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Alerta tendencia ‘beauty’: mini frigoríficos para belleza

Es la última obsesión del mundo de la cosmética y de sus adeptos en Instagram… pero, ¿es cierto que algunos productos deberían conservarse en frío? Los expertos responden.

mini frigorificos
Urban Outfitters
Eva Armas Gil

Dicen que la culpa es del efecto Marie Kondo. Que la obsesión por las soluciones de almacenamiento que la gurú del orden nos ha transmitido (a través de su reality en Netflix) ha hecho que la manera de guardarlo y ordenarlo todo se convierta, en sí misma, en una imagen digna de ser instagrameada. Más aún: que hacerlo de forma estéticamente agradable y, a poder ser, envuelta en colores pastel, suponga que dicha foto sea susceptible de convertirse en la estrella de tu perfil.

Y, llegados a este punto, ¿qué hay más ‘mono’ y fotografiable que un tocador? “Nada”, han debido de pensar varias de las marcas que se han lanzado a comercializar el accesorio beauty de moda: un mini frigorífico para guardar tus productos cosméticos.

Si, a priori, puede sonar algo excéntrico, cabe recordar todas esas veces que hemos guardado el after sun o la bruma facial en la nevera y comenzar a pensar que, tal vez (y solo tal vez), esta moda tenga un sentido mayor que el meramente estético. Por eso, cuando el beauty fridge (como lo han bautizado las marcas distribuidoras) ya se ha convertido en la estrella, no solo de Instagram, sino también de los tocadores y baños más selectos de influencers y gurús de belleza, nos preguntamos si se trata realmente de una necesidad cosmética o tan solo de un capricho mono.

Una de las primeras en utilizarlo fue Michelle Lee –directora de la edición americana de la revista Allure–, que, con sus guiños a través de redes sociales, logró colocarlo en los primeros puestos de la wishlist de cualquier beauty addict. Por su parte, Makeup Fridge fue también pionera en saciar esa necesidad recién creada aspirando a convertir «los cosméticos fríos en parte esencial de tu rutina de belleza»… Pero, ¿qué hay de cierto en esa creencia (solo a medias) de que una crema, un contorno de ojos o una barra de labios funcionan mejor si se encuentran a bajas temperaturas?

“Las pruebas en los laboratorios consisten en conservar por un período determinado de tiempo las muestras de cada producto en una nevera a 4ºC y en un termostato a 40ºC. Los mejores resultados de estabilidad suelen obtenerse en el termostato, es decir: las cremas o emulsiones prefieren el calor. Lo único que se ha demostrado en este aspecto es que a la piel no le gustan los extremos de temperatura, ni muy caliente, ni muy frío”, advierte como primera premisa Pedro Catalá, creador de Twelve Beauty.

Dicho esto, como siempre que hablamos de cosmética, lo esencial es recalcar que también la temperatura a la que se aplique cada producto deberá depender tanto de la composición específica del producto como de las necesidades de la piel en la que vaya a aplicarse. Y hay más: “En principio, todos los cosméticos han sido formulados para que no se alteren a temperaturas inferiores a 50 grados, por lo que todos deberían tolerar bien su exposición a la temperatura ambiente sin sufrir modificaciones en su fórmula”, aclara Raquel González, directora técnica de marcas como Perricone y Medik8, entre otras.

La misma razón es la que lleva a Jane Foulston, directora ejecutiva y copropietaria de Emma Hardie a desvirtuar, en cierto modo, el elemento de la discordia: “Los mini frigoríficos pueden ser beneficiosos en climas muy cálidos para productos con alto porcentaje de aceites, grasas y ceras –como nuestro bálsamo limpiador de moringa– ya que es probable que muestren cierto grado de fusión. Si no, en climas normales o medios, aparte de hacer que los productos se sientan frescos en la piel, no considero que este elemento sea una necesidad”.

El Doctor Golueke, creador de Royal Fern, también apuesta por el aspecto estacional: “El mini frigorífico tiene sentido en climas muy cálidos. Además, una crema fresquera proporciona una sensación muy agradable y relajan durante el verano”.

Pero si existen varios productos concretos que pueden llegar a agradecer una temperatura menor a la ambiente, también existen algunos a los que nunca deberíamos someter al frío de una nevera: “Todos los productos espumosos –como geles o champús– modifican su textura a temperaturas bajas y podrían ver alterada su estabilidad. También los que están formulados a base de agua y contienen conservantes que pueden volverse inestables”, advierte Cyrille Telligne, creador de Novexpert.

Para los demás, nos lo explica con claridad Raquel González: «La mejor temperatura estable para los cosméticos es entre los 13 y los 15 grados para su perfecta conservación. Si un mini frigrofíco se programa para que enfríe el producto pero no baje más allá de los 12-13 grados y es, además, un espacio seco y que protege el producto de la luz, entonces habremos creado el ambiente perfecto para optimizar su formulación y sus resultados». Ahora bien, ¿cuáles son los que más lo agradecerán al tratar tu piel? Y, lo que es más, ¿cuáles deberían ocupar un lugar privilegiado en tu próximo capricho beauty?

1. Brumas y sprays faciales
Si investigas en Instagram sobre los beauty fridges, vas a encontrarte un montón de los ya famosos sprays de Mario Badescu en su interior: no es casualidad, el producto más indicado para someterse a su proceso de enfriamiento son las brumas y pulverizadores que refrescan, hidratan y reconfortan la piel, especialmente en los meses más cálidos.

2. Mascarillas
«Al efecto frío siempre se le han atribuido beneficios tonificantes y rearfirmantes debido a la vasoconstrucción que produce en los capilares, a la vez que también es un gran remedio para cerrar los poros, por su efecto astringente. Por tanto, si hay algún producto que aconsejaría dejar en el frigorífico serían las mascarillas», explica Raquel González a S Moda. Este efecto, además, hará la cura definitiva para la resaca en esos fines de semana de mascarilla.

3. Rodillos de jade y cuarzo
Aquí es donde más sentido cobraría la refrigeración: al tratarse de un accesorio de masaje que permanece inalterable independientemente de la temperatura. Al usarlos en frío, su superficie fresca y suave ayuda a estimular el drenaje (por lo que reduce la hinchazón) e ilumina la piel al aumentar la circulación y el flujo sanguíneo.

4. Retinol
“Entre los principios activos que sí son muy sensibles a la temperatura, se encuentra el retinol: pierde su efectividad si se somete a largos períodos de temperaturas superiores a 30ºC. Debe conservarse entre los 13º y los 20º”, advierte de nuevo Raquel González, «pero sin llegar a bajar su temperatura, porque también la cristalización provocada por el frío puede producir variaciones en la fórmula».

5. Contornos de ojos
Ayuda también a mejorar la efectividad de los contornos de ojos, ya que tratan de combatir las bolsas y el frío colaborará contrayendo los vasos sanguíneos y reduciendo así la hinchazón. Sin embargo, existe una alternativas y solución práctica para no poner en riesgo el producto: elegirlo con aplicador metálico, que siempre se mantiene fresco al contacto con la piel.

6. Barras de labios y eye-liners
«Personalmente, creo que puede aportar a algunos productos como pintalabios (que se pueden derretir con altas temperaturas, aunque si esán bien formulados no deberéan y su estructura quedaréa intacta)», confirma Pedro Catalá a S Moda. Lo mismo recomiendan algunos maquilladores con los eye-liners: pero solo a altas temperaturas para conseguir un trazo más definido.

7. Calmantes y reductores
Si lo has hecho tantas veces con el after sun, no ha sido en vano. Y es que cualquier crema corporal será mucho más efectiva en frío porque conseguirá activar antes la circulación y refrescar las piernas y pies cansados.

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Sobre la firma

Eva Armas Gil
Graduada en Comunicación Audiovisual y Máster en Comunicación Editorial por la Universidad Carlos III de Madrid, ha dedicado su carrera a medios digitales especializados en belleza, moda y estilo de vida. Ha escrito en las ediciones españolas de AD, Glamour, Grazia y Harper’s Bazaar y, ahora, hace lo propio en EL PAÍS y S Moda.

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