_
_
_
_
_

¿Y si es un amigo íntimo el que te hace ‘ghosting’?

No solo los ligues de Tinder desaparecen sin dar una explicación. A veces es una amistad quien lo hace. ¿Cómo se rompe con un amigo sin recurrir a eso?

Ghosting-aper
Getty (Getty Images/iStockphoto)

Un día, María (prefiere no compartir su nombre real), de 37 años, se dio cuenta de que en el grupo de WhatsApp que compartían ella y su marido con otra pareja, una persona había dejado de responder. Era en realidad a quien habían conocido primero y ella misma lo había introducido en un grupo de amigos, pero hacía un tiempo que la única que interactuaba con lo que decían era su novia. Después, se dio cuenta de que ya no la seguía tampoco en redes sociales, donde hasta entonces sí hablaban de vez en cuando.

Había un precedente para todo esto. Al principio eran tres parejas, pero el ahora examigo de María les comentó en un momento que quería dejar de tener contacto con los terceros e iba a dejar de responderles. “Yo no sabía ni lo que era el ghosting. En ese momento no sabíamos qué hacer y no hicimos nada”, recuerda ahora María. “Lo hicimos mal”. Cuando más tarde esa misma persona desapareció de su WhatsApp y sus redes, la entrevistada reconoció al instante lo que estaba pasando. Les estaba haciendo lo mismo: ghosting.

Ghosting es el término que se utiliza para referirse a ese modo de cortar una relación tan típico de esta era digital: una persona deja de contestar a mensajes, de seguir en redes y se esfuma como un fantasma (de ahí su nombre, ghost en inglés significa fantasma). La otra persona se queda sorprendida e intentando buscar una explicación a por qué esa amistad se ha roto.

“Para que podamos hablar de ghosting tiene que haber, como es lógico, una relación con la otra persona. Es decir, este término no se aplicaría en el caso de un conocido. Asimismo, la persona debe desaparecer sin dar explicaciones”, explica la psicóloga Iratxe López. No todo corte de comunicaciones es ghosting.

Esto coincide con lo que cuenta Ana, de 40 años, sobre un par de veces en las que creía que lo había hecho. Cuenta el caso de una amiga que era bastante reciente y en la que empezó a ver cosas que no le gustaban. La perdonaba siempre, hasta que tuvo repercusiones laborales (trabajaban juntas) y decidió cortar el contacto. “Intentó confrontarme y me preguntó por qué había cambiado mi manera de ser con ella. Le respondí de manera neutra y me dijo que me iba a borrar de redes sociales”, explica. Al trabajar en el mismo lugar, la desaparición total era complicada.

Otra ocasión en la que desapareció para sus amistades fue en la universidad. “Empecé a salir con un chico en segundo de carrera y perdí el control de la situación. Me aisló completamente de ellas, así que fue un ghosting coaccionado, no sé si entraría en la definición”, explica. Se arrepiente, sobre todo, por la razón por la que lo hizo. Más tarde, recuperó el contacto con una de ellas, que entendió lo que había pasado.

¿Por qué se hace ghosting?

Como muestra el caso de Ana con sus amigas de la universidad, las razones por las que se hace ghosting a un amigo son muy variadas. “Hay que dar el beneficio de la duda”, asegura la psicóloga Valeria Sabater. “Puede darse el caso de que una persona esté lidiando con un momento emocional complejo”, señala. Es decir, tras comprobar que la otra persona está bien, también hay que intentar comprender que a lo mejor necesita ese espacio. Si el tiempo pasa y sigue sin contestar mensajes ni interactuar de ningún modo, ya se puede hablar de ghosting.

Violeta Esteban Pons, directora de PonsPsicología, explica que en estas situaciones siempre hay una falta de comunicación y distintas expectativas: “la idea de relación que tienen uno y otro son distintas”. Divide a quien hace ghosting en dos perfiles: el de la persona que “prima sus intereses, busca la recompensa rápida y no tolera las sensaciones difíciles” —frecuente en las relaciones afectivas de corta duración— y el perfil de “una persona que no sabe decir que no, le cuesta expresar sus apetencias y espera del otro que adivine sus pensamientos”. Este último perfil es más típico de relaciones de amistad y en ese caso la situación provoca dolor a todos: “a quien se va por falta de capacidad de afrontamiento y al que se queda, desprevenido, sin amigo”.

Pese a que no es el modo óptimo de salir de la vida de nadie, desaparecer es en ocasiones necesario. “Cuando un vínculo nos hace sentir incómodos, amenazados, hay discrepancias y hemos dado avisos claros de que no merecemos ese trato (y no hay cambio alguno), es lícito romper esa amistad sin dar explicaciones”, señala la Valeria Sabater. En este caso, sin embargo, no se puede hablar de ghosting, ya que ha habido avisos y la otra persona en principio debería ser capaz de entender qué pasó.

Cuando te ghostean

Cuando una se da cuenta de lo que está pasando, es inevitable buscar explicaciones e intentar entender qué ocurrió. María cuenta que antes de la desaparición ella y su amigo habían tenido una discusión muy fuerte. Sin embargo, ese mismo día lo hablaron por WhatsApp. “En principio, los dos quedamos en que intentaríamos cambiar actitudes para que no volviera a pasar. Quedamos más o memos bien, o eso creía yo”, relata. Ahora cree que él no desapareció solo por ese encontronazo, sino por cosas que se habían acumulado, que ella no sabía y que salieron en esa conversación en la que en teoría hicieron las paces. “Está en su derecho a cortar la relación, pero las formas… ¿No merezco al menos un ‘oye, a lo mejor es mejor que quedemos menos?”, reflexiona.

También es común sentir cierta sensación de abandono, lo que asegura Tamara, de 33 años, que siente cada vez que su amiga más cercana y más antigua desaparece por periodos largos y no le contesta a los mensajes. No es técnicamente ghosting porque acaba volviendo (el término que se está usando para esto es zombieing), pero el efecto es similar. “Ya se lo he dicho muchas veces y siempre se siente terrible y vuelve con mil excusas, pero a la vez siguiente me lo vuelve a hacer. Me estoy planteando en serio ‘dejarla’ yo porque me duele bastante, la verdad”, explica.

¿Cómo superarlo, qué hacer cuando está claro que alguien ha decidido cerrar la amistad sin decirnos nada? “Solo cabe una opción: aceptar esa realidad y no obsesionarnos en saber por qué”, indica Valeria Sabater. Iratxe López apunta también que es necesario entender que hemos sufrido una pérdida y que, como toda pérdida, requiere un duelo. “Es un proceso en el que nos sentiremos tristes”, señala, y en el que es importante también rodearnos de otras personas. “Contar nuestra experiencia nos ayudará, pues nos dará otras visiones de lo ocurrido”, explica.

Por su parte, Violeta Esteban Pons añade que también hay que, en primer lugar, preguntarse qué ha pasado. “Si lo miro con honestidad y valentía, ¿qué ha sido mi responsabilidad? ¿Hay algo que yo podría haber hecho distinto? Y, ojo, en caso afirmativo ¿ese algo sería sano para mí?”, explica.

Cómo romper con una amiga

No todo el mundo acaba una relación amorosa de la forma correcta, pero más o menos sabemos cómo habría que hacerlo y entendemos —lo podemos tener más o menos interiorizado— que nos lo pueden hacer. Un «tenemos que hablar»; en el que se explica que no funciona y que queremos dejarlo. En la amistad debería ser igual, pero esa conversación es mucho menos habitual.

“Si bien los modelos de amor romántico ya no se dan por válidos y sabemos que el amor a veces no es para siempre, seguimos creyendo, en cambio, que la amistad sí lo es. Asumimos que las amistades no se rompen ni con el tiempo ni la distancia”, ofrece Valeria Sabater a modo de explicación. Violeta Esteban Pons coincide y apunta que, además, las relaciones son “un sistema vivo”. “Que nuestros vínculos, intereses y afinidades varíen con el tiempo es, además de frecuente, casi inevitable”, reflexiona.

A la hora de dejar una amistad, la experta recomienda en primer lugar pensarlo bien y tratar de darse cuenta de lo que ocurre, ponerle nombre y expresarse a una misma qué es lo que no convence de esa relación. A partir de ahí, las psicólogas entrevistadas coinciden: comunicación asertiva y clara. “Comunicación cariñosa, explicando lo bueno vivido juntos y la causa del distanciamiento actual”, indica Esteban Pons. “Puede ayudarnos el ensayar antes la conversación y tener claras las ideas que queremos transmitir a la otra persona”, añade Iratxe López.

Esto es precisamente lo que María y su marido hicieron con la otra pareja, los que habían sido ghosteados en primer lugar por su examigo. Por ideas distintas, había momentos en los que estaban incómodos, así que quedaron con ellos, lo hablaron y decidieron dejar de verse. A diferencia de lo que pasó con el otro chico, con ellos sí tienen contacto de vez en cuando. Los vemos y nos alegramos, nos preguntamos qué tal”, relata. “Creo que son dos ejemplos de cómo parar una amistad, bien y mal. No hace mucho, mi marido se los encontró y se fueron a desayunar juntos. Como amigos muy cercanos no funcionábamos, pero así sí”, concluye.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_