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La trampa del zapato plano: abusar de él puede ser tan perjudicial como los tacones

Excederse con el zapato plano puede ser tan malo para nuestra salud como hacerlo con los tacones. Pero, atención, porque el tacón perfecto sí existe y sabemos cuánto mide.

¿Zapato plano o de tacón? Siempre se ha hablado de los problemas que puede causar en nuestros pies el uso de tacones, pero usar zapatos totalmente planos tampoco es la solución.
¿Zapato plano o de tacón? Siempre se ha hablado de los problemas que puede causar en nuestros pies el uso de tacones, pero usar zapatos totalmente planos tampoco es la solución.© Getty Images (Getty Images)
Eva Armas Gil

Ves las sandalias de la foto de arriba y piensas “¡Qué comodidad! Por fin hemos acabado con la tiranía de los tacones”. Afortunadamente, es así: las tendencias vistas en pasarelas y street style llevan temporadas demostrando que puedes vestir elegante y cómoda eligiendo unas bailarinas, unas alpargatas o unas zapatillas deportivas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y las apariencias pueden engañar, porque es probable que esa relativa comodidad que sugiere un zapato plano acabe generando una o varias dolencias en los pies, las pantorrillas e incluso las rodillas: “Muchas veces no le damos la importancia que tiene al calzado, la mayoría de las molestias en las piernas, las plantas del pie o el tendón de Aquiles, vienen por el uso de un mal calzado. Siempre se ha hablado de los problemas que puede causar en nuestros pies el uso de tacones, pero usar zapatos totalmente planos tampoco es la solución”, explica a S Moda Javier González, entrenador y director de JG Fitness Coaching.

Si bien es cierto que llevar tacones altos durante mucho tiempo es perjudicial y que en exactamente una hora, seis minutos y 48 segundos llevándolos –tal y como confirmó el Colegio de Podólogos del Reino Unido en un estudio con 2.000 mujeres– comienza a sentirse ese reconocido ardor en la almohadilla delantera y la tensión en el arco del pie. Algo parecido podría pasarnos yendo con calzado plano. ¿Por qué? Consultamos con varios expertos cuáles podrían ser las terribles consecuencias si abusamos de este último.

Apoyo en la zona del talón

El podólogo Fernando Martínez Merino explica que se debe «hacer una doble categorización de lo que se entiende por zapato plano, puesto que la realidad es que los pacientes confunden plano con fino o sin amortiguación. El zapato de suela mínima no es recomendable en ningún caso para el desarrollo de la vida normal, y solo en algunos deportes (danza, baile, etcétera) se convierte en una necesidad imperativa», puntualiza. Además de la altura del tacón, se debe tener en cuenta el aspecto de la suela que ejerce como punto de apoyo de todo el cuerpo. Según González, «lo idóneo es que tenga una suela ni muy fina ni muy rígida, para que aporte una correcta amortiguación y no sea el pie el que soporte totalmente el impacto de la pisada. Si usamos calzado totalmente plano, el pie no tendrá un buen apoyo en la zona del talón ni una forma adecuada para el arco del pie, provocando dolor tanto en los músculos como en los tendones del pie y estructuras cercanas a él». 

Una vez distinguidos estos dos aspectos, cabe destacar que «un buen zapato plano es aquel en el que sí existe una diferencia de altura entre la zona del tacón y de la parte anterior del pie, lo que se conoce como drop, y que puede ser beneficioso en muchos pacientes como los que presentan biomecánicas compensatorias por otras patologías o los que tienen retracción de la musculatura posterior de pierna o muslo, casos en los que tener un poco de tacón propicia que se desarrolle el mecanismo compensatorio de pronación que se realiza para poder doblar el tobillo mejor», desarrolla Martínez Merino. 

Ahora, si no se padece ningún problema diagnosticado en la musculatura y estructura de los pies, las piernas o los tobillos, abusar del zapato plano puede ser tan perjudicial como hacerlo de los tacones de 10 centímetros y, según los expertos, puede llegar a causar estas cinco lesiones, entre otras:

1. Osteoartritis: inflamación y desgaste de la articulación que está sobrecargada. Puede suceder en la rodilla o en el tobillo.

2. Fascitis plantar: inflamación y degeneración de la fascia, una red de tejido conectivo que va desde el hueso del talón hasta los dedos del pie.

3. Cambio de postura: hiperextensión de rodilla y/o cadera y anteversión de la pelvis que pueden generar una lordosis lumbar.

4. Arco caído: trastorno de la zona del puente que sufre en exceso al ir siempre plana. Se traduce con el tiempo en dolores al caminar.

5. Tendinitis: tensión en tendón de Aquiles, gemelos e isquiotibiales que se sobrecargan y sufren si se pasa de llevar tacón a calzado plano.

¿Cuándo?

Los expertos coinciden: en esta época y, sobre todo, tras las primeras semanas de verano, los casos de fascitis plantar y otras dolencias generadas por llevar calzado plano aumentan. Con el buen tiempo, guardamos el calzado de invierno que suele llevar unos pocos centímetros de tacón (aunque solo sea por diseño), y nos ponemos más bailarinas, sandalias y chanclas, que tienden a ofrecer suelas más finas y planas, así como menor sujeción en todo el pie. Así que el calzado plano, si es de calidad, no es perjudicial en sí mismo, sino que lo es sobre todo el cambio drástico y esa falsa idea de comodidad que nos hace caer en la trampa.

¿La solución? Realizar una transición paulatina y, sobre todo, invertir en calzado con buena amortiguación y agarre del pie. Además, y para deleite de las más presumidas, existe el tacón perfecto: mide solo 3,5 centímetros. Entre los expertos se conoce como «tacón sensato» y es ese que hace no pecar ni por exceso ni por defecto y que no cambia nuestra forma de andar ni la biomecánica de nuestro cuerpo.

Street Style - Dusseldorf - May, 2021
Streetstyleshooters (Getty Images)

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Sobre la firma

Eva Armas Gil
Graduada en Comunicación Audiovisual y Máster en Comunicación Editorial por la Universidad Carlos III de Madrid, ha dedicado su carrera a medios digitales especializados en belleza, moda y estilo de vida. Ha escrito en las ediciones españolas de AD, Glamour, Grazia y Harper’s Bazaar y, ahora, hace lo propio en EL PAÍS y S Moda.

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