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Guerra a la celulitis: qué funciona y qué es una pérdida de tiempo (y dinero)

Cremas, aparatología, masajes, dieta, deporte… ¿Se puede atajar la piel de naranja sin desesperar ni arruinarse?

Cada primavera muchas mujeres consagran tiempo, esfuerzos y presupuestos con varios dígitos para suavizar el aspecto de celulitis. Y decimos suavizar, porque eliminar al 100% no lo aseguran ni los médicos con el Cellfina, lo más avanzado en tecnología anticelulítica. Actúa cortando los septos fibrosos que dan forma a los temidos hoyuelos de la celulitis en una única sesión de entre 40 y 60 minutos. La doctora Beatriz Beltrán habla solo de una “mejora de la apariencia de la piel de naranja”. Los resultados son ciertamente sobresalientes, visibles a partir de los tres días, pero no eternos. A partir de los cinco años la naturaleza femenina se abre paso y la celulitis puede regresar. Y eso, a pesar de los entre 2.500 y 3.500 euros que cuesta el tratamiento.

Pero, ¿por qué no hay manera de eliminarla?

Ya hay vehículos circulando por Marte, pero aún no se ha inventado un sistema que borre para siempre la celulitis. El meollo está en su intrincado proceso de formación. Imagina la piel como un techo sostenido por varios muros de carga. Son los septos fibrosos. Entre ellos hay un mar de tejido graso formado por adipocitos. Si aumentan de número, como no pueden desplazarse hacia los lados debido a esos muros, empujan hacia arriba formando hoyuelos desordenados. Ya tenemos la celulitis.

La cosa no acaba aquí. Por cortesía de las hormonas femeninas es más que probable que el funcionamiento de los sistemas linfático y circulatorio no opere bien en esas zonas. En torno a esos adipocitos se van acumulando sustancias de desecho (urea, potasio, ácido láctico, agua) que complican aún más el percal. “No se trata solo de grasa subcutánea, sino también de retención de líquidos y alteración de la microcirculación”, explican desde Clínica Menorca. “Los tratamientos sintomáticos solo mejoran el drenaje y la piel de naranja. Es decir, solucionan el problema de la celulitis temporalmente. Por eso hay que ser muy constantes durante toda la vida para mantenerla a raya. El tratamiento va a ser crónico porque es un problema vinculado a ser mujer y eso no se puede cambiar”, apuntan desde esa clínica.

Mezcla de tecnologías para mejorarla

Tenemos grasa descontrolada, mala circulación, peor drenaje y piel dada de sí. Un desastre global que no se ataja con una sola máquina. Y tampoco se soluciona en una única sesión. Según los problemas que predominen y el aspecto de la piel de cada paciente, se emplean unos u otros métodos. Ahora saca la calculadora porque no es barato: unos 60 euros por sesión de mesoterapia (hacen falta unas 10). Otros 60 por la carboxiterapia (otras 10 sesiones), que funciona mejor combinada con radiofrecuencia para reducir la flacidez. El Alidya es una sustancia inyectable que moviliza la microcirculación local y el drenaje linfático de las toxinas. Se necesitan entre 7 y 12 a razón de una a la semana (90 euros). Los resultados se comienzan a notar entre la tercera y quinta semana. El famoso drenaje linfático también ayuda a reducir la retención de líquidos y a eliminar residuos. Otras 10 sesiones semanales a unos 20 euros cada una.

Algo similar sucede con las micro inyecciones subcutáneas de ozono para acelerar la microcirculación y desencadenar una destrucción de los acúmulos de grasa. La doctora Josefina Royo de la Torre, de Instituto Médico Láser, recomienda cinco a razón de una por semana (654 euros). Mucho mejor, si se combinan con otras cinco de ondas de choque, radiofrecuencia o terapia microalveolar Icoone. Los precios van desde los 325 euros a los 860. Los resultados son buenos, pero en ningún caso definitivos ni totales. “A corto plazo se aprecia una mejoría en la calidad de la piel, que se muestra más lisa y elástica. Según avanza el tratamiento, se observa un alisamiento del relieve cutáneo y una mayor firmeza del tejido, así como una pérdida de volumen en las zonas tratadas”, declara la doctora Royo de la Torre. Mejoras, sí. Eliminación, no.

¿Cremas o masaje?

Al llegar estas fechas se multiplican las ofertas de productos anti celulíticos. Entre sus ingredientes no suelen faltar la cafeína o el jengibre, dos sustancias que estimulan la eliminación del tejido graso. Y mentol que provoca un efecto de tensado casi inmediato. De ahí que muchos prometan ‘efectos visibles’ en pocos días. Pero para que los tejidos acolchados mejoren hace falta esperar como poco uno o dos meses.

En cualquier caso, la acción de las cremas es limitada. Ningún cosmético va más allá de la epidermis y el tejido graso esta bastante más abajo. Aun así, mejoran mucho si se aplican con un masaje. María José Rioja, formadora de Clarins & Spa Clarins expone que “la aplicación del producto se realiza calentando la cantidad necesaria en las palmas de las manos y aplicando con movimientos circulares ascendentes desde el tobillo a la cintura, incluidos glúteos, para estimular el drenaje”. Mar Sieira, farmacéutica y CEO de Sarah Becquer, sugiere añadir “un cepillado en seco tres veces semana para maximizar los resultados”. En cuanto a la aplicación del producto, con una vez al día basta. “Ahora bien”, matiza Natalia de la Vega, directora de Tacha Beauty, “debemos ser conscientes de que el masaje es una ayuda. En ningún caso va a hacer desaparecer la celulitis”.

En los centros estéticos las manos profesionales amasan sin piedad con los dedos y los nudillos para liberar las grasas y los líquidos. A veces incorporan aparatología como el LPG que multiplica la acción del masaje manual por ocho. Hacerlo una misma es bastante más complicado por la propia ubicación de las nalgas. Y porque cansa mucho. Los masajeadores de mano de uso doméstico como el Glo 910 facilitan la tarea. “Está diseñado para masajear con fuerza y trabajar la grasa a un nivel profundo. La usuaria solo tiene que moverlo despacio en el sentido de la circulación de la sangre para conseguir un buen resultado”, declaran sus creadoras, Miren García-Chazarra e Ixone Elosegui. Tampoco es milagroso: hay que dedicar entre 15 y 20 minutos al día para notar resultados. A cambio, no necesita crema anticelulítica.

Masajeador de uso doméstitico Glo 910 (299 € en Amazon).
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Deporte, sí, pero no correr

La celulitis es un problema de grasa, pero no tiene nada que ver con la obesidad. Empeora con el sedentarismo, pero puede aparecer incluso en cuerpos muy atléticos. Y afecta a las mujeres por motivos hormonales, pero la genética también entra en el juego para cebarse en unas más que en otras. Una dieta moderada en grasas, rica en frutas y verduras, y baja en sal y azúcares va a ayudar a no acumular tejido adiposo y a que la circulación no se tope con contratiempos. No quiere decir que una dieta desordenada provoque la celulitis, pere es como comprar papeletas.

La actividad física ayuda, pero no es la panacea. “De hecho, si es ejercicio de mucho impacto perjudica porque incrementa la flacidez. Con el deporte tonificamos el músculo, pero aquí el problema es un tejido con flacidez y fibrosis porque no llega bien el riego sanguíneo a nivel externo. Cuanto más rebote, mayor laxitud”, declara la experta Carmen Navarro. El preparador físico Josemi del Castillo coincide: nada de running. Mejor, pasarse a otros deportes cardiovasculares, como la natación o el remo. Y realizar trabajo de fuerza específico. Cuanto más tonificado y fuerte esté el músculo subyacente, mejor será la apariencia de la piel.

En resumen, la celulitis es un objetivo incómodo y multifactorial que hay que tratar desde varios flancos, echar mano de la paciencia y la constancia y tener claro que nada ni nadie asegura su completa eliminación.

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