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Pequeños desastres, grandes soluciones

Rectificar es de sabios, también cuando los errores se cometen con brocha o tijeras. Y, por complicado que parezca, los expertos tienen soluciones para casi todo.

Pestañas
Cordon Press

EL PELUQUERO SE HA PASADO cinco centímetros con las tijeras

Armarse de paciencia hasta que el cabello vuelva a crecer es una opción. Usar extensiones de cabello natural es otra. A medio camino están las artificiales. «Las extensiones de cortina tienen ahora mucha más calidad, son fáciles de poner y quitar y sus precios son muy asequibles», explica Óscar Martín, responsable técnico de la Academia Ask, que recomienda Magic Hair de Schwarzkopf. «Si no, se puede recurrir al socorrido moño bajo o al sombrero para disimular el desastre en un momento determinado con un toque de estilo», apunta Isaac Salido, director artístico de Aveda.

UNA CEJA más depilada que la otra

Parar a tiempo es la clave; intentar igualar ambas, el camino más rápido hacia el desastre. «Semejante desaguisado necesita cierto tiempo de reparación; se tiene que redibujar la ceja de nuevo e ir reestructurándola paso a paso», explica Raquel Rodrigo, terapeuta de Aveda Madrid Life Style Salon&Spa. Primero hay que dejar crecer la zona demasiado depilada y, al mismo tiempo, arreglarla semana tras semana. Así se consigue una forma más natural. Si se necesita salir del apuro de manera instantánea, se puede corregir con un lápiz de cejas. ¿Y a los que se les ha ido demasiado la pinza y el vello ya no les crece? «La única alternativa es la micropigmentación, como remedio permanente y no natural», comenta la experta.

EXCESO de perfume

Este problema tiene una solución que no pasa obligatoriamente por darse una ducha. «La forma más sencilla de disimular el olor excesivo de un perfume es aplicar una crema corporal sin fragancia en las zonas de la piel donde se ha aplicado. Consigue cubrirlo», explica Trudi Loren, nariz de DKNY. Si la fragancia gusta pero se quiere rebajar su intensidad, basta con agregar un poco de alcohol, diluye el perfume. Pero hay que tener cuidado porque reseca la piel.

UN FLEQUILLO demasiado corto

El camino que parece más sencillo –las extensiones– no disimula bien el percance. Isaac Salido, director artístico de Aveda España, propone sacar un doble flequillo. «Hay que coger una mayor cantidad de cabello, unirlo al flequillo y desfilarlo. Así da la impresión visual de que está más largo y probablemente favorezca más», explica.

UNA UÑA ROTA con la manicura en rojo

La vía minimalista consiste en retirar el esmalte, limar las uñas hasta la longitud que establece la rotura y pintarlas en tonos maquillaje hasta que crezcan de nuevo. Si hablamos de situaciones de emergencia, los parches de uñas son todo un invento. Se trata de pegatinas que se pueden conseguir en el mismo color del esmalte y en un momento de apuro sirven tanto para unir como para disimular. Aunque requieren lima para los bordes.

UN TONO de pelo más rubio del que se quería

El exceso de coloración nunca se arregla tiñendo de nuevo. En los salones, lo primero que hacen es aplicar un tratamiento reparador. «Toca prepigmentar el cabello, es decir, devolverle de forma artificial los pigmentos que se han retirado con anterioridad. Así, el color que aplicamos encima no solo queda bonito, sino que es más estable y no desaparece con los lavados», explica Óscar Martín, responsable de la Academia Ask.

UN TATUAJE permanente

Acabar con ese delfín en el tobillo no es fácil, pero tampoco imposible. «Para eliminar un tatuaje de manera definitiva hay que tener en cuenta la profundidad a la que se encuentran los pigmentos, su calidad y los colores que se han aplicado», explica el dermatólogo Fernando Ordás, director de Clínica Ordás. Cada color necesita un láser distinto que hay que emplear con pericia para conseguir buenos resultados. La eliminación definitiva puede llegar a requerir hasta 10 sesiones y es necesario dejar intervalos entre cuatro y seis semanas.

UN ROSTRO enrojecido después del láser

Por poco invasivos que sean, todos los tratamientos con láser acaban en cara roja. Y eso no es fácil de disimular solo con la base de maquillaje, requiere un esfuerzo mayor, un primer y un buen corrector. «Para camuflar un rostro muy irritado se puede emplear un preparador en tono amarillo pálido antes de aplicar la base. La combinación de ambos colores hace que la piel adquiera el color perfecto», explica Baltasar G. Pinel, senior artist de MAC.

ABUSO DEL autobronceador

Es un producto que exige habilidad y destreza en la aplicación. Y sí, las menos habilidosas acaban con manchas o ronchones oscuros. «Para suavizar el tono o reducir la intensidad de las manchas, lo mejor es exfoliar suavemente el área», explica Baltasar, de MAC. Hay que olvidarse de utilizar una capa muy gruesa de maquillaje para solucionarlo porque se puede conseguir el efecto rebote y quedarse con la cara gris.

DEMASIADO maquillaje

Pecar por exceso y subir demasiado el tono en busca del bronceado perdido son errores comunes. Aunque se le puede echar la culpa al espejo mal iluminado. ¿La solución? «Touch Up Stick de Bobbi Brown, una barra para retoques exprés», apunta Rubén Acosta, director artístico de la firma en España. «Hay que aplicarlo con las yemas de los dedos. Minimiza y anula los tonos que destacan demasiado y los iguala con el color exacto de la piel», explica el experto.

PALABRAS MAYORES

Rellenos encapsulados, implantes mal hechos, exceso de bótox, pómulos de diferentes tamaños… Las intervenciones estéticas pueden tener un final inesperado, de esos que ponen los pelos de punta. Pero también para estas crisis hay remedios.  Igualar los tamaños. No es infrecuente que tras un implante de mamas, por ejemplo, estas no se parezcan entre ellas o queden en diferentes posiciones. «El tipo de implante, la habilidad del cirujano o la propia fisonomía de la paciente influyen a la hora de que los dos implantes acaben con una apariencia distinta», explica el doctor Javier Mato. La solución pasa por intervenir de nuevo la mama que ha quedado más diferente para reposicionarla. A veces simplemente requiere ajustar el bolsillo en el que se aloja el implante.

Esencial, elegir bien el material. Aunque los rellenos permanentes están prohibidos en España, muchas mujeres arrastran implantes anteriores que se han encapsulado, como los rellenos de silicona líquida en los labios. «Este caso se puede arreglar de dos maneras: una es inyectando de forma cuidadosa corticoides que disuelvan esos materiales; la otra consiste en realizar resecciones del tejido entero», explica Javier Mato Ansorena, director de las Clínicas Mato Ansorena. Pero lo mejor es preguntar antes de someterse a cualquier tipo de intervención: «Hay que informarse de qué rellenos se van a usar, cuáles son sus contraindicaciones y, en caso de que las haya, que el médico explique cómo se solucionarían para que el paciente tenga toda la información antes de decidirse».

Confiar en el tiempo. La reacción natural ante una catástrofe estética es intervenir de nuevo. Pero, a veces, esperar los dos o tres meses que duran las infiltraciones suele ser, en muchos casos, la alternativa más inteligente a unos rellenos mal puestos o a un bótox que no ha ido como se esperaba. Mientras tanto, se puede confiar en el maquillaje con efecto lifting para disimular descompensaciones en el rostro.

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