_
_
_
_
_

¿Cuánto debería durar una ducha para que no nos estropee la piel?

Bastante menos de lo que solemos estar y mucho mejor si usamos poca espuma.

Mujer en la ducha
Prostock-Studio/Getty (Getty Images/iStockphoto)

Aunque al cine le gusta recrear esas duchas calientes, espumosas y humeantes casi eternas, no es bueno. Ni para el planeta, por aquello de despilfarrar litros y litros de agua, ni para tu piel. Por paradójico que parezca, tirarse más tiempo del necesario bajo el agua, deshidrata la epidermis. Tampoco significa que tengas que saltarte el aseo diario para huir de la sequedad. Hay que hacerlo, pero dedicando el tiempo justo. Y aquí viene la siguiente pregunta: ¿cuánto tiene que durar este rato de aseo íntimo? Hemos preguntado a dos expertas esta y otras cuestiones sobre este asunto de higiene esencial.

No más de 7 minutos

Tirarse un cuarto de hora bajo la alcachofa de la ducha es un descalabro ecológico. La OMS calcula que un occidental gasta unos 20 litros de agua por minuto, así que haz cuentas. Por si fuera poco, supone un ataque en toda regla a tu piel. “Una ducha normal debe durar de 3 a 5 minutos. Algunos dermatólogos contemplan hasta 7 minutos. Más que suficiente para mojar, enjabonar y eliminar la espuma de la piel. Más tiempo es innecesario”, declara María José Cejas, farmacéutica experta en dermocosmética. Obviamente, si vas a lavar el cabello, puede que tardes algo más. En ese caso, cierra el grifo salvo para el momento de aclarar la melena. Tu piel lo agradecerá. El medio ambiente, mucho más.

La razón para que evites tanto agua está, precisamente, en que favorece la deshidratación. “Aunque resulte paradójico, el agua altera el manto hidrolipídico (la parte más superficial de la piel) y favorece la pérdida transepidérmica de agua. Mucho más si usamos geles muy agresivos que van a arrastrar aún más esos lípidos. Lo mejor para evitarlo es usar jabones sin detergente –los famosos syndet – o bases lavantes suaves (con un pH ácido 5,7)”.

Agua tibia y sin esponja

Aunque no pasa nada si usas una esponja suave, en el balneario de Avène sugieren frotar el cuerpo directamente con la palma de la mano. En especial, si tienes la piel sensible. De esta forma evitas el contacto con posibles mohos u otros microorganismos que decidan reproducirse en la humedad de la esponja.

En cuanto a la temperatura del agua, sabemos que el agua fría tiene indudables beneficios para la circulación, reduce la pesadez muscular después de un entrenamiento duro y mejorar el aspecto de la piel. Pero normalmente resulta poco atractivo pensar en una ducha gélida. La doctora Mayte Truchuelo, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, sugiere que “lo ideal es ducharse con agua tibia. Si está demasiado caliente deshidrata y reseca la piel, pudiendo provocar tirantez, irritación e, incluso, descamación. También hay enfermedades cutáneas como la urticaria acuagénica (reacción alérgica al agua) o la urticaria física que empeora cuando el agua está caliente”. Otras patologías de carácter inflamatorio, como la dermatitis, se exacerban con el agua caliente.

Si quieres beneficiarte de los efectos del agua fría, pero no te atreves a realizar todo el aseo a bajas temperaturas, dúchate con agua tibia y acaba el proceso con unos segundos por debajo de 20ºC. Hay estudios que revelan que aguantar 2-3 minutos a esa temperatura (precedida de unos minutos en los que se van bajando progresivamente los grados del agua), podría tener efectos positivos en casos de depresión.

Sí, puedes ducharte más de una vez al día

Lo recomendado es una ducha diaria. «Mucho más en verano para eliminar el sudor. Si además hacemos ejercicio, usamos protector solar, o hemos ido a bañarnos a la piscina, al volver a casa se recomienda una nueva ducha para eliminar esos restos de cloro, arena, crema solar, sudor…”, apunta la doctora Truchuelo. Aunque lo ideal es una ducha rápida cada día, hay circunstancias en las que puede no ser posible. “Durante los meses de invierno, si no hay mucha sudoración, las personas con problemas de movilidad o dependientes, podrían realizar una higiene personal diariamente sobre determinadas zonas (axilas, genitales…) y ducharse en días alternos”.

Cuidados imprescindibles al salir

Ahora sí es el momento de mimarnos. “Es conveniente secarse con una toalla suave, sin restregar sobre la piel, sino a pequeños toques. Otra alternativa muy agradable, sobre todo en invierno, es ponernos un albornoz. A continuación, hay que hidratar la piel con una crema o loción que ayude a mantener su nivel de humedad y su elasticidad. Realizar la hidratación después de la ducha y nada más secar la piel favorece que se retenga parte del agua que queda en capa córnea. Así, incrementamos la duración de la hidratación”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_