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Derecho a la desconexión: cómo conseguir que nadie envíe un e-mail de trabajo después de las seis

En la era de la hiperconectividad digital, la frontera entre vida laboral y personal es cada vez más difusa. Algunas empresas en nuestro país se han propuesto redefinirla con medidas concretas. Así lo hacen.

El 51% de la población activa española afirma responder correos electrónicos y atender llamadas de trabajo durante las vacaciones o en fines de semana, según un estudio de Infojobs.
El 51% de la población activa española afirma responder correos electrónicos y atender llamadas de trabajo durante las vacaciones o en fines de semana, según un estudio de Infojobs.GETTY

La toma de conciencia es inminente. La inmersión en el mundo digital ha transformado la forma de vida laboral trayendo consigo muchas facilidades, como la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar sin más necesidad que una conexión wifi. Pero también nuevos formatos en los que aún cuesta manejarse: marcar en la jornada un principio y un final a pesar de que, al salir por la puerta de la oficina, ese e-mail de última hora siga entrando en el teléfono. Un estudio que acaba de publicar Infojobs pone de relieve esta realidad: el 51% de la población activa española afirma responder correos electrónicos y atender llamadas de trabajo durante las vacaciones o en fines de semana. Sentirse en la obligación de responder o creer que el puesto lo requiere son los principales motivos para hacerlo. Esta normalización de la hiperconectividad pasa factura, algunas de las consecuencias que trae consigo son el estrés o la ansiedad. En este marco, varias compañías en España, como recientemente Santander e Ikea o los pioneros AXA, marcan la pauta del derecho a la desconexión digital.

“El cambio de escenario, en el que lo digital lo ha modificado todo trayendo la posibilidad de teletrabajo o flexibilidad horaria, nos tiene que llevar a plantearnos cómo evolucionar en nuestro puesto de trabajo”. Esta idea que transmite Carmen Polo, directora de Recursos Humanos de AXA Seguros, a S Moda es la misma en la que inciden desde Ikea y Grupo Santander cuando se les pregunta por qué han considerado adoptar esta medida dentro de la empresa. Francia ya puso en el punto de mira la necesidad de reconocer esta desconexión completa tras la jornada de trabajo o en periodo de vacaciones a principios de 2017, lo hacía con la puesta en marcha de su reforma laboral en la que se reconocía este derecho. En España el marco legal aún no lo contempla, pero la conversación al respecto está abierta. Con la entrada en vigor en Europa del Reglamento General de Protección de Datos el 25 de mayo -culpable de que tu bandeja de entrada colapsara con mensajes de nueva política de privacidad-  y la consiguiente modificación de la Ley de Protección de Datos española (ahora en pausa), el PSOE presentaba en abril una enmienda reclamando la inclusión de este derecho a la desconexión digital y la garantía de otros derechos digitales.

Más allá de la regulación legislativa, las propias empresas toman las riendas y se hacen responsables. Negociaciones con los sindicatos que dibujan nuevas opciones para los trabajadores impulsados por la necesidad de convivir con el entorno en desarrollo, para garantizar el bienestar de sus empleados y evitar síndromes como el burnout (estrés crónico del trabajador quemado), la tecnofatiga (cansancio provocado por la continua exposición a la tecnología informática) o el estrés anticipatorio que genera la espera de un e-mail fuera de horario laboral, del que se hace eco un estudio de Colorado State University. Y también para el propio beneficio de la empresa, claro. “Se buscan medidas para consolidar una cultura que atienda más al resultado del trabajo, mejora de la productividad y cumplimento de objetivos que a la presencia en la oficina. Erradicar la cultura presencial y trabajar de forma más flexible y eficiente”, explican desde el equipo de Comunicación de Santander, que está contemplando aprobar medidas de conciliación como el derecho a la desconexión digital o el aumento del permiso de paternidad para sus plantillas tras haber adquirido Banco Popular.

Ikea lo ha modificado como parte de un acuerdo sobre distribución de jornada y horarios. “El descanso es sagrado y tenemos derecho a desconectar, queremos garantizarlo. Si mientras estás fuera de tu jornada recibes un WhatsApp de tu jefe (en ocasiones puede no ser ni por un motivo en concreto), tu mente ya no descansa. Es importante que se empiece a proteger este espacio personal”, cuenta Rafael Giraldo, responsable de Relaciones Laborales del retail sueco en nuestro país. El acuerdo empieza a aplicarse el 1 de septiembre pero, según Giraldo, “queremos que los mandos y los trabajadores lo tengan ya en la cabeza y se empiece a practicar”. Sobre cómo piensan asegurar que se respete la medida, explica: “El primer compromiso es trasladarlo a los trabajadores y a los mandos, creemos que en la mayoría de los casos se va a respetar, pero si se diera el caso, el trabajador estaría en su derecho (y queremos que se sienta respaldado por la empresa a la hora de hacerlo) de venir a decir ‘mi mando me está contactando fuera de horario’, entonces se procedería a una conversación. No nos gusta optar por la vía sancionadora. Si no funcionara y si se diera el caso de reincidencia, sí se adoptarían medidas”.

“Como empresa que vela por la seguridad y la responsabilidad civil, es muy importante garantizar el bienestar de los trabajadores”, comenta Carmen Polo, de AXA. Hace ya más de un año que la empresa de seguros lleva a la práctica este derecho de desconexión digital y la valoración es positiva, tanto por parte de la empresa como de los sindicatos que dan voz a sus equipos. El camino para conseguirlo ha sido a base de medidas preventivas, “formaciones dentro del programa de gestión del cambio y mucha formación del liderazgo para managers. Liderar con el ejemplo es la clave. Si ningún miembro del comité ejecutivo contacta con un manager fuera de su horario, estos no lo harán con los trabajadores”, explica.

“A lo largo de este año nos hemos encontrado con muy pocos casos de denuncia de este tipo de situaciones. Cuando ha pasado, el primer paso ha sido el diálogo. El trabajador puede recurrir a su mando más cercano de Recursos Humanos o al sindicato y si no se soluciona, que no se ha dado el caso, se procede a poner una falta. Si se repitiese, se podrían ejecutar medidas como la suspensión de empleo y sueldo”, dice Polo. Además, se hace un seguimiento de todo el convenio con un comité especial que se reúne tres veces al año. Pero, ¿y si se trata de una situación excepcional, de urgencia? Cuando se dan escenarios de causa mayor, en el caso de la aseguradora un ejemplo fue durante los atentados en Cataluña el verano pasado, “hay unos teléfonos específicos que te llaman en esos casos de comité de crisis para que sepas que no se trata de una llamada más de tu jefe”.

En palabras de la doctora en psicología Susana Rubio Valdehita, experta en Psicología del Trabajo, apostar por el derecho a la desconexión digital supondría “una notable mejora del bienestar psicológico y social del trabajador y un aumento de su calidad de vida personal y de los que están a su alrededor (pareja, amigos, familia…)”. Y de la laboral: “Un trabajador más sano es, sin duda alguna, un trabajador más productivo, más creativo y mucho más satisfecho y comprometido con su trabajo”. Para ello hace falta “un cambio de mentalidad de las empresas”, dice. También de la cultura del trabajo, en la que estos ejemplos y una reforma legal podrían sembrar el precedente para trabajadores contratados, autónomos o clientes, que a menudo -y en parte como consecuencia de la crisis económica- tienden a interiorizar que el éxito se premia en función de la total disponibilidad.

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