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Desmontando los mitos de la belleza

Hablamos con expertos para aclarar si algunas leyendas, como que arrancarte una cana hace que te salgan más o usar bálsamo reseca los labios, son ciertas.

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Chaloner Woods (Getty Images)

1. Lavarse el pelo a diario reduce la grasa…

Falso

De hecho, expertos en el asunto capilar como Rosanno Ferretti recomiendan “lavarlo a diario en verano para eliminar sudor y la suciedad ocasionada por la contaminación”. La cuestión está en utilizar un champú que solo retire la suciedad sin alterar la superficie del cuero cabelludo. En sus salones se tira, entre otros, del Cleansing Oil Shampoo de Shu Uemura, que limpia suavemente y nutre a la vez. Con cierta retranca, el tricólogo Philip Kingsley señala que por esa regla de tres “cuanto más te bañas, más sucio deberías estar. Lo que sucede es que en el cabello limpio se aprecia más la grasa que en uno que ya está muy sucio”.

2. … o reseca

Falso

Las necesidades del cabello son diferentes en verano y en invierno. Asun Pont, formadora de Kérastase, recomienda usar productos protectores del cabello con función barrera frente al sol, el salitre o el cloro. Estos agentes naturales sí resecan y mucho, por no hablar de la fotodegradación cortesía del astro rey. Al llegar a casa hay que retirarlos y eso implica lavar el pelo. “Por eso es necesario pensar en champús que barran esos residuos y, a la vez, activen la nutrición y aporten ceramidas y pro-vitamina B5”. Ojo, la playa no es bajar a la mina. Con enjabonar una vez al día es suficiente.

3. La piel se acostumbra a las cremas

Falso

No es que se acostumbre, es que cambia. La doctora Anabel Cervera, con más de 30 años de experiencia en la dermatología, explica que “cuando un tratamiento cosmético está correctamente pautado, éste interacciona con la piel modificándola. Por ejemplo si la piel es grasa, la cosmética debidamente pautada reducirá la grasa excesiva y al cabo de un tiempo ya no tendrá sentido seguir con ese tratamiento cosmético. Habrá que cambiar a otro tratamiento adecuado al nuevo estado de esa piel”. Otra cosa es cambiar de producto cada vez que nos embelesa una nueva publicidad. En belleza funciona la misma máxima que en tecnología doméstica: si algo funciona, no lo toques. Es la manía de cambiar constantemente de producto lo que tiene a nuestra piel en constante estrés.

4. No puedes oler tu propio perfume

Cierto

Las sensaciones olfativas calan muy hondo en el cerebro, pero, al poco tiempo se desvanecen en cuanto el organismo se acostumbra a ellas (ya sean fragancias exquisitas o nauseabundas) dejando paso libre para percibir nuevos olores. Esta es la razón por la que esa eau de parfum tan sublime que tan bien nos olía la primera vez que lo usamos, acabe por pasarnos desapercibida. Alerta: sigue oliendo igual para el resto de la humanidad. Bañarse en perfume solo sirve para dejar un halo insoportable para quienes nos rodean.

5. Al rasurarte el vello, crece más fuerte

Falso

Lo que sucede es que decapitas la parte superior, más fina, y dejas el cuerpo central del vello, más fuerte. Además, todos los pelos van a salir a la vez, dando esa sensación de fortaleza. Tampoco saldrá más negro, ya que el afeitado no afecta al folículo piloso.

6. El bálsamo labial acaba resecando los labios

Cierto (según qué casos)

Los labios no tienen glándulas sebáceas. Se tiran todo el día a la intemperie, moviéndose y cerca de una boca llena de saliva que puede llegar a irritarlos. Solo falta para agravar su desgracia que se eche mano de un labial de mala calidad con aroma a alguna fruta exótica, muy brillante, muy apetecible en la mano pero con cero elementos protectores para los labios. Estos son los que resecan, agrietan y crean mala fama a los labiales. A la hora de elegir, mejor decantarse por un producto con ingredientes hidratantes, nutritivos como la manteca de karité, bergamota, vitamina C o rosa mosqueta.

7. Las pestañas se caen de tanto rizarlas

Falso

Las pestañas se deterioran por usar malos productos o por mala praxis, léase, por rizarlas a lo bruto como si estuviéramos doblando acero. No por mucho curvar va a parecer que hay más pestañas. Si lo que se busca es aportar volumen, hay productos específicos que crear esa ilusión con fibras 100% naturales, enriquecido con vitamina E, pantenol y extractos vegetales. Las pestañas postizas son otra saludable opción. En sus Bares de Cejas ofrecen cuatro modelos de pestañas. Las pestañas postizas no afectan a las verdaderas, salvo que se apliquen muy contiguas y se retiren a lo bruto, arrancando las falsas y las verdaderas.
 

B. Michael Spring 2005 - Backstage
Frazer Harrison (Getty Images)

Rizarse las pestañas a menudo no hace que se caigan.

Getty Images

8. Aclarar el cabello con vinagre te lo deja más rubio

Falso (en el siglo XXI)

Cierto en tiempos de nuestras abuelas, que se lavaban la melena poco menos que con detergente. “Estos productos”, explica Kingsley, “dejaban una película alcalina sobre el cabello. Un producto ácido – limón o vinagre – ayudaba a neutralizarla y añadir brillo. Los champús actuales no dejan esa capa alcalina así que este tipo de aclarados son innecesarios”.

9. Hay que variar de champú

Cierto (con matices)

No se trata de lavarse cabeza con un producto diferente pero, tal como sugiere Laura Superbi, formadora de Jean Louis David, “ está bien disponer de dos champús para poder alternar dependiendo del estado del cabello”. Lo normal es que un producto de cuidado específico lleve principios activos para una necesidad y no para otra, y raro es que una melena solo tenga una necesidad. Alternar los champús es la solución. Es el caso de los cabellos finos y secos a los que, de cuando en cuando, no está de más aplicarles un tratamiento de choque a base de mascarillas nutritivas y tratamientos de volumen.

10. Con las cremas hidratantes, la piel acaba brillando

Falso

Si la piel brilla no es cuestión de echarle la culpa a la hidratante, sino de buscar una hidratante para piel grasa de acabado mate. Si aún así nos sentimos luminiscentes, no está de más echar mano de un matificador que absorba el exceso de sebo, neutralice los brillos y nos garantice ese aspecto durante un tiempo razonable (ocho horas).

11. La laca estropea el cabello y acartona

Falso

Pocos productos aglutinan mayor leyenda negra que la pobre laca. Salvo que seas una adicta compulsiva al estilo de Tamara (aquella del No Cambié, ahora conocida como Yurema), un uso normal de la laca, en palabras de Luis Faria, formador en París para Jean Louis David, “no va a dañar tu melena. Si utilizas laca a menudo, lava tu cabello de forma regular”. Y a menudo, no significa a diario. Basta con cepillar al final del día. “Una buena laca no deja restos y no aporta al cabello un aspecto graso. Además, al cepillar tu melena, ésta recupera su forma natural. Si, a pesar del cepillado, tu pelo no recupera su aspecto natural, ¡cambia de laca!”. De paso, cámbiala también si al aplicarla tu melena queda tiesa como la cabellera de un Click de Famobil. La laca es una bruma, no cemento armado. “Si aplicas la laca uniformemente y a cierta distancia del cabello (más o menos 30 centímetros), no debería notarse”.


12. A partir de los 30, usa siempre antiarrugas

Falso

Se estima que cerca de un 80% del envejecimiento prematuro de la piel es obra del sol. Una piel acariciada largamente en los veranos por el sol lleva muchas papeletas para empezar a tener arrugas en torno a los 30. Las que se hayan protegido más, aguantarán más tiempo con aspecto juvenil. La herencia genética hará el resto. Las antiarrugas hay que emplearlas cuando aparecen signos de edad aunque las últimas investigaciones concluyen que la mejor antiarrugas es usar una buena protección solar.

13. Arráncate una cana y te saldrán más

Falso

Todo lo más, es que acabes dañando el folículo piloso y al final, deje de producir cabello, ni pelo normal ni canas. Pero no menos cierto es que cuando una cana sale, lo más probable es que la vecina ya se esté preparando para salir. De ahí, esa falsa creencia que de por arrancarte las canas, salen más. Saldrán las que tengan que salir. Ya lo decía Modestia Aparte: “Son cosas de la edad”.

14. Si no lavas el pelo, al final, se acaba limpiando solo

Falso

El cabello sucio porque sí (no después de hacer deporte o de un día en el campo) proyecta una lamentable imagen de quien lo porta. Además, al cabo de tres o cuatro días sin catar champú el cuero cabelludo se vuelve sensible, pica y pueden salir pequeñas lesiones. El tricólogo Philip Kingsley lo deja claro: no lavar el pelo no es una varita mágica para que el cuero cabelludo acciones su autolavado. “Si no dejarías de lavarte otra parte del cuerpo, ¿por qué sí el cuero cabelludo?”.

15. Las antiarrugas no funcionan

Falso (según el producto)

El quid de la cuestión es el de los principios activos, la cantidad y calidad de ellos que llevan, los conservantes, cuánto tiempo lleva en uso ese cosmético, cómo y cuánto se usa y el tamaño de las moléculas. En este último capítulo, las cremas más avanzadas suelen nanoencapsular los principios activos, esto es, hacerlos pequeños para que penetren bien en la piel. Si la molécula es más gorda que el poro, no hay tu tía: no penetra y así no hay manera de reparar arrugas. Ahora ya sabes por qué la crema de caviar del supermercado no tiene el mismo efecto que otra mucho más cara.

Henry Arden (Getty Images/Cultura RF)

El uso continuo del bálsamo labial puede perjudicar los labios.

Getty Images

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