_
_
_
_
_

Kobido, la técnica milenaria de masaje facial japonés efecto lifting que ha revolucionado los tratamientos de estética

Mejora e hidrata el aspecto de la piel, libera tensión muscular y combate el estrés y la ansiedad. Esta técnica ancestral de belleza se antoja, desde sus orígenes, como una de las más preciadas en la búsqueda del bienestar.

Cropped Hands Of Beautician Applying Facial Mask On Female Customer In Spa
Getty (Getty Images/EyeEm)

Buena piel es sinónimo de hidratación, cuidado, genética y, sobre todo, de salud. Mantener la mente sana es directamente proporcional a mantener el aspecto físico saludable. Y en circunstancias en las que el estrés y la ansiedad brotan, es indispensable buscar terapias y alternativas que equilibren cabeza y mente para conseguir, a partes iguales y con plena estabilidad, el bienestar físico y el psicológico.

Ya en el siglo XIV los samuráis, al volver de sus batallas, se sometían a terapias que les ayudaran a relajar la mente, potenciar su fuerza y calmar el espíritu. Una de las técnicas preferidas por estos guerreros era, además, el tratamiento más antiguo de Japón, el Kobido. Este masaje facial, que se remonta al año 1472, se convirtió años más tarde en la terapia predilecta de las emperatrices japonesas, primero, a modo terapéutico para paliar dolores y, después, también como técnica favorita para lucir un rostro bello, libre de imperfecciones y más rejuvenecido.

Pero a día de hoy la demanda del Kobido continúa siendo una de las más recurridas en los centros de estética, ya que los beneficios de este masaje, que también es conocido como lifting japonés sin cirugía, ha traspasado fronteras orientales.

“No hablamos de ese tipo de relax que podemos alcanzar con un masaje común. Si la persona que recibe el Kobido consigue poner la mente en blanco y simplemente se deja llevar por las sensaciones que va despertando cada fase del masaje, puede alcanzar un estado de bienestar emocional y físico increíble. Además, aporta luminosidad, firmeza y pulposidad al rostro sin necesidad de utilizar aparatología”, cuenta Mireia Olivet, esteticista titulada en lifting facial japonés de The Secret Lab, centro madrileño de belleza, salud y bienestar en el que se ofrece el tratamiento ‘The Secret Japan’, un método que combina el Kobido añadiendo palillos y rodillos de jade, con aromaterapia.

Tratamiento «The Secret Japan», un método que combina el Kobido añadiendo palillos y rodillos de jade.
Tratamiento «The Secret Japan», un método que combina el Kobido añadiendo palillos y rodillos de jade.The Secret Lab

Si bien hasta los años 80, el Kobido se mantuvo como secreto entre la realeza nipona, fue en esta década cuando conquistó Occidente. Hoy ya se ha alzado en todo el mundo como una de las fórmulas de éxito que ayudan a tersar la piel sin la presencia del bisturí en el proceso. Ayuda a alinear en plena armonía, rostro, espíritu y mente a través de una experiencia sensorial en la que se trabajan más 16 músculos diferentes de la cara y del cuello en 47 movimientos.

En tan solo una hora y media de tratamiento, se alternan desde masajes cervicales, exfoliaciones y estiramientos hasta presiones en puntos de acupuntura y diferentes maniobras que hidratan la piel, activan el sistema linfático y liberan energía y tensión acumulada en los músculos. El resultado garantiza no solo un rostro impoluto, suave y terso, sino también la evasión y una relajación profunda de la mente, combatiendo las consecuencias negativas del estrés, muy visibles en días de incertidumbre y tras situaciones de presión, como la preocupación coyuntural vivida a causa del Covid-19.

“La cuarentena ha causado alteraciones fisiológicas y físicas. Una de ellas, sobre el estado de nuestra piel. La incertidumbre, ansiedad o la preocupación se somatizan en ella, provocando la pérdida de luminosidad o deshidratación. Este desequilibrio ha dado lugar en algunos casos a la aparición de manchas en la piel, acné o rosácea”, explica Mireia.

Igualmente, también otros muchos factores son los que han aumentado la posibilidad de deteriorar el rostro, como la falta de oxigenación de las células de la piel provocado por el encierro, una menor producción de hormonas relacionadas con la felicidad y el bienestar, hábitos descontrolados de alimentación o, incluso, el uso de mascarillas. “Las células de la piel no reciben el oxígeno necesario para realizar sus funciones con normalidad, lo que provoca un desequilibrio en nuestra epidermis, favorece una mayor acumulación de suciedad por el bloqueo de los poros y, el roce de la mascarilla puede causar alteraciones en las pieles más sensibles”, señala la experta.

De esta forma el Kobido, gracias a sus técnicas y movimientos, ayuda a restaurar el equilibrio de la piel recuperando el oxígeno perdido y mejorando la circulación. Los movimientos más suaves y lentos activan el sistema linfático, drenan y relajan la piel; los más rápidos y enérgicos, por su parte, son los que reafirman y tonifican minimizando los signos del envejecimiento.

Un manjar de placer, desconexión y relajación que se recomienda hacer una vez por semana o, en su defecto, en las épocas del año de mayor presión, agobio o cansancio. Eso sí, Mireia advierte que no es apto para todos: “No es aconsejable sobre personas con erupciones, cicatrices internas o externas recientes. En aquellas pieles muy grasas, con acné o sensibles debe realizarse a un ritmo lento y con movimientos poco profundos”.

Si la belleza en Japón siempre ha sido y es espejo de salud, el Kobido es una de las técnicas ancestrales que más ayudan a seguir esta tendencia. Incluso en significado, su nombre lo deja claro: antiguo camino a la belleza. Un camino que, sin duda, se erige como un lujo para los sentidos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_