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Por qué somos incapaces de dejar de acumular cosas

Los estudios señalan que se trata de una mezcla entre la pereza por ordenar y el impacto cultural y psicológico de cada persona a la hora de intentar dar segundas y terceras oportunidades a los objetos personales.

desorden

Quien haya hecho una mudanza entenderá el sentido de la frase “no sabes lo que tienes hasta que te mudas”. Las mudanzas son ese punto de inflexión en el que analizamos si realmente merece la pena guardar todo lo que tenemos o si en el fondo nos hemos dejado llevar demasiado por los “por si acaso” y por la nostalgia. Aunque quizás la clave está precisamente en esperar demasiado en hacer limpieza y dejarlo correr hasta que llega algo inevitable como un cambio de casa.

No obstante, parece que la procrastinación tiene mucho que ver con nuestro problema para acumular cosas sin sentido. Esa era la conclusión a la que llegaban investigadores de la Universidad DePaul en Chicago, en un trabajo basado en entrevistas a tres grupos de adultos sobre acumulación y calidad de vida. Los mismos llegaron a la conclusión de que el problema no está tanto en aferrarse a los objetos por una cuestión de apego, sino en que “ordenar artículos y desechar algunos de ellos es una tarea que muchas personas consideran desagradable y tratan de evitar”. Al menos hasta que resulta inevitable.

La cuestión de fondo es que acumular sin pararse a hacer una limpieza de cuando en cuando, acaba sobrecargando el hogar, o el lugar de trabajo, lo que lleva a un inevitable desorden. Con esta premisa, los investigadores quisieron dar un paso más allá y evaluaron si la acumulación de cosas impactaba en el bienestar de las personas, observando que, de hecho, un hogar atestado puede provocar estrés.

Igualmente, este mismo trabajo señala que vivir rodeado de cosas que en el fondo ya no queremos nos afecta de forma diferente según nuestra edad. En este sentido, el trabajo concluía que la frustración a causa de la acumulación incrementaba con la edad, siendo los adultos mayores de 50 años los que más relacionaban los problemas de acumulación con su insatisfacción personal. También observaban que por géneros, la acumulación y el desorden afectaba de forma más intensa al bienestar de las mujeres.

La perspectiva psicológica

Si bien este estudio analiza solo ciertos factores a tener en cuenta en nuestra tendencia de acumular cosas, lo cierto es que también depende del tipo de persona, o incluso del tipo de sociedad. En el caso español, Amaia Elías, diseñadora de interiores y experta en el método Marie Kondo, opina que “la tendencia a acumular viene de generaciones atrás, del por si acaso de nuestras madres y abuelas”, que tenían que vivir con menos y sacar más partido a todo lo que tenían. Algo que ya no encaja con nuestra sociedad de consumo, aunque suponga otros problemas añadidos. Del mismo modo, la experta señala que “los españoles tendemos a tener mucho apego a nuestras cosas. Culturalmente tirar es algo está mal visto”. Otro ejemplo es guardar algo que no queremos porque nos lo han regalado. “Rechazar o cambiar un regalo es de mala educación. Pero tenemos que aprender que las cosas no son para siempre y que, por cambiar un regalo por otro, que realmente te genera felicidad, no estás haciendo nada malo, al contrario, lo utilizarás muchísimo más”.

Por su parte Xavier Savín,  como psicólogo pone el acento en la parte emocional, agregando que “tirar es lo mismo que deshacernos de algo de manera definitiva, se trata de un punto de no retorno, una vez hecho ya no hay vuelta atrás, y eso no nos gusta. Solemos tomar decisiones teniendo en cuenta que en caso de equivocarnos podamos volver al punto de partida”, y por eso tirar nos genera mayor ansiedad. Asimismo, en lo que se refiere a las diferencias según tipo de personalidades, el psicólogo expone que “hay quienes prefieren evitar los cambios y quien busca nuevos estímulos continuamente. En función de si somos de los primeros o de los segundos tendremos tendencia a ‘rescatar’ nuestra ropa vieja o mantenernos fieles a lo que nos ponemos últimamente”.

Un factor en nuestro estrés

Respecto al hecho de que acumular cosas se asocie a un factor de estrés, parece que existe mucho más consenso entre los especialistas. Volviendo al ejemplo de la mudanza, Xavier Savín explica que el estrés que genera este momento de nuestras vidas no solo se debe al propio hecho de hacer y llevar cajas, sino que también se vincula al de enfrentarnos con nuestros objetos del pasado.

“La mudanza es una de las situaciones que más estrés puede generar y eso es en gran medida por la obligación en ese momento de enfrentarnos de nuevo a estímulos (en forma de fotografías, apuntes, libros, ropa) relacionados con un pasado con el que no siempre nos sentimos bien”. Es por ello que el orden en este caso tendría un sentido en nuestro bienestar emocional, ya que “aprovechar este momento para deshacernos de todo aquello que vinculamos a emociones desagradables nos permite ‘limpiar’ nuestro futuro hogar de todo aquello que favorece las emociones desagradables”.

En la misma línea, Amaia Elías aporta que “el 80% de las personas que aplican el método KonMari buscan un cambio en su vida. Quieren poner en orden no solo su casa sino su vida”. De forma contraria,  “lo peor de acumular es perder dentro de tu desastre cosas que realmente importan”, lo que nos lleva a generar ansiedad cada vez que no encontramos lo que realmente sí usamos. De hecho, según esta experta, “no somos conscientes ni del 30% de nuestras pertenecías”.

Aprender a no acumular

Mónica García, coach de liderazgo personal y profesional, insiste en que el primer paso para dejar de acumular es analizar por qué lo hacemos. Si realmente sentimos tristeza al despedirnos de nuestros objetos del pasado, o solo es una cuestión de pereza para sacar un rato y hacer limpieza de armario. Por ello, el primer paso será “observar cuál es la verdadera razón por la que compras o acumulas algo, y si tiene un componente emocional, encontrar otras formas de gestionar tu estrés”. De la misma forma, es tan importante el momento de tirar, como el de comprar. “Cuando salgas a comprar, hazlo de forma intencionada y nunca para aliviar una emoción, evadirte o como diversión o pasatiempo”. Igualmente, puede ser una buena idea conjugar ambos verbos: deshacerse de algo que ya no usas, antes de adquirir algo nuevo para tu estantería, cajón o armario.

Por último, la experta explica que para sentirnos preparados para dejar de acumular, a veces es necesario hacer una reflexión más profunda. Y es que en ocasiones acumulamos por el simple miedo a quedarnos sin nada. O incluso para rellenar vacíos que parecen menos evidentes en el desorden personal. “Elige alimentar o desarrollar una mentalidad de abundancia, hay suficiente y en cada momento tendré lo que necesite”, resume Mónica García.

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