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¿Por qué la cosmética natural apuesta por los ingredientes locales?

Para estas firmas, la proximidad se ha convertido en un factor determinante para que los productos conserven la eficacia y la calidad de sus beneficios.

cosmetica natural
getty images

Los extractos vegetales que usan las firmas de cosmética natural “son muy sensibles a la luz y al oxígeno. Cuanto menos tiempo transcurra entre la obtención de los ingredientes y su uso, mucho mejor”, considera Carmen San Martín, catedrática de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra. “Si un principio activo se oxida y degrada, no podríamos lograr un cosmético de calidad. Obtenerlo de productores cercanos, incluso reservando la compra antes de la cosecha, asegura las mejores condiciones”, añade Hugo A. Villar, creador de la firma Ajedrea, radicada en Granada. Villar presume de tener “más del 20% de las especies de flora de toda la Península en un radio de 50 km.”, lo que le permite trabajar casi exclusivamente con recursos locales. “Hay materias, como el aceite de argán, que sí tenemos que exportar, pero investigar constantemente con lo que se produce en nuestra región nos permite saber cada vez más sobre ello y aprovecharlo mejor”.

Si bien en Granada se enfatiza su biodiversidad, en otras regiones es su singularidad y aislamiento. Es el caso de Islandia. La calidad y pureza de sus recursos naturales endémicos permitió el desarrollo en la isla de los primeros serúm con flora tratada mediante bioingeniería. Lo logró la firma Bioeffect, cuyo principio activo principal se obtiene de la purificación de semillas de cebada, “un ingrediente extremadamente delicado, por lo que necesitamos poder verificar la calidad del proceso en todo momento”, explica el doctor Björn Övar, su fundador. “Hacerlo fuera de Islandia podría comprometer la calidad, textura y eficacia del producto”.

“La preservación de lo natural en los productos está subestimado”, añade Sarah Kugelman, creadora de Skyn Iceland, cuyas cremas también se elaboran con ingredientes islandeses. Un clima frío es el mejor conservante. Lo saben en Bregenzerwald, el pequeño pueblo alpino donde nacen los productos de cosmética natural Susanne Kaufmann. “Evitar largas rutas de transporte es básico, incluido el proveedor del envase”, explica la propia Kaufmann.

Esta firma nicho permite a sus clientes visitar el proceso de producción, basado casi íntegramente en la región montañosa. “Nuestro secreto es la combinación de diferentes principios activos, que se obtienen en laboratorios cercanos. Es como el buen vino, porque no solo se trata de la obtención, sino también de la manipulación y mezcla de esos ingredientes hasta obtener el resultado final”, prosigue. Esto también incide en la huella ecológica. “Para una cosmética ecológica real, hay que reducirla al máximo en todo el proceso, de la elaboración a la venta”, dice Villar, que trabaja solo con cultivos ecológicos certificados.

Además, el impacto en la economía local es importante. “El trabajar con proveedores locales, agricultores, cooperativas de mujeres, la Cámara de Comercio… permite relaciones cercanas y duraderas”, explica Kugelman. “Nuestra firma no sería la misma si cada ingrediente viene de un punto diferente del planeta”.

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