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Dietas ‘biohacking’ o la obsesión de Silicon Valley por el ayuno para rendir más

El CEO de Evernote dice evitar comer por periodos que van desde los dos a cuatro días de ayuno. Es uno de los representantes de una corriente de alimentación que triunfa en la meca de la tecnología. Hablamos con expertos sobre un fenómeno que no siempre tiene efectos positivos.

El ayuno, una dieta de tendencia creciente en Silicon Valley.
El ayuno, una dieta de tendencia creciente en Silicon Valley.Cordon Press

Cuando pensamos en hackear un ordenador, no pensamos que de ahí pueda salir nada bueno. Sin embargo, parece que hackear el cuerpo puede tener algún que otro efecto beneficioso.
Esa es la meta de lo que se conoce como biohacking, es decir, mejorar nuestra salud, hackeando nuestro propio sistema orgánico. Algo que los CEO de Silicon Valley creen que puede conseguirse experimentando largos periodos de ayuno, con el objetivo no solo de perder peso, sino sobre todo de experimentar menos cambios de humor y mejorar la productividad, para rendir más en el terreno laboral.

Tal y como recogen en este reportaje en The Guardian, los grandes ejecutivos han empezado a apostar por dietas más extremistas. Es el ejemplo de Phil Libin, el ex CEO de Evernote y actual CEO del estudio de All Turtles, que dice evitar comer por periodos que van desde los dos a cuatro días de ayuno, con días en los que ingiere el resto de calorías que necesita. Durante el ayuno básicamente se alimenta de agua, café y té negro.

En declaraciones a la publicación, el ejecutivo afirmaba no solo haber perdido cerca de 40 kilos, sino también haber sentido toda una transformación, sintiéndose más saludable, pero también “con un suministro constante de energía”, que desde su perspectiva, “me ayuda a ser un mejor CEO”.

Estudios contradictorios

Existen diversas dietas que utilizan el ayuno como elemento principal. Una de las más conocidas es la llamada 5:2, es decir, ingerir la mayoría de calorías que se necesita para la semana en cinco días, y reducirlas al mínimo (de 500 a 800 calorías) en los otros dos. También hay otras variantes como la 16/8 en la que se ayuna durante 16 horas o incluso dietas que exigen pasar un día entero de ayuno, asegurando no solo perder peso, sino mejorar nuestro estado anímico y de salud.

A este respecto, la doctora en Farmacia y nutricionista Marián García, insiste en que “lo cierto es que son necesarias muchas más investigaciones sobre el tema”, ya que no existe una conclusión clara. A modo de ejemplo, la experta cita un estudio del European Journal of Clinical Nutrition del año pasado “en el que esta estrategia de restricción intermitente de energía consiguió reducir el peso de forma comparable a la de una dieta de restricción calórica diaria”. De forma paralela, otro de los últimos trabajos publicados al respecto, arrojaba resultados contrarios. “Entre lo último que hay publicado al respecto, destaca un artículo en JAMA del mes de julio, cuyas conclusiones eran que que el ayuno de días alternos no produjo pérdida de peso, ni mayor adherencia a la dieta, ni tampoco un efecto cardioprotector, comparadas con las dietas de restricción diaria de calorías”.

La clave está en los cuerpos cetónicos

Javier Ena, coordinador del Grupo de Trabajo de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Medicina Interna relata que “el entusiasmo por las dietas de ayuno es un hecho reciente”.

La clave de las mismas es que “los periodos de ayuno o las dietas cetogénicas (aquellas que contienen menos de 50 g de carbohidratos al día) generan cuerpos cetónicos. Esto es debido a que la célula utiliza ácidos grasos como fuente de energía en vez de la glucosa, proveniente de los carbohidratos”. Esa es la clave para “biohackear” el cuerpo, haciendo que funcione de una manera diferente a la esperada, según los ritmos que nosotros mismos le marcamos.

La obsesión en Silicon Valley por controlar este tipo de dietas llega hasta tal punto, que se han puesto en marcha iniciativas para comprobar los efectos del biohacking en tiempo real. En concreto, Geoffrey Woo, director general de la empresa biohacking y nootrópica HVMN, puso en marcha un ayuno de siete días a principio de 2017 en su propia compañía.

Durante el mismo, sus seguidores utilizaron incluso monitores continuos de glucosa, como los que suelen usar los diabéticos, para poder verificar los niveles de glucosa en sangre en tiempo real. Asimismo, midieron los niveles de cetona en sangre, para cerciorarse de que el cuerpo estaba realmente usando la grasa como combustible. El objetivo de este experimento, curiosamente, no era tanto perder peso, como aumentar el nivel de cetonas en sangre para que funcionaran como “súper combustible para el cerebro”, ayudándoles a mejorar su capacidad cognitiva en los negocios.

Beneficios y riesgos

Como punto positivo, Javier Ena reconoce que “la restricción calórica provocada por el ayuno parece que ciertamente produce mejoras en el metabolismo y puede incrementar la longevidad”. Esta idea se extrae de “estudios llevados a cabo en animales de experimentación, en los que se ha mostrado que la restricción calórica o el ayuno periódico reduce el acúmulo de grasa en la pared de los vasos, produce un rejuvenecimiento metabólico y enlentece el deterioro cognitivo”. Sin embargo, no puede perderse de vista que “la información sobre los posibles beneficios de su aplicación en humanos son todavía muy preliminares”.

El otro beneficio evidente es la pérdida de peso, pero el experto acuña que “cuando se compara la pérdida de peso inducida por dietas cetogénicas con respecto a las dietas hipocalóricas con alto contenido en carbohidratos y bajo en grasas, la pérdida de peso es similar en ambas”, por lo que tampoco parece que arroje unos resultados mucho mejor que las dietas habituales, ni que sea una nueva panacea.

Por otra parte, cabe enunciar que estas dietas también tienen su parte negativa, y es que “las dietas hipocalóricas y cetogénicas reducen el deseo de hacer ejercicio y de mantenerse físicamente activo”. Además, en los casos en los que durante los días de ayuno existe una ingesta elevada de café o té “pueden aparecer arritmias graves, por lo que los pacientes con enfermedad cardiaca deberían evitar esta dieta”.

Diferentes tipos de ayunos

Igualmente, gran parte del problema es que tanto en los estudios, como en la práctica real, no existe una forma única de realizar este ayuno. De hecho, “no se conoce con precisión cuál es la mejor forma de practicar el ayuno, si un día a la semana, intermitente unos días, dos días a la semana, etc.”, por lo que, según el experto, resulta difícil acordar una conclusión clara al respecto, puesto que los efectos, tanto negativos como positivos, también varían.

“Está claro que durante el ayuno prologado se produce el consumo de todas las fuentes de energía, grasa y músculo, y las consecuencias derivadas de ello son la aparición de dolor de cabeza, debilidad, deshidratación, trastornos nutricionales severos, facilidad para adquirir infecciones y trastornos del estado de ánimo y concentración”. En cambio, el internista matiza que “la realización de ayunos de 1 día a la semana en personas sanas quizás no tenga consecuencias negativas y facilite la pérdida de peso, aunque los beneficios para reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares causados por el ayuno no se han demostrado todavía”.

Es por ello que en definitiva, antes de importar dietas tan extremas, el experto recomienda empezar el nuevo curso “con una dieta de tipo mediterráneo con una reducción de 500 calorías sobre las necesidades calóricas diarias, ya que sobre la misma sí hay estudios rigurosos que han demostrado que reduce enfermedades cardiovasculares, reduce la aparición de diabetes y reduce la aparición de algunos tipos de tumores, como el cáncer de mama”.

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