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Ivanka Trump en Colombia: radical corte de pelo, nuevas ambiciones políticas

La nueva melenita ultralisa de la asesora presidencial vista en su gira latinoamericana marca una ruptura de estilo y dice mucho de su ambición política.

Ivanka Trump en su visita a Colombia.
Ivanka Trump en su visita a Colombia.Getty (Getty Images)

En su labor de consejera presidencial, Ivanka Trump sigue acaparando protagonismo en su carrera política y ha aterrizado en Colombia en una gira que también la llevará por Argentina y Paraguay. Centrada en la labor de asesoramiento gubernamental en materia de empoderamiento femenino, la heredera acude invitada por la vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez, para «buscar alianzas estratégicas con EEUU y acompañamiento a programas de apoyo para mejorar las perspectivas económicas de las mujeres colombianas». Más allá de los asuntos políticos tratados en el viaje, la hija del presidente de EEUU ha desembarcado en su tour latinoamericano estrenando corte de pelo: una melenita plisada, recta y con la raya ondulante (al aterrizar la llevaba al lado y al día siguiente en el centro).

Como casi todos los gestos de estilo que hemos visto en la administración Trump desde que esta familia irrumpió en la escena política en 2016, se trata de un gesto que tiene cierta carga simbólica y que ha generado un consecuente revuelo mediático. La prensa ya establece paralelismos (y no solo estéticos) entre la Shiobvan Roy de Succession, la heredera ambiciosa más maquiavélica de la televisión, y la hija del presidente.

Ivanka no ha pasado un verano especialmente plácido, a tenor de la recepción mediática que despertó su presencia diplomática en cumbres en las que no había, en principio, motivo aparente para su intervención: su imagen capitalizó vídeos virales, miles de chistes y fue motivo de burla global por su implicación en el G20 celebrado en julio o en su visita a Corea del Norte.

Un corte de pelo drástico implica ruptura y lavado de imagen. Meses después de cerrar su marca (y perder dinero) para centrarse en sus ambiciones políticas, su nuevo peinado, estrenado en una gira diplomática por varios países, simboliza la voluntad de dar carpetazo a esa Ivanka intrusa en los corrillos que provocó los ojos en blanco de Christine Lagarde. La nueva Ivanka va a por todas y quiere que se la tomen en serio. «Con este corte quiere ser más intencional, precisa y perspicaz. Imagina en tu cabeza a  Anna Wintour», ha dicho Devin Toth, estilista capilar, respecto a su nuevo peinado en The Daily Beast.

La elección capilar de la heredera coincide con la popularización de la melenita ultralisa de Shiobvan (Shiv) Roy, el personaje revelación de Succession, la serie de culto de HBO. Esta ficción se mueve entre una angustiosa radiografía de la crisis del periodismo esclavo de las cifras –la familia Roy posee un imperio mediático a lo Rupert Murdoch– y el adictivo esperpento que genera en el espectador la nula moral, el sadismo intelectual y las perversiones que mueven a los superricos de nuestra era.

Como Ivanka, Shiobvan es hija de un magnate con inclinaciones megalómanas. Como Ivanka, Shiobvan ha estrenado peinado y ha pulido su armario en la nueva temporada para convertirse en la líder sucesora y batir así a sus hermanos (hombres), con los que mantiene un agotador y estratégico pulso por hacerse con el trono familiar. En enero, cuando preguntaron en la filmación de la segunda temporada a la actriz que la interpreta, Sarah Snook, en quién se inspira su personaje, ella contestó que ya se lo indicaron en su guión: «Piensa en Ivanka Trump«.

«Y en un movimiento de ‘la realidad imita a la tele’, algo totalmente acorde con esta administración actual, Ivanka ahora está evocando a Shiv», especulan desde Salon a propósito de la curiosa coincidencia de estilo entre las dos herederas.

Sin embargo, ayer la hija del presidente de los EEUU cambió ligeramente su peinado para otro acto de gran simbolismo. La hija del Presidente de los Estados Unidos visitó un refugio para migrantes en la ciudad fronteriza de Cúcuta, donde también se entrevistó con Julio Borges. A la cita no acudió con la comentada melena, sino con un respetable moño postizo.

La ciudad fronteriza es el primer destino para muchos migrantes que salen de Venezuela por tierra y el gesto de acudir allí busca implicaciones diplomáticas: los migrantes que se movilizan a pie a través de los Andes se han convertido en una escena común en las carreteras de Colombia y en un símbolo de la oposición al régimen de Maduro. El gesto ‘solidario’ de la heredera de Trump en la crisis migratoria contrasta con las denuncias frente a la gestión de la misma que existe en EEUU: desde que su padre asumió el cargo, se ha pasado de los 2.000 niños migrantes encarcelados de la administración Obama a los 14.000 actuales, sin contar con las denuncias de hacinamiento y trato vejatorio a los migrantes retenidos y de las redadas ordenadas por Trump para deportar a miles de personas. 

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