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Menopausia precoz: cómo afecta a las mujeres este tabú silenciado 

Más de 300.000 mujeres en España entre el final de su treintena y los 45 años la atraviesan. El peso del estigma asociado a la vejez y más complicaciones en la salud como la dificultad reproductiva o el riesgo cardiovascular, algunos de sus efectos de los que se habla poco.

La actriz Angelina Jolie habló públicamente en 2015 sobre su menopausia precoz tras someterse a una extirpación de ovarios y trompas de falopio.
La actriz Angelina Jolie habló públicamente en 2015 sobre su menopausia precoz tras someterse a una extirpación de ovarios y trompas de falopio.Getty Images

En 2015, tras haberse sometido previamente a una doble mastectomía por riesgo de cáncer, Angelina Jolie hacía pública con una carta abierta en The New York Times su decisión de someterse también a una extirpación de ovarios y trompas de falopio. “Es una cirugía menos compleja que la mastectomía, pero sus efectos son más graves. Lleva a la mujer a una menopausia forzada. Así que me he estado preparando física y emocionalmente, discutiendo opciones con médicos, investigando medicina alternativa y mapeando mis hormonas para el reemplazo de estrógenos o progesterona”, escribía la actriz y activista.

Lo que Jolie exponía a sus entonces 39 años es que se había estado preparando para atravesar la menopausia precoz, que se da alrededor de la treintena y hasta los 45 años aproximadamente -la edad media a la que se alcanza la menopausia común en nuestro país es a los 49-. Ya sea por causa mayor y tras la extirpación de los ovarios, como en su caso. O bien porque estos pierden su capacidad de producir hormonas de forma natural (o debido a otras causas externas que lo pueden agravar: consumo de tabaco, quimioterapia, enfermedades autoinmunes…), la “insuficiencia ovárica precoz”, como prefieren referirla desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, afecta en España a más de 342.000 mujeres, según cifras del INE en 2016.

Sofocos de día y de noche, que pueden aparecer antes incluso de que cese la función de los ovarios, y consecuencias asociadas a estas como la falta de sueño, de concentración y rendimiento o las molestias y la sequedad en la zona genitourinaria, que puede dificultar las relaciones sexuales. Así como un aumento de los riesgos cardiovasculares o de osteoporosis”, son algunos de los síntomas que advierten de la llegada de la menopausia, explica a S Moda la doctora María Jesús Cancelo Hidalgo, Jefa de Servicio de Ginecología del Hospital de Guadalajara y secretaria de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

También, “ansiedad y depresión de intensidad variable”, añaden desde la AEEM y “ganancia de peso, redistribución de la grasa corporal, atrofia vaginal o disminución del deseo erótico”, como suma la Doctora Elena Requena, médica de familia y sexóloga. Se comparten tanto en el caso de la menopausia común como en la precoz, pero la segunda conlleva una serie de peculiaridades. “Cuando aparece en una mujer joven, con una expectativa de vida más larga y en edad reproductiva, en la que faltan estas hormonas que protegen -más notable si además se le han quitado los ovarios-, los estudios señalan que aumentan tanto la morbilidad como la mortalidad”, apunta Cansado Hidalgo.

“Cuando aparece ya pasados los 40, la vivencia es más temprana de lo esperado, pero no suele suponer un gran terremoto para la mujer, el problema es mayor cuando aparece en mujeres más jóvenes o con expectativa reproductiva”, señala la ginecóloga. “Estas que quieren tener su vida igual que sus amigas (sus reglas, hijos…) y es importante que entiendan bien cuál es el proceso por el que se ha producido eso e intenten que con el tratamiento su vida sea lo más parecida a ello”. Como explica la doctora, con el tratamiento hormonal que se prescribe en estos casos, las mujeres pueden incluso seguir teniendo sus reglas. Y en España ya existen casos que abren la puerta a una posible maternidad. A finales de 2018, una mujer con menopausia precoz, daba a luz a su primer bebé en el Hospital Clínic de Barcelona gracias a una técnica de reimplantación de su propio tejido ovárico desarrollada por el doctor Francesc Fàbregues. 

“Los hábitos de vida saludable junto a las terapias para controlar los síntomas cuando aparecen, permiten tener una buena calidad de vida tras la menopausia”, apuntan desde la AEEM. “Cuidar la salud cardiovascular y los huesos: haciendo ejercicio, con un buen consumo de calcio, evitando tóxicos como el tabaco y el alcohol y planteando (siempre con la ayuda de profesionales) la sustitución de lo que los ovarios no producen con la terapia hormonal«, son las recomendaciones de María Jesús Cansado Hidalgo.

Naturalizar la menopausia

Afrontar el cambio de etapa es diferente para cada mujer, pero la necesidad de combatir los estigmas asociados a la menopausia, como la creencia de que esta es sinónimo de vejez -y la vejez como la etapa en la que, tradicionalmente, las mujeres dejan de existir a ojos de la sociedad- o de la falta de deseo erótico, persisten. “Muchos de estos presupuestos tienen que ver con cómo se percibe socialmente a la mujer una vez que ya no puede tener hijos. Ocurre que esto se señala como una falta de valor y la mujer puede comenzar a experimentar sentimiento de devaluación y afectar a su autoestima”, explica la doctora y sexóloga Requena. “Esto, unido a los cambios físicos, puede dar como resultado una disminución del deseo erótico, no como fruto de la menopausia en sí, sino como resultado de la presión social y el cambio de rol y estándar físico de la mujer. En consulta vemos cómo las mujeres al llegar a esta etapa se sienten más inseguras respecto a su cuerpo y esto repercute en su vida erótica, dependiendo a su vez de la autopercepción previa. Desde a las que no les importan en absoluto estos cambios y siguen sintiéndose bien y activas en cuanto a deseo (con el añadido de no tener que preocuparse por la anticoncepción) a las que, en un porcentaje nada desdeñable, comienzan a sentir a que ya no son atractivas o deseables por sus parejas», expone Elena Requena.

Además de la ruptura de estos estigmas que hacen daño psicológico y emocional, las expertas consultadas subrayan la necesidad de naturalizar este proceso, de que haya información sobre él, que se entienda que no es una enfermedad, y su conocimiento sobre cómo cuidarse frente al cambio. “Igual que cuando tenemos nuestra primera menstruación lo vivimos como un hito no patológico y natural en nuestra vida, debemos percibir este otro hito como tal”, dice Requena. Y la ginecóloga Cansado recuerda «la importancia de que existan grupos de apoyo entre mujeres, entre las que se hable de cómo se sienten en esta nueva fase».

La actriz Gillian Anderson, en su libro We: A Manifesto for Women Everywhere (Atria Books), coescrito junto a su amiga la periodista Jennifer Nadel, evidenciaba el problema de la falta de información: “Hace poco estuve con un grupo de madres de diferente rango de edad, desde finales de los 30 hasta principios y mediados de los 40. Muchas de ellas no sabían de qué estaba hablando cuando mencioné la premenopausia, nunca habían oído hablar de ella. No sabían a qué se enfrentaban, tenían tantas preguntas. Algunas de ellas, cuando describí mis síntomas, decían tenerlo los mismos, pero nadie en su vida les había sugerido que podrían estar relacionados con sus hormonas”.

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