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Sí, el cabello también se oxida pero, descuida, te contamos cómo evitarlo

Que la piel se oxida lo sabemos, y también sus consecuencias en forma de manchas y arrugas. Lo que teníamos menos claro es que la melena también lo hace, y en verano más.

cabello
Getty Images (Getty Images/Cavan Images RF)

Huyamos del mito “pelo verde por culpa del cloro”: Un cabello oxidado no cambia solo de color (ni tira solo a verde). Eso por un lado. Y por otro el cloro no es el responsable. En realidad, y como explica Valeria Costa, experta en recuperación capilar de Aquarela Peluqueros, “cuando está expuesto al sol, a la contaminación, al uso abusivo de aparatos eléctricos o a los tintes y decoloraciones sufre un proceso de oxidación que produce cambios de color en la fibra. Se trata de una reacción natural que altera los pigmentos, independientemente de si es teñido o no, y el resultado presenta un tono oxidado naranja, amarillo o rojo”. Pero hay más. Para la dermatóloga Sara Carrasco, de la clínica Dermatología Integral, “la fibra se vuelve más porosa, quebradiza y el cabello más fosco. Un pelo natural resiste bien a la oxidación, pero cuando ha habido tratamientos de decoloración, si no lo protegemos adecuadamente el desastre está garantizado”, explica la experta.

Aquí van algunas claves para mitigar los daños, sobre todo de cara al verano:

No decolores el pelo antes de las vacaciones. Si a la oxidación natural le añadimos la obtenida por decoloración, estaremos multiplicando los efectos, cuenta la Dra. Carrasco.

Protégelo del sol. Después de la decoloración, es el segundo culpable de la oxidación. “Lo más práctico es utilizar sombrero, para proteger también el cuero cabelludo, pero también están los protectores solares capilares con filtros UV (los hay en aceite, spray, fluido, etc.), y como los de la piel, deben ser reaplicados durante el día”, añade Sara Carrasco.

Usa productos sin sal y un champú matizante. Según Valeria Costa, elige una gama de lavado sin sulfatos para que no empeore el proceso de sequedad de la fibra, y “una vez a la semana, aplica una mascarilla hidratante durante al menos 30 minutos para aportar agua y así frenar la porosidad y mantener el color. Además, los champús matizantes son una opción perfecta para mantener o revitalizar el tono más tiempo; existen varias tonalidades, y su elección depende del color que se desee”.

Sé fiel al acondicionador. “Así como el champú abre la cutícula para limpiar, el acondicionador la sella tras el lavado. Este producto hidrata y protege la hebra para que no se vuelva porosa, y también cuanto más hidratado esté el cabello, menos posibilidades hay de que el tono cambie”, dice Valeria.

Enjuaga con agua fría. “Ayuda a preservar el color y a evitar la oxidación, pues favorece la circulación sanguínea del cuero cabelludo al llevar más oxígeno a la raíz, y también sella la cutícula, manteniendo la humedad”, cuenta la directora de Aquarela Peluqueros.

Agua mineral antes de ir a la piscina. Aclaremos qué ocurre con el cloro: como explica Valeria, “debido a sus fuertes componentes químicos es uno de los mayores enemigos de la melena, porque retira los aceites naturales dejándola seca y frágil, un escenario perfecto para la oxidación. Para evitarlo, moja en agua mineral antes de entrar en la piscina y cuando salgas lava inmediatamente con un champú sin sal y acondicionador”.

El rubio verdoso no es por el cloro. “El cloro es un gas halogenado, y es amarillo. El tono verde se debe al cobre pentahidratado (CuSO4), que se encuentra en los antialgas y antifúngicos usados en las piscinas; cuando se agrega cloro para desinfectar el agua, el cobre se oxida y ya tenemos el causante del temido color verde. Si tu pelo está oxidado, el cobre se absorberá con más facilidad, y si el pH de la piscina es más ácido, aumentamos el riesgo también”, argumenta la Dra. Carrasco.

Descansa de herramientas de styling. Abren la fibra y la vuelven más porosa, así que mejor dejar secadores y planchas para la rentrée.

Evita geles con alcohol. Los cabellos dañados presentan más agujeros en su cutícula y absorben más los elementos externos, así que hay que olvidarse de geles, ceras y espumas con alcohol.

Come bien. Si tu dieta es rica en verduras y frutas, será rica también en antioxidantes y betacarotenos, elementos que hacen que tu fibra sea más fuerte y resistente a la oxidación, como añade la dermatóloga.

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