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¿Es la imperfección el nuevo patrón de belleza?

La globalización trae la diversidad étnica, lo que se traduce en nuevas referencias estéticas.

Lindsey Wixson
Gtresonline

En su libro Mi filosofía de A a B y de B a A (Tusquets), Andy Warhol define así la belleza: «Estás en Suecia y ves a una y a otra persona hermosa hasta que finalmente ni te giras porque sabes que la próxima será tan hermosa […]. En un lugar así puedes aburrirte tanto que cuando ves a una persona que no es hermosa, te parece muy hermosa porque rompe la hermosa monotonía».

Las semanas de la moda causarían la misma impresión en el artista. Es la era de las modelos «imperfectas». Por las pasarelas desfilan dientes separados (Ashley Smith), ojos saltones (Masha Tyelna), mandíbulas excesivas (Madeleine Hjort) y bocas tipo geisha (Lindsey Wixson). El que sean modelos, ideales de belleza, las que muestran defectos como virtudes, plantea esta cuestión: ¿asistimos a un cambio en el canon o solo se pretende romper la hermosa monotonía, escandalizar y, de paso, vender moda?

Marta Mota, de la agencia de maniquíes Women Management, no cree que se pueda hablar de una nueva estética. «Es una tendencia, unas veces se nota más; otras, menos. Se debe a la forma en la que se caracteriza a la modelo. En ocasiones son chicas de aspecto normal, pero que deben exhibir un aire extraño… Es lo que ha ocurrido con Anne Vyalitsyna e Iselin Steiro, que trabajan con nuestra agencia para Prada». 

Siempre ha habido personajes que no encajaban en el ideal y que, en vez de pasar por el quirófano para arreglar sus diferencias, las convirtieron en virtudes. se, popularizado por Vanessa Paradis, Lara Stone o Georgina Jagger, sin olvidar a la legendaria Lauren Hutton. En sus comienzos como maniquí en los años 70 utilizaba un molde para cubrir el espacio entre los incisivos, hasta que el fotógrafo Richard Avedon le sugirió que se lo quitara. Los odontólogos desaconsejan que este efecto se obtenga de forma artificial, como ha hecho el diseñador David Delfín. «Conseguir la diastema separando los dientes puede alterar la estructura dental y crear problemas graves. La tendencia estética en odontología huye de los dientes perfectos y blanquísimos de los norteamericanos y busca un efecto natural, que convive con la imperfección», sentencia Rodrigo Martínez, el implantólogo de la clínica Implan-T.

Imperfección es un concepto que conocen bien en la agencia londinense Ugly (feo, en inglés), especializada en caras diferentes. Antes surtía de personajes raros a filmes y anuncios, pero ahora nutre con modelos a pasarelas y campañas. Este sentido más ecléctico de la estética va más allá de un simple capricho de publicitarios. «La globalización ha traído diversidad étnica, lo que se traduce en nuevas referencias estéticas. Se trata de normalizar la diversidad y muchas veces los cambios estéticos son los indicadores de aperturas en los campos ético, cívico o político», apunta la socióloga Cristina Santamaría.

Los cambios de paradigma están relacionados con las clases dirigentes. «La idea de que lo hermoso es subjetivo aparece en el siglo XVIII. Antes era privilegio de la aristocracia. La nueva etapa coincide con el nacimiento de la burguesía, cuando aparecen términos como pintoresco, que designa algo que no es bello, pero sí agradable. Es entonces cuando los pintores retratan la vida cotidiana. En el XIX con el auge del proletariado, lo feo entra en escena. Hoy conviven muchos modelos de belleza, y resulta imposible determinar dónde reside el atractivo o el sex appeal que va directo al subconsciente», razona Miguel Salmerón, profesor de Estética de la UAM.

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