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Cuando cuidarse es un objetivo inalcanzable: cómo dejar de sentir culpa por no estar en forma

Internet y las redes sociales nos recuerdan constantemente la importancia de cuidarnos y dedicar tiempo a nosotros mismos. Pero compatibilizarlo con la vida laboral y las obligaciones personales no siempre es fácil.

Autocuidado
Getty (Getty Images)

Todos sabemos de la importancia de una alimentación sana, de hacer ejercicio físico diario y, a ser posible, tener un buen descanso. No solo lo sabemos, sino que cada vez estamos más concienciados con ello. No obstante, según datos de 2020 del III Estudio Salud y Vida de AEGON, siete de cada diez españoles valoran con un 7 su estado de salud, especialmente en cuanto evitar riesgos como el tabaco o el alcohol o cuidar la alimentación. Dando un paso más, parece que los españoles también somos de los más concienciados en cuanto al bienestar emocional. Como ejemplo, según revelaba el estudio World Mental Health de Ipsos España se ha colocado como el tercer país europeo más preocupado por el bienestar mental, por detrás de Reino Unido y Bélgica. Y eso es realmente un avance.

Pero, por si acaso no nos ha quedado claro, cada vez más, las redes sociales, la publicidad y, sobre todo, los influencers nos lo recuerdan. Ya no solo hablamos de casos de éxito como el de la experta en Patry Jordan (1,4mm), sino que cuentas como la del Carlos Ríos (creador del Real Fooding, 1,5mm seguidores), la de Xuan Lan Yoga sobre yoga y meditación d (635k) o la de la psicóloga Patricia Ramírez (474k) han vivido su auge estos últimos años.

Todo esto sería positivo si no fuera porque, a veces, cuidarse, o al menos cuidarse como lo hacen las influencers más de moda (desde el entrenamiento personal para recuperarse de una reciente maternidad de Paula Echevarría a la rutina de belleza de Jennifer Anistonno siempre es posible, ni desde luego es igual de accesible para todo el mundo.

La trampa del tiempo

Es especialmente en las ciudades, donde parece que la oferta de wellness es infinita, donde lo que nos falta es tiempo (y a veces ganas) para dedicarnos. Según la teoría social llamada ‘Teoría de los 3 ochos’, si el día tiene 24 horas, lo ideal es dedicar 8 horas al trabajo, 8 horas al ocio y 8 horas al descanso.

El primer error es que, en el caso de ciudades grandes, el tiempo de transporte ya resta bastante. Según los datos recogidos por la app Moovit, en Madrid la media de tiempo invertido en transporte público son 45 minutos, mientras que en grandes ciudades como Barcelona rondan los 37 minutos. Sin embargo, el 21% de los madrileños dedicaría más de dos horas al día al transporte público. Dos horas a restar del ocio, o del sueño.

Aunque, especialmente, en esas 8 horas de ocio lo que no se cuenta es el tiempo que dedicamos a los cuidados. A cuidar de nuestra casa, de nuestra familia, de nuestra mascota, de nuestros amigos, de nuestros hijos o de personas que, en ese momento de nuestra vida, están a nuestro cargo. Porque el tiempo que dedicamos a cuidar a los demás, es muchas veces el que nos restamos de cuidarnos a nosotros mismos.

Como ejemplo, el último estudio ‘El coste de la conciliación’, elaborado recientemente por el Club de Malas Madres, con más de 50.000 respuestas, desvela que el 65% de las madres tiene menos de una hora libre al día (a veces también robada a las horas de sueño) y el 20% declara directamente no tener tiempo para dedicarse en absoluto.

Cuidarse a veces es un privilegio

A esta reflexión llegaba la experta en comunicación y formación en sexología y autocuidado Sonia Encinas. Tras su proceso de maternidad y tener que ceder espacio del propio cuidado, para cuidar a alguien más, llegó a una reflexión sencilla: a veces el autocuidado es también un privilegio.

“El cuidado o el tiempo para nosotras es lo que siempre se queda al final de la lista, por eso hablar de autocuidado resulta tan difícil. Hay que sacarle tiempo, pero también es cierto que es un privilegio, porque muchas personas no pueden sacar ese tiempo, y es importante tenerlo en cuenta”.

Además, como cuestiona en su libro Feminidad Salvaje (Ediciones B), Sonia Encinas el autocuidado también pasa por un concepto importante que estamos olvidando: “los momentos de placer”. A veces, incluso, el “placer culpable” de saltarse lo que debemos hacer, por lo que en ese momento disfrutaríamos haciendo.

Gestionar las expectativas y la culpa

“En los últimos tiempos, al hablar de bienestar lo asociamos con hábitos saludables que protegen y mejoran, también la salud psíquica y física”, aclara por su parte la psicóloga Tamara de la RosaLa experta insiste en que cultivar un buen estado de salud debería ser un objetivo perseguido por todos. “Sin embargo, cuando este reto excede un cierto límite, determinadas actitudes pueden empezar a convertirse en una fuente de preocupaciones, obsesiones y sufrimiento con la famosa emoción conocida por todos: la culpa”.

En concreto, de la Rosa se refiere a los llamados “comportamientos y pensamientos inflexibles”.  Es decir, que es deseable proponerse y cumplir con el objetivo de llevar una rutina de comida sana, pero no debemos martirizarnos si un día, como algo puntual, hemos caído en la comida basura. “Aunque llevar unos hábitos saludables es algo que debemos hacer, un pensamiento tan inflexible, debería estar prohibido, porque es ese pensamiento el que te hace sentir culpable porque determinado día no pudiste hacer tu ‘obligación’. Los extremos siempre son negativos”.

Esta culpa, además, se complica cuando aparece para sumar presión añadida a un momento en el que cargamos con un exceso de responsabilidades con el que estamos lidiando. Por ejemplo, en unos meses de mayor carga laboral o familiar.

“Es importante la gestión de las expectativas” agrega de nuevo Sonia Encinas. “También debemos entender que hay diferentes etapas en la vida. Habrá etapas en las que tengamos más tiempo y otras en las que parezca imposible encontrarlo”. Pero no se trata de abandonarnos, sino de reajustar las prioridades.

Comparar trastiendas con escaparates

La clave, una vez más, parece el equilibrio. No se trata de renunciar a nuestro bienestar y dejarnos llevar por las responsabilidades. El objetivo ha de ser aprender a gestionar nuestro tiempo según los diferente momentos y necesidades.

“Quizás uno no puede hacer ejercicio, yoga o meditación todos los días, pero seguro que dos o tres veces a la semana sí, porque tenemos tiempo para todo lo que prioricemos. No hay un manual a seguir. En las redes cuelgan lo que sería ideal. Cada uno lo adapta a sus condiciones”. insiste Tamara de la Rosa.

Es decir que, en redes, lo adecuado es seguir las ideas que cuelga en redes un experto en nutrición o un médico que nos habla de cómo mejorar el sueño, ajustadas a nuestra realidad.  Pero tenemos que entender que entender que no todos tenemos el mismo tiempo para dedicar a la cocina que un ex concursante de Masterchef.

Precisamente, uno de los problemas de las redes es que los objetivos que vemos no corresponden siempre a la realidad. Comparamos nuestra trastienda con un mero escaparte.  A lo mejor esa super mama que tiene tiempo para hacer yoga cada mañana y preparar cada día recetas superelaboradas, tiene más ayuda en los cuidados o menos tiempo que invertir en otras responsabilidades. Es un dato que las redes no siempre ofrecen. Por eso no es justo comparar una visión sesgada de esas vidas, con todas las complicaciones que sabemos de la nuestra, para exigirnos hacer lo mismo.

Ideas para autocuidarse sin fustigarse

Otro de los problemas de esta obsesión por el wellness es que no siempre lo asimilamos como un estilo de vida, sino como una forma de alcanzar objetivos rápidos. Algo que va justo en contra de su verdadero propósito, que es un cambio de filosofía de vida a más largo plazo.

En esta idea incide Sergi Thompsonentrenador personal.  “Nos obsesionamos en conseguir beneficios de forma rápida. Una vida saludable es que puedas hacer ejercicio, puedas comer bien, pero planteándote objetivos dentro de tus capacidades”. Así, insiste en que no tiene sentido que si nunca has hecho ejercicio te plantees correr en 3 meses una media maratón o empieces una dieta pensado que vas a perder 10kg en dos meses. “En cambio ir eliminando esos hábitos que no nos aportan y entendiendo que podemos comer alimentos ricos en nutrientes que nos dan energía es el camino ideal”, plantea Thompson.  

De esta forma propone cambios, como, en vez de pasar el sábado en el centro comercial, hacer rutas de no exigentes de media – baja montaña. O cambiar la comilona con los amigos por ir todos juntos a cursos de cocina saludable o talleres y charlas en las que podremos encontrar la motivación para alimentarnos mejor.

“Cuando no somos capaces de encontrar ese hueco, nos crea sobre todo frustración sobre no encontrar esa parte de bienestar y salir de esa rutina de malestar.  La clave es no tener prisa, y buscar un pequeño hueco accesible”. Así Sergi Thopson propone empezar con objetivos pequeños, como buscar un rato de 10 o 15 minutos al día para dedicar a una tabla de ejercicios caseros, aunque sea siguiendo un tutorial de youtube como hacíamos en el confinamiento, pero hacerlo, al menos varias veces en semana.

Y es que el objetivo es marcarse propósitos pequeños, pero mantener la constancia.  Empezar a sentir que estás haciendo algo para ti. Solo entonces podrá ser más fácil seguir buscando otros pequeños retos y espacios que ir dedicándonos, poco a poco.

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