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Si eres temperamental, vinyasa, si eres perfeccionista, iyengar: qué tipo de yoga necesitas en función de tu personalidad

Para practicarlo solo hace falta una esterilla y constancia. La clave para no abandonar y disfrutar de sus beneficios está en encontrar la modalidad que mejor se adapte a nuestra forma de ser.

Ha dejado de ser algo místico para convertirse en una práctica con la que calmar la mente, controlar el estrés o mejorar el estado físico que practican más de 300 millones de personas en todo el mundo. El yoga engancha. Una rápida búsqueda en Instagram arroja más de 91 millones de resultados y teclear ‘yoga’ en Google devuelve 1.420.000.000 de entradas. Que sus beneficios trasciendan el plano estético son una de las razones por las que esta disciplina milenaria ha cautivado a la sociedad occidental, celebrities incluidas. Irina Shayk, Miranda Kerr, Gisele Bundchen, Vanesa Lorenzo, Marta Nieto, Ariadne Arties o Elsa Pataky han hecho de esta práctica de origen oriental su compañera de viaje.

En un momento social delicado como el actual, esta actividad puede ser un salvavidas. Según un estudio realizado por Ronald C. Kessler, sociólogo y profesor en el Harvard Medical School de Massachusetts, el yoga disminuye el estado de ansiedad y el estrés de manera similar al de una terapia médica convencional. Para practicarlo solo hace falta una esterilla y constancia. La clave para no abandonar y disfrutar de sus beneficios está en encontrar la modalidad que mejor se adapte a nuestra forma de ser.

Si quieres iniciarte en esta disciplina y no sabes por dónde empezar, Mercedes de la Rosa, cofundadora de Zentro Urban Yoga y FreeYoga y cocreadora del evento multitudinario Free Yoga by Oysho, que ha llegado a reunir más de dos mil personas en la Plaza Mayor de Madrid o bajo el Arco del Triunfo de Barcelona, tiene las claves. “No hay un tipo de yoga mejor que otro, pero sí hay veces que conectamos más con un estilo, con un profesor o con un tipo de clase. También cambiamos de estilo a lo largo de la vida”. De la Rosa anima a todas las personas a probarlo, sea cual sea su edad y condición, y sugiere una guía para saber con qué modalidad empezar según cada personalidad (o momento vital):

Si eres principiante: Hatha yoga

“Es la ‘madre’ de la mayoría de estilos que se practican hoy en Occidente y se caracteriza por coordinar posturas (asanas) con respiración (oranayama), para el fortalecimiento del cuerpo físico y el equilibrio y calma interior”, explica Mercedes de la Rosa. Según un estudio de la Universidad de Illinois, practicar unos 20 minutos de hatha yoga al día contribuye a mejorar nuestra capacidad cognitiva y la memoria.

Si eres perfeccionista: Iyengar

“Es una práctica basada en la precisión y la exactitud. Se empieza con posturas sencillas y se utilizan “ayudas”: bloques, cintas, mantas y sillas que ayudan a progresar. El foco está en el alineamiento del cuerpo”, apunta De la Rosa sobre esta modalidad que debe su nombre al maestro BKS Iyengar, y es la más practicada en el mundo (la reina Letizia es una de sus adeptas). “Además, este estilo es perfecto para quienes tienen dolores de espalda, según apunta un estudio alemán publicado en el Journal of Pain, que revela que tras cuatro semanas practicando yoga Iyengar se reduce el dolor en el cuello y el dolor lumbar.

Si eres muy activa: Vinyasa

Es un tipo de yoga que se desenvuelve con una práctica activa. “Es un estilo fluido y vigoroso que entrelaza las posturas de forma dinámica y las sincroniza con la respiración. Con su práctica se gana fuerza, flexibilidad y tonificación, además de conseguir calmar la mente y relajarse interiormente”.

Si eres disciplinada: Ashtanga

“Consiste en series de posturas con un alto nivel de exigencia física y de concentración. Siempre se practica la misma serie y únicamente se puede avanzar en la práctica si se ha superado la postura anterior. Requiere constancia, disciplina y supone un reto físico y mental con infinitos beneficios físicos (se adquiere fuerza, flexibilidad, resistencia) y mentales (serenidad, atención, concentración)”.

Si eres espiritual: Kundalini

Se define como el yoga de la conciencia o el de la energía. De la Rosa lo describe como “una práctica más espiritual y energética. Se utiliza la respiración, la meditación y el canto. Está indicada para quienes buscan combinar lo físico y lo espiritual”.

Si eres nerviosa: Vinyasa, Rocket power o Ashtanga

“Son estilos dinámicos cuya práctica consiste en secuencias de posturas retadoras que obligan a la mente a estar concentrada en lo físico y la respiración, y permite bajar las revoluciones y el ruido mental sintiendo. Al finalizar, el cuerpo está trabajado y cansado y con serenidad interna”.

Si tienes dolencias o lesiones: Restaurativo

“Es una práctica que ayuda a soltar y relajar tensiones y a recuperarse de dolencias o lesiones. Se utilizan bloques y cintas como apoyo y se mantienen las posturas durante bastante tiempo, lo que permite que el cuerpo y la mente suavemente se relajen y se abran”.

Lucía Marcano

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