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‘Aquabike’, un deporte a prueba de altas temperaturas

Se presenta como el deporte más completo para el verano. En sesiones de 45 minutos se pueden llegar a perder hasta 450 calorías. Además, es perfecto para combatir la celulitis.

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Por las altas temperaturas, el verano es una época que invita a estar en contacto con el agua. Para los que son incapaces de mantenerse quietos en un flotador y buscan mantenerse en forma más allá de la natación y vertientes como aquagym, pueden encontrar una alternativa muy divertida en el llamado aquabike, una modalidad consistente en realizar ciclismo debajo del agua.

En piscinas con poca profundidad (entre 1,20 m y 1,60 metros) se sumergen bicicletas estáticas de acero inoxidable que se cubren hasta la altura del manillar. Al subirse a la bicicleta, la mitad del cuerpo también queda sumergido y al esfuerzo del pedaleo se le añade combatir la propia resistencia que presenta el agua. Para Ibán Martín, administrador de Aguactiva y formador nacional de Waterform Ellipse en España, el aquabike es una modalidad mucho más completa que el spinning habitual porque mientras éste se “centra en trabajo de piernas”, el aquabike trabaja “piernas, brazos y abdominales, ya que además de pedalear se proponen ejercicios de coordinación y de trabajo muscular con los brazos”, declara.

A estas ventajas, Víctor Fernández, del centro Armonium (Valencia) añade que “es más accesible a grupos de población” porque la preparación física previa que necesita es mínima, lo que permite que todo el mundo pueda practicarlo. Ambos expertos coinciden en que tienen alumnos desde los 18 años hasta los 64-70 años, ya que adaptan la intensidad de las sesiones en función del tipo de alumnos.

Aquabike, también conocido como hidrospinning o aquacycling, permite un perfeccionamiento de la condición física. Según Martín “se consigue una mejora de la circulación y de la oxigenación sanguínea, incrementa la capacidad de resistencia aeróbica y tonifica y muscula las piernas, abdominales, dorsales, pectoral y brazos”. Asimismo, también desarrolla “la fuerza, la coordinación y el control de la postura”.

Además, gracias al agua, se “reducen los efectos de la gravedad y la tensión sobre articulaciones, huesos y músculos”, explica Iban Martín, lo que se traduce en un menor riesgo de lesiones y de daños musculares. El contacto permanente con el agua supone un masaje constante, ideal para personas con mala circulación.

En sesiones de 45 minutos pueden llegar a perderse hasta 450 calorías y tanto Fernández como Martín están de acuerdo en que son un remedio perfecto para combatir la celulitis porque además de la tonificación de las piernas, aumenta la oxigenación y circulación sanguínea: “no tiene tanto gasto calórico como el spinning, pero al actuar en un rango de pulsaciones más estabilizado, se está más tiempo en el ratio de quemagrasas” explican desde Armonium. “Si además llevamos un estilo de vida sano, una alimentación equilibrada y mucha hidratación, el éxito está asegurado”, declara Ibán Martín.

Esta actividad surgió en Italia a través de la marca Hydrorider en la década de los 90 y aunque no es una modalidad muy conocida, en España podéis encontrarla en:

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