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Así trolea Jameela Jamil a otras ‘celebrities’ por el activismo corporal

Kim y Klhoe Kardashian, Iggy Azalea o Cardi B son algunas de las famosas a las que la actriz británica de ‘The Good Place’ (Netflix) denuncia en redes sin cortarse por patrocinar productos adelgazantes. Aunque su activismo hecho marca tampoco se libra de críticas.

La actriz británica Jameela Jamil.
La actriz británica Jameela Jamil.Getty Images

Los tuits irreverentes de Jameela Jamil dirigidos a otras famosas para promover una imagen corporal no dañina se han convertido en su seña de identidad. La actriz y presentadora británica rompió su anonimato en la industria estadounidense en 2016 con su papel como Tahani Al-Jamil en la serie The Good Place de la NBC (también en Netflix). Pero a pesar del éxito del show, que acaba de renovar su cuarta temporada, y de su reciente fichaje para presentar el programa Misey Index (TBS), el nombre de Jameela acapara titulares por haberse erigido como representante del activismo corporal atacando fuerte allá donde aparece la etiqueta #sponcon (contenido patrocinado) y se anuncia algún producto que promete dietas milagro, como batidos laxantes o las polémicas piruletas saciantes promocionadas por Kim Kardashian. Como una vuelta de tuerca al personaje que la ha encumbrado, chica bien obsesionada con su imagen, su ‘yo real’ basa su discurso en defender una imagen positiva del cuerpo, libre de cánones, presiones o Photoshop. “Fui la adolescente que se mató de hambre durante años, que gastó todo su dinero en estas curas milagrosas y laxantes y consejos de las celebridades sobre cómo mantener un peso más bajo de lo que mi cuerpo quería. Estaba enferma», escribía en un tuit explicando el origen de su lucha.

Su último objetivo de troleo justiciero ha sido Cardi B. La rapera publicaba en Instagram un vídeo anunciando una bebida detox y Jameela acudía a Twitter para señalar sin miramientos: «Dios, espero que todas estas celebridades se hagan caca encima en público de la misma forma que lo hacen las pobres mujeres que compran estas tonterías gracias a su recomendación. Como si en realidad lo tomaran. Es solo que necesitan más dinero», ironizaba. Y la respuesta de Cardi B no tardaba en llegar: «Nunca me lo voy a hacer encima porque hay baños públicos … y oh, arbustos». Jamil, demostrando que no le impone la regla no escrita de que meterse con una celebridad con más seguidores que tú no es buena idea si intentas construir tu marca personal en internet, lanzaba un vídeo que ya es viral en el que parodia explícitamente la realidad de quien consume esos productos adelgazantes de alto contenido en fibra, que en muchos casos conlleva una adicción a los laxantes, un trastorno alimenticio del que se habla poco.

Antes que Cardi B vinieron Iggy Azalea o las Kardashian, Kim y Khloe. Tanto en redes como en entrevistas, Jameela Jamil ya había fijado su objetivo en las hermanas apuntando al clan como el eje del mal en cuestión de imagen corporal e influencia. Un título que ya les ha sido otorgado con anterioridad por promover una imagen de la mujer irreal e inalcanzable disfrazada de empoderamiento que frustra a otras mujeres. “No. Que te den. No. Eres una influencia terrible y tóxica para las chicas jóvenes. Admiro la capacidad de tu madre para hacer marca, es un genio, explotadora pero innovadora. Sin embargo, esta familia me hace sentir realmente desesperada cuando veo a lo que reducen a las mujeres”, escribía en mayo a Kim Kardashian cuando esta protagonizó la polémica campaña de las piruletas saciantes Flattummy Co. Y recientemente recopilaba varias imágenes de todas estas celebridades para denunciar en la misma línea la promoción de este tipo de productos: «Dadnos los códigos de descuento de vuestros nutricionistas, cocineros personales, entrenadores personales, maquilladores y cirujanos plásticos malditas mentirosas», escribía.

Toda esta denuncia la ha canalizado a través de su proyecto I weigh, una cuenta en Instagram que surgió como respuesta crítica a una publicación protagonizada de nuevo (aunque no de forma voluntaria) por las Kardashian. Etiquetadas en una imagen de un perfil de Instagram en la que se indicaba en la propia foto el peso de cada una de las hermanas a modo de ranking, Jameela generó la contratendencia: posar en la imagen con etiquetas que indiquen aptitudes, características o pasiones de la persona en cuestión y no su peso. El perfil suma 250.000 seguidores y recopila en su mayoría fotos publicadas bajo ‘#iweigh’ por personas no famosas que quieren participar en el proyecto.

Con su siguiente movimiento ha ido más lejos. Ya había proclamado con anterioridad su voluntad de no ser retocada en las imágenes publicadas en revistas y campañas, defendiendo que se vieran sus estrías al natural como forma de reivindicar el acoso al que fue sometida por parte de la prensa británica, cuando años antes de ganar fama internacional aumentó bruscamente de peso por el consumo de esteroides para tratar el asma. Ahora, con una carta publicada en la BBC, mismo medio que la ha incluido en su lista de las 100 mujeres del año, y a través de varios tuits, pide que el airbrushing de las imágenes sea declarado ilegal. «Es una mentira para el consumidor», «es perjudicial para la persona de la imagen» o «es mucho más perjudicial aún para el público, especialmente para las mujeres jóvenes», son algunos de los argumentos que la británica aporta.

Aunque son más sus defensores, entre ellos medios como el feminista The Cut desde donde la periodista Mariah Smith escribía: «Nunca he estado más feliz de ver a alguien amenazando mi sustento que con este rastreo de las mentiras de las celebridades, pidiéndoles que se sienten y sean honestas por una vez», los detractores también están ahí. Usuarios de redes sociales cuestionan que no salga retocada en las fotos que ella misma publica con mensajes anti Photoshop pero que sí aparezca maquillada y «luminosamente bella», algo que tachan paradójicamente como «muy propio de las Kardashian-Jenner» o de su personaje en The Good Place, Tahani Al-Jamil. Medios como el estadounidense Vox van más allá incluyéndola en el saco del feminismo de ‘cool girls’ junto a Jennifer Lawrence. Jamil, según subrayan hace uso constante de palabrotas e igual que Lawrence, se jacta de no haber sido sexy en su adolescencia mientras representa y perpetúa en realidad el estereotipo de belleza imperante y se beneficia de ello: «Por muy buenas que sean las celebridades, los privilegios que ofrece la belleza, la riqueza y el estatus son simplemente demasiado grandes», escribe Elisabeth J. Dickson. Y Jamil se defiende apelando a las dificultades propias por su origen pakistaní y el color de su piel «constantemente aclarado sin mi permiso».

 «Sé que estoy siendo un poco extravagante en todo esto, pero la guerra contra los cuerpos y la imagen general de las mujeres está en curso y fuera de control. La cirugía para adolescentes, los trastornos alimenticios y las autolesiones están en auge. Así que el contraataque va a implicar mucho ruido. ¿No te gusta? Cállame”, reta desde su campo de batalla tuitero.

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