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El truco de calentar la crema con los dedos, ¿de verdad mejora su eficacia?

Mientras unas expertas lo recomiendan para las fórmulas oleosas, otras reclaman más investigación.

Que la crema pase primero por los dedos puede mejorar su asimilación y potencia.
Que la crema pase primero por los dedos puede mejorar su asimilación y potencia.getty

En los tutoriales que circulan por la red, así como en las recomendaciones de los principales agentes del sector, existen numerosas técnicas de aplicación (de masajes a pellizcos para activar la circulación) para potenciar los efectos de las cremas que nos aplicamos a diario. Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo. Pero en muchas coincide un paso: calientan el producto con los dedos. Justo antes de llevarlo al rostro, lo extienden por las manos. ¿Tiene alguna utilidad?

Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido, así lo considera. «El calor de nuestros dedos la fluidifica y favorece la absorción en el rostro». Elsa Vila, del departamento de formación de Natura Bissé, concuerda y añade la experiencia sensorial. «Recomendamos poner la cantidad adecuada en las yemas para que coja temperatura. Su uso resulta más agradable», opina Vila.

Sin embargo, ambas expertas avisan: este paso previo no sirve para todas las texturas. «Es ideal para las fórmulas que incorporan una parte lípida o grasa, no siendo recomendable en las acuosas o geles ya que su evaporación es mucho más rápida, como el caso de los tónicos o sérums», indica Vila. Mohedano incluye también las cremas menos densas. «Las nuevas tecnologías permiten una consistencia en gel que no requeriría de esta preparación».

Mohedano se lo saltaría, del mismo modo, para ciertos ingredientes o, más bien, la forma en la que están incluidos. «Las microcápsulas de retinol puro líquido, vitamina C o ácido hialurónico se utilizan para llevar el activo en perfecto estado a capas más profundas. Si realizamos fricción con los dedos antes, podemos romper esas cápsulas y empeorar su penetración».

Falta de base científica

Aunque este truco se encuentra muy extendido dentro de la industria, y no son pocas quienes lo recomiendan, la dermatología aclara que se necesita más investigación para poder asegurar su necesidad. «No he leído nada al respecto asentado en una base científica», se limita a decir Laura Cubells, dermatóloga de la Clínica Alejandría en Valencia.

Paloma Borregón, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, considera que, hasta que se demuestre de otro modo, se trata de una elección basada en el gusto. «Si se atempera, da menos impresión al ponérsela, pero ya está». Ella, por su parte, recomienda no hacerlo y aprovechar el frescor de los productos. «El frío cierra los capilares y disminuye el enrojecimiento, además de reducir la inflamación». Mohedano, de Shiseido, coincide en este punto. «Nos despierta y tensa la piel».

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