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Congelar nuestras células, ¿el secreto de la eterna juventud?

Congele sus células ahora que es joven y guárdelas en un banco, que en el futuro le servirán para no envejecer o curarse de una enfermedad. Es un proyecto pionero. Eso sí, solo para los que dispongan de 45.000 euros.

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Everett Collection

Una nueva propuesta científica de una compañía francesa parece prometer el secreto de la eterna juventud. Extraer una muestra de células adultas de la piel humana y congelarlas hasta que sea posible utilizarlas en técnicas futuras no solo de rejuvenecimiento y dermocosmética, sino también en medicina regenerativa.

Detrás de esta técnica está la empresa francesa Scéil, una compañía parte de Cellectis Group, líder mundial en ingeniería genómica y tecnología con células madre. Aparentemente, el proceso es sencillo e indoloro. Se toma una muestra de tejidos de la piel, de unos 3 mm de tamaño, bajo anestesia local. Esas células son manipuladas con enzimas para reprogramarlas y devolverlas al estado que tuvieron alguna vez en el pasado, cuando eran células madre pluripotenciales, capaces de reconvertirse en cualquier tejido del organismo, lo que abre un futuro enorme en materia de aplicaciones médicas. Esta tecnología está basada en las investigaciones del científico japonés Shinya Yamanaka, que obtuvo el Nobel de Medicina en 2012.

La edad indicada para la obtención de la muestra de tejido, debe ser “lo más pronto posible”, explica a S Moda el doctor André Choulika, presidente y director general de Scéil, “porque el ADN de nuestras células se altera con el tiempo –es además la base del envejecimiento–. En cualquier caso no hay límite de edad para reconvertirlas en células madre pluripotenciales. Es preferible beneficiarse de la oferta hoy mejor que mañana, con el fin de preservar el activo que se desea, el estado del ADN a la edad de la muestra. Así, si un día necesita sus células madre pluripotenciales generadas y conservadas por Scéil, estarán en el mismo estado de forma que el día en el que se efectuó la toma de la muestra”.

Las células se almacenan a 180 grados bajo cero de por vida, hasta que el cliente las necesite, en el caso de que surja alguna técnica para la que puedan ser útiles. “Se trata de un uso autólogo, del paciente para el paciente. La medicina regenerativa con células madre pluripotenciales es muy joven. Todavía no ha desarrollado su potencial. Se puede imaginar que algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, enfermedades metabólicas como la diabetes, las patologías de la sangre como la leucemia o incluso las lesiones debidas a un infarto de miocardio podrán curarse. Hay muchos ensayos clínicos en curso, especialmente uno en Japón relativo a la degeneración macular asociada a la edad”, apunta Choulika.

Por el momento hay tres bancos de depósito de células congeladas operativos, en Singapur, Dubai y Suiza, y Choulika ni niega ni descarta que sus planes de expansión lleguen algún día a España y Europa, teniendo muy en cuenta las legislaciones al respecto en vigor.

Este “santo grial” de la juventud eterna, en cualquier caso, de momento solo es apto para los muy pudientes, porque cuesta 60.000 dólares (unos 45.000 euros), aunque el doctor Choulika espera que con el tiempo se democratice y recuerda que hace veinte años solos los ricos tenían teléfonos móviles.

El proyecto de Scéil no es descabellado, aunque está aún “un poco en pañales”, opina la doctora Sofía Ruiz del Cueto, codirectora de la Clínica Mira+Cueto, porque el paso que aún falta es conseguir que las células pluripotenciales se transformen de manera eficaz y segura en el tejido deseado. “La viabilidad de las células congeladas es algo estudiado y logrado de forma eficaz hace tiempo. Tengamos en cuenta que en este aspecto es una conservación muy similar a la de los tratamientos de fertilidad en los que se congelan óvulos fecundados, y tales óvulos no son otra cosa que la célula madre pluripotencial por excelencia. De momento no hay evidencia científica como tal de que estas células puedan usarse en medicina regenerativa o incluso dermocosmética, pues faltan los estudios necesarios que lo demuestren. Pero no es descabellado pensar que en un futuro próximo logren demostrarlo. Es una ciencia que avanza a pasos agigantados, pero ojo, hay que seguirla de cerca de forma muy crítica pues podemos llevarnos sorpresas”.

La doctora Isabel de Benito, de la Clínica de Cirugía Plástica y Estética Porcuna&De Benito, coincide en que aún está por definir si esas células congeladas tendrán o no aplicación clínica, y si habrá efectos secundarios. Admite que la medicina regenerativa ya ha permitido modificar técnicas en cirugía plástica y augura que aún tendrá un papel primordial en el desarrollo futuro de esta especialidad, “en términos de rejuvenecimiento y generación de nuevos tejidos: curación de heridas, reconstrucción mamaria, grandes quemados, rejuvenecimiento facial…”. Sin embargo, De Benito pide que se distinga el desarrollo de esas técnicas de ofertas comerciales, “que en muchos casos lo que prometen es una posibilidad de utilización futura, sin más”.

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