en esa latitud llegan hasta las 18 horas, se evidencia su necesidad.

En España, donde las horas de luz oscilan entre nueve y 15 durante todo el año, parecería extraña esta necesidad. Y, sin embargo, los estudios apuntan a que nuestros niveles de vitamina D se asemejan a los de los países nórdicos. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, hasta un 40% de la población menor de 65 años sufriría déficit de esta sustancia (menos de 20 nanogramos por mililitro de sangre), cifra que se elevaría al 80% en la siguiente franja de edad.

La falta de vitamina D conlleva numerosos efectos negativos. Por ejemplo, se necesita para absorber nutrientes en el intestino como el calcio, fundamental para la salud ósea. Y la carencia del calcio puede desembocar en enfermedades como la osteoporosis, que debilita los huesos y se rompen con más facilidad. En niños, puede causar raquitismo, una enfermedad rara que ablanda la estructura ósea. Otros trabajos apuntan a una posible relación con la diabetes, el colon irritable o la esclerosis múltiple.

¿Los motivos de esta escasez vitamínica? Para Leticia Carrera, directora del centro Felicidad Carrera, están claros: «Estamos más concienciados y nos protegemos más del sol, la pigmentación de nuestra piel bloquea los rayos UVB y en nuestra alimentación no incluimos la cantidad necesaria de pescado azul, lácteos enteros, huevos e hígado». Una de las posibles soluciones pasaría por la suplementación. «Valdrían como alternativa, siempre y cuando sean de vitamina D3», aclara Carrera.

Otras voces se plantean buscar el equilibrio entre la protección y una exposición que no bloquee la producción de vitamina D. De hecho, para que nuestra piel sintetice la cantidad necesaria no hace falta que la radiación se prolongue. «Con exponer el 25% de nuestro cuerpo durante cinco minutos al día basta», asegura la doctora Lorea Bagazgoitia, especialista en Dermatología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo. «La recomendación debe ser utilizar protector solar, sombrero o ropa UPF (con factor de protección solar), en especial entre las 11:00 y las 17:00. Entre el sol que recibimos en las horas no puntas y nuestra imperfección al usar los fotoprotectores, el cuerpo recibe suficiente UVB para sintetizar la vitamina D». E insiste en la importancia de escudarse ante los rayos UV: «Reduce el daño en la piel, previniendo las quemaduras y el cáncer de piel».

Los otros beneficios que bloquea la crema solar

Para el dermatólogo Richard Weller, los suplementos no bastan para cubrir todas las reacciones que pone en marcha la luz solar. «El número de trabajos que evidencian que la radiación promueve más actividad saludable que la vitamina D no deja de crecer», afirma. El profesional señala su trabajo reciente desarrollado en Alemania. En él, demostró que la radiación UVA reduce el nitrato (NO3) presente en nuestra piel a óxido nítrico (NO). Éste se esparce al sistema circulatorio, relajando las arterias y reduciendo la presión sanguínea. «Si miramos los datos de la Organización Mundial de la Salud, una presión alta es la causa principal de muerte prematura y enfermedades en el mundo», afirma Weller.

En el mismo trabajo, probaron que los beneficios del NO no se quedan ahí. «Hemos probado que los UV pueden reducir tanto la obesidad como la tendencia a padecer diabetes con pruebas en ratones», destaca el doctor. «Los deportistas de élite también se desempeñan mejor cuando liberan más NO generado por el sol tras consumir suplementos de nitrato».

Weller, tras estos descubrimientos, afirma encontrarse en una encrucijada. «¿Debo apostar por una piel saludable en detrimento de la salud general? ¿O hay alguna forma de obtener los beneficios del sol sin dejar de protegernos de los indudables daños que ocasiona?». La respuesta, afirma, está en la investigación. «Con estas revelaciones, se está trabajando en el desarrollo de protectores que reproduzcan la síntesis natural de vitamina D y NO, y bloqueen a su vez la radiación dañina».

El secreto para conseguir estos fotoprotectores está en ingredientes que se están investigando en la actualidad, y cuyos descubrimientos el dermatólogo promete publicar pronto. Por el momento, ha lanzado su propia línea, Relaxsol, con la que asegura haberlo conseguido. Hasta que otros estudios lo confirmen y se desarrolle esta nueva generación de cremas solares, los expertos recomiendan seguir apostando por una protección adecuada. «Hay muchos casos de melanomas en pacientes con déficit de vitamina D. Esto es porque la exposición solar, aunque no sea excesiva, puede causar daño. Es mejor protegerse», aconseja Leticia Carrera.

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