_
_
_
_
_

Mira tus ‘stories’, te pone ‘me gusta’ pero no le interesas: esto es el ‘orbiting’

Que alguien vea todos tus estados y te inunde de likes no siempre quiere decir que tenga algún interés, sobre todo si ese contacto no se traslada a la vida real.

Después del 'ghosting' y el 'benching' llega el 'orbiting'.
Después del 'ghosting' y el 'benching' llega el 'orbiting'.Getty (Getty Images)

Las conversaciones por Whatsapp empezaron bien, pero las respuestas fueron cada vez más cortas y espaciadas. Dijisteis de veros para tomar algo pero, a la hora de la verdad, su agenda parece imposible. Sin embargo, cuando estás convencida de que esa persona no tiene ningún interés en ti, te llega una notificación en tu móvil. Un ‘me gusta’ en una foto de Instagram. Una reacción a un stories. Un comentario con una carita sonriente en una publicación de Facebook. ¿Significan realmente algo?

Los expertos ya le han dado un nombre a este fenómeno: orbiting. En palabras de la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía “el orbiting consiste en merodear por las redes sociales de una persona con la que, en principio, no queremos tener relación”. Es decir, se trata de personas que se relacionan con nuestras redes, pero no con nosotros.

El orbiting no es ni mucho menos el primer concepto novedoso creado en torno a las relaciones −o la falta de ellas− en las redes sociales. Hace años que muchos tuvieron que enfrentarse al ghosting, es decir, que esa persona desapareciera cual fantasma sin dar explicaciones, o al benching, fenómeno en el que la persona mantiene una cierta relación solo por internet para asegurar su lista de contactos, pero no termina de querer ir más allá en la vida real. Lo que ahora se denomina orbiting es una tendencia algo diferente.

“En el orbiting la persona corta la comunicación directa, pero sigue ‘orbitando’ dando likes en redes sociales, mientras que en el ghosting la persona desaparece definitivamente en todos los entornos, incluido las redes sociales”, aclara la también sexóloga Sonia García. Asimismo, la experta matiza que “con el benching te escriben de vez en cuando y te tienen en la recámara para cuando quieran, pero con el orbiting solo te dan dosis de apariciones vía redes sociales para que creas que esa persona te sigue teniendo en cuenta”.

¿Son culpables las redes o las personas?

La primera pregunta que debemos hacernos es si este tipo de conductas ya existían en el mundo analógico o si realmente la aparición de las redes sociales en nuestras vidas ha supuesto un cambio en el fondo y la forma de las relaciones personales.

“Las redes sociales se han convertido prácticamente en un medio de comunicación, pero con una base muy superficial y que permite que tener este tipo de comportamientos sea más sencillo que en un encuentro en persona”, analiza Sonia García. No obstante, antes teníamos que lidiar cara a cara con esa persona, y existía el temor de reencontrarla, ya que era común conocerse en un entorno conocido, y no en una red abierta a muchas posibilidades.  Pero ahora “es fácil desaparecer o hacer este tipo de crueldad psicológica como lo es el orbiting, cuando no tienes a la otra persona físicamente al lado”, insiste García.  “No se empatiza igual y no se conecta de la misma manera con sus emociones porque directamente no se le está viendo la cara”.

Por otra parte, las redes sociales han creado fenómenos nuevos y se ha convertido en una forma de ocio. Paseamos por las imágenes de otras personas y nos metemos en su vida personal de una forma mucho más abierta, directa y banal que antes. Por eso, según la sexóloga, también ocurre que “saber que la otra persona presta atención a nuestros likes nos puede hace sentir importantes e interesantes, nos gusta que nos dediquen tiempo y que nuestras conductas intencionadas no pasen desapercibidas”.

Parece claro que todos los ingredientes están servidos, pero no hay que olvidar que ya éramos crueles antes de que existieran las redes. “Las redes sociales han cambiado en parte la forma en la que nos relacionamos, y han aparecido algunos fenómenos nuevos, es cierto, pero principalmente han surgido modos nuevos de hacer lo de siempre…  Solo con más facilidad y a través de un móvil”, reflexiona por su parte Ana Lombardía.

¿Entonces no le intereso?

Por mucho que podamos entender que una persona se mete a ver todos nuestros estados de Whatsapp por puro aburrimiento o ganas de cotillear, o que da me gusta a nuestras fotos solo porque le ha gustado la imagen al hacer scroll, cuando esas conductas se unen, siempre nos queda la duda. ¿De verdad no hay ningún otro motivo más? Depende.

Ana Lombardía insiste en que es muy difícil poner una etiqueta única a un comportamiento cuando depende de las circunstancias de cada persona. Así, agrega que es cierto que, en ocasiones, el orbiting sí puede ser una forma de llamar la atención de una persona. “Se hace cuando queremos tener a esa persona disponible ‘por si acaso’ me interesa más adelante retomar el contacto. Consigo que siga pensando en mí, que me tenga en sus pensamientos y que piense que quizás, en algún momento, retomaré el interés por ella e iniciaré un contacto en la vida real. Es decir, es el tener un plan b o mantener a alguien en la recámara, de toda la vida”.  En este caso es cierto que hay un interés, pero obviamente no el suficiente.

Por otro lado, hay veces que este tipo de comportamiento no obedece realmente a una única razón, sino que pueden ser mero cotilleo, aburrimiento o algo puramente inconsciente. “Simplemente nos tiene en sus contactos en redes sociales y ve nuestros stories, igual que los que ve los de otras personas: por costumbre, por automatismo, para entretenerse, pero sin ninguna intención de llamar nuestra atención”.

Lo que parece claro en ambos casos es que esos contactos puntuales, si no pasan a algo más allá, no deben crearnos falsas esperanzas, ni mucho menos alimentar las películas de nuestra cabeza.

“Es importante no interpretar más allá de lo realmente tangible”, insiste Lombardía, que apunta que la clave está no solo en que una persona haga likes, sino en lo que nosotros interpretemos de los mismos. Por ello recalca que “un me gusta, un comentario o ver los stories de alguien no significan gran cosa si no van a acompañados de la intención de vernos, compartir una charla o realizar una actividad juntos”. De esta forma, la psicóloga reflexiona que, percibir el orbiting,puede ser buen momento para colocar a esa persona, a la que estamos dando prioridad en nuestra vida, en el lugar que le corresponde”.

Si todo esto nos empieza a generar cierta ansiedad lo mejor es silenciar las publicaciones de esta persona. Así, si realmente quiere tener un contacto, tendrá que preguntar y no solo nutrirse por las redes. Por su parte, Sonia García aclara que, si esa relación o juego realmente se ha vuelto algo tóxico o negativo, es mejor cortar por lo sano. “La recomendación es clara: bloquea a esa persona en redes sociales. Lo que está claro es que, si esa persona no responde tus mensajes y solo hace apariciones por redes sociales, no le interesas, lo único que le interesa es que sigas enganchada a él o a ella por engrandar su propio ego”. Algo así como tomarse en serio el lema de “aporta o aparta”, no solo con nuestros amigos y relaciones, sino también con los followers si hace falta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_