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Trekking: el deporte ‘quemagrasas’ para las que odian el gimnasio

En tres horas de paseo por la montaña consumes tantas calorías como en una hora de running, pero sin sensación de cansancio.

Chica trekking
Ziga Plahutar/Getty (Getty Images)

Llega el buen tiempo, sacas la ropa de primavera y descubres que has subido unos kilos en invierno. O no has aumentado de peso, pero te ves fofa, blandita, porque trabajas todo el día sentada y no haces deporte. Con la dieta puedes reconciliarte con la báscula, pero necesitas actividad física para que tu cuerpo adquiera ese aspecto atlético que reclama el traje de baño. Y aquí llega el dilema: odias los gimnasios, no quieres ni oír hablar de sentadillas y solo de pensar en hacer abdominales te entran sudores fríos. Afortunadamente hay un deporte quemagrasas para los que odian hacer deporte: el senderismo (trekking o hiking en sus versiones en inglés).

Que no es ni más ni menos que salir a pasear por el campo o caminar por la montaña. Según las tablas de la Escuela Médica de Harvard en 30 minutos una persona de 70 kilos quema unas 216 calorías (432 calorías en una hora). Algo más si incorporas tramos con subidas empinadas o que haya que ir dando pequeños saltos para sortear obstáculos (charcos, pequeñas rocas, arroyos…). Una buena caminata de domingo de 3 ó 4 horas puede sumar unas 1.700 calorías (bastantes menos si tu peso es menor). “En tres horas de marcha por la montaña se queman las mismas calorías que una hora corriendo. Y la percepción de esfuerzo es menor. Por eso es perfecto para aquellas personas reacias a los deportes explosivos y exigentes como el running o una clase de spinning”, señala Lolo Díez, guía de montaña y director de The Bear Outdoor, empresa especializada en salidas al aire libre.

Mucho más que limar michelines

En el monte nada es regular. El terreno es cambiante, hay sendas forestales, vericuetos estrechos, pedregales y, cómo no, subidas y bajadas. Para salvarlas vas a tener que ir modificando la forma de pisar. A veces, incluso te tocará ayudarte de las manos (por ejemplo, para trepar por una zona de rocas). “Esos gestos inconscientes ponen a trabajar distintas cadenas musculares, no solo las piernas. Vas a utilizar el core y las lumbares para mantener el equilibrio, brazos y hombros para ayudarte subir o bajar de las rocas… No es extenuante, pero son muchas horas y, al final, el músculo se pone fuerte». Traduciendo: eliminas grasa y tonificas glúteos y muslos. Además, ganas en salud cardiovascular, sintetizas vitamina D y das un alivio a la vista, harta de estar todo el día pegada a una pantalla.

Las sandalias de senderismo permiten llevar los pies frescos y se secan a toda velocidad si tienes que cruzar un arroyo. Este es el modelo Hurricane XTL2 de Teva.
Las sandalias de senderismo permiten llevar los pies frescos y se secan a toda velocidad si tienes que cruzar un arroyo. Este es el modelo Hurricane XTL2 de Teva.

Una forma de aumentar el gasto calórico y ganar seguridad es hacerte con unos bastones. “Nos obligan a caminar más erguidos y hacen que los brazos también se muevan de forma acompasada, como en la marcha nórdica. Y son una ayuda en las subidas y bajadas por terrenos inestables, como los pedregales o zonas embarradas”. Por supuesto, nadie dice que todo sea caminar y caminar. Hay tiempos de pausa para un refrigerio, hacerte selfies con fondo panorámico, meditar junto al cauce de un río o practicar asanas en mitad de un collado verde. Así, además de quemar calorías, estiras y despejas la mente.

Ve poco a poco

Echarse al monte es como meterse en una sesión de crossfit: si nunca has practicado, mejor empieza por el nivel principiante. Primero, invierte en un calzado cómodo, pero con buen agarre para evitar resbalones (no, tus All Stars no sirven); una mochila ligera; ropa que transpire bien (sí, al final vas a sudar) y un bidón ligero para llevar agua y rellenar en las fuentes del camino. Déjalo todo preparado la noche anterior para evitar olvidos.

En vez de salir con botellas de plástico desechables, busca bidones de acero inoxidable. Este es el modelo TKWide de Klean Kanteen y mantiene tu bebida fría hasta 47 horas (32,95€).
En vez de salir con botellas de plástico desechables, busca bidones de acero inoxidable. Este es el modelo TKWide de Klean Kanteen y mantiene tu bebida fría hasta 47 horas (32,95€).

Las distancias en los trazados outdoor pueden ser engañosas. «Cinco kilómetros en llano y en asfalto no tienen nada que ver con cinco kilómetros por la sierra, donde te puedes encontrar desniveles, pedregales o arroyos. O, simplemente, te cambia la meteorología y lo que prometía ser un paseo fácil, se convierte en una lucha contra el vendaval o la lluvia”. Si en la calle para hacer un kilómetro tardas unos 10 minutos, en la montaña pueden ser 15 ó 20. “Por eso, las primeras salidas deben ser comedidas, no más de 7-8 kilómetros. Unas dos o tres horas: una ruta corta de mañana para estar en casa a la hora de comer”. En cuanto a la intensidad, también hay que ir de menos a más. “No se trata de volver a casa exhaustos, pero sí un poco cansados. Que se note que ha habido esfuerzo acumulado, pero no tanto como para no querer volver a salir”.

Rutas sin sorpresas

A la hora de elegir ruta, cuidado con tirar de Google y decantarte por las sugerencias de algún blog o de Wikiloc. “Son buenas alternativas, pero parten de experiencias subjetivas. La percepción del esfuerzo de cada persona es diferente y puede que la ruta sea más dura de lo que esperas. O que te pierdas porque  las indicaciones no son muy claras”.

Para ahorrarte sustos en tu trekking mitad del monte, lo mejor es echar mano de los senderos homologados. “Son grandes rutas medidas y bien señalizadas. La Federación Española de Montaña cuenta con un buscador de rutas gratuito por comunidades autónomas. Se pueden elegir por provincias, grado de dificultad, interés paisajístico, geológico, medioambiental…”. Hay distancias para todos los niveles: desde los senderos locales de menos de 10 kilómetros (SL) a los pequeños recorridos (PR) entre 10 y 50 y los grandes recorridos (GR), de más de 50 kilómetros. Además, están señalizadas a lo largo de todo el trayecto con letreros, mojones o simples pintadas sobre las rocas. Dos rayas paralelas significa que vas por buen camino. Si se cruzan es que ese tramo no tiene salida. Si forman un ángulo hacia un lado, hay que torcer a la derecha o a la izquierda. «La montaña es un entorno seguro para dar una caminata. Solo hay que respetar sus reglas y disfrutarla», concluye Díez.

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