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Lo último en antiarrugas es una funda de almohada

Con óxido de cobre o fibras de celulosa. Prometen preservar la hidratación facial nocturna y evitar las ‘líneas del sueño’.

cover funda de almohada antiarrugas
Cordon Press

Hundir la cabeza en la almohada y permanecer así durante toda la noche genera una tensión prolongada sobre la piel que tira o empuja en una dirección perpendicular a la de los músculos faciales. El resultado de tanto frotamiento son líneas diagonales en las mejillas, otras verticales en la frente y multitud de patas de gallo. Para agravar la situación, la tela de la almohada (normalmente, de algodón o seda) actúa como un papel secante contra el cutis, absorbiendo toda su humedad y debilitando el colágeno. En esa situación de sequedad y arrugas forzadas, la piel termina por agrietarse. Y ahí es cuando se instalan las denominadas líneas del sueño, tal como sostiene el dermatólogo Nedim Sarifakioglu.

Para librarse de esas finas arrugas de dormilón hay varias estrategias. La más barata es dormir siempre boca arriba. Fabuloso si se es un faraón momificado. Difícil para el resto de los mortales dado que, a lo largo del sueño, el ser humano cambia varias veces de postura de modo inconsciente. La otra opción implica rascarse el bolsillo y apostar por ropa de cama con tecnologías textiles que suenan casi a ciencia ficción. Iluminage Beauty ya comercializa fundas de almohada y antifaces de Cupron, un material sintético de última generación a base de óxido de cobre. Este mineral, además de poseer propiedades antibacterianas, activa la renovación celular de las proteínas. Dicho de otra manera: agiliza el proceso de formación de colágeno por lo que, en teoría, no solo no provoca envejecimiento precoz, sino que rejuvenece.

Así es la almohada y el antifaz ‘Iluminage Beauty’.

Descubierta la guerra contra las líneas de sueño, ya hay más compañías que se lanzan a investigar en tejidos que eviten que nos apergaminemos mientras estamos en brazos de Morfeo. Dream Skin huye del cobre y apuesta por el JuveTex, un híbrido de celulosa y microfibras sintéticas semiimpermeable. Este textil no solo evita que la almohada ‘chupe’ la humedad de la piel sino que mantiene un agradable nivel de humedad facial durante toda la noche. Sus partidarios glosan los beneficios de esta tecnología incluso para tener una melena lustrosa.

Frente a tanta efusividad, la comunidad médica se muestra cauta. Incluso, muestra sus reticencias ante lo que entienden como reclamo publicitario. “La transpiración nocturna es un fenómeno fisiológico que también ocurre durante el día. Es cierto que por la noche se ralentiza pero aún faltan estudios independientes que evidencien que se puede actuar sobre el grado de humedad facial con un almohadón”, sostiene la dermatóloga Katy Eftekhar. “No niego que en un futuro podamos disponer de tejidos con características especificas y que nos puedan traspasar por vía cutánea principios antioxidantes e hidratantes, con efecto rejuvenecedor. Pero, hoy por hoy, no hay evidencia científica. El día que podamos disponer de este tipo de tejidos no solo se usarán como funda de almohada, sino también para la ropa”. De este modo su acción no se limitará a las arrugas nocturnas. Tal vez se pueda combatir la sequedad en otras partes del cuerpo o acelerar la curación de heridas a lo largo del día. Aún así, los expertos no creen que estos textiles sean perjudiciales para la piel. En el peor de los casos solo lo serían para el bolsillo.

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