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Los 9 ingredientes antiedad que debe tener una crema para que sea eficaz

Éstos son tus mejores aliados si buscas mejorar el tono de la piel y reducir las arrugas.

crema
Everett Collection

¿Eres de ciencias o de letras? Si la respuesta es lo primero, enhorabuena, las siguientes líneas te parecerán un repaso de las clases de química. Si optaste por Humanidades tendrás que ponerte la pila con algunos conceptos elementales para descifrar los prospectos de tus cosméticos de cabecera. Porque en eso las coreanas y japonesas nos llevan mucha ventaja. “Cuando ven una crema lo primero que hacen es leer su composición para determinar qué ingredientes pueden mejorar el estado de su piel. No les vale que la publicidad les diga que rejuvenece. Quieren saber cómo y con qué”, explica Clara Kwon, responsable del Departamento de Marketing Internacional de Suiskin. ¿La razón? No todas las pieles son iguales ni todas se deterioran igual. A algunas les atormentan las manchas alrededor de los 30 y 40, mientras que otras tendrán su cruz en la flacidez, las arrugas o el aspecto mortecino. La buena noticia es que hay un principio activo para cada problema. La mala es que no hay una crema mágica y maravillosa que cumpla todas las funciones que necesita la piel. Lo más normal es que haya que emplear varias, o combinar un sérum con varias cremas. Si estás buscando una buena crema coge papel y lápiz.

1. Protección solar alta, el más importante de todos

De nada sirve utilizar todos los demás si no proteges tu piel del sol. La radiación ultravioleta es responsable del 80% del envejecimiento de la piel (de hecho, los dermatólogos ya hablan del ‘fotoenvejecimento’). “La última capa de tratamiento debe ser siempre un filtro solar de amplio espectro con un grado alto de protección. Los 365 días del año, aunque no nos tumbemos en la playa, el sol incide sobre nuestro rostro en el coche, mientras caminamos por la calle… Hay que aplicarlo antes de salir de casa y reaplicarlo cada dos horas si vamos a estar en exteriores”, advierte la dermopatóloga Adriana Ribé. Lo de ‘amplio espectro’ significa que nos parapeta tanto de la radiación UVA (causante de las arrugas y de daños en el ADN celular) como de la UVB (responsable de las quemaduras solares). ¿Cómo reconocerlos? El FPS indica la protección contra los UVB (FPS 30 ó 50 es lo ideal) mientras que la palabra UVA en un círculo o PA+++ indica el filtro contra los UVA. Protegerse contra los rayos del sol es impepinable para no cumplir los 60 hecha una pasa. Recuerda: la crema solar es la mejor antiarrugas.

2. Vitaminas C y E

La radiación solar y la contaminación son el caldo de cultivo ideal para la proliferación de los radicales libres, perversos agentes a los que les encanta oxidar nuestras fibras de colágeno y elastina hasta inutilizarlas. La consecuencia: pérdida acelerada de elasticidad y firmeza y líneas de expresión cada vez más marcadas. Las vitaminas C y E tienen un gran poder antioxidante, aunque la C, además, dinamiza la producción de colágeno y aclara las manchas. “Como se formula con una base hidrosoluble se pueden realizar productos oil-free, muy interesantes para pieles grasas con marcas de acné o para hombres, que rechazan las texturas untuosas. La E, en cambio, exige fases oleosas”, apunta la cosmetóloga María D’Uol. Pero no es oro todo lo que reluce como vitamina C. “Para que sea efectiva a nivel tópico debe estar en una concentración mínima del 8%”, matiza el doctor José Vicente Lajo Plaza. Otro problema de la vitamina C es que es muy inestable y se oxida con facilidad. Elige formatos airless opacos y si va en gotero, fíjate en la fecha de caducidad. No suele pasar de los 3 meses después de su apertura. En resumen: la vitamina C funciona, pero suele ser cara.

3. Resveratrol

Otro antioxidante de cabecera. Este polifenol (presente, entre otros, en las uvas) además de ponérselo difícil a los radicales libres, estimula la formación de nuestras propias enzimas antioxidantes.

4. Coenzima Q10

La epidermis produce de forma natural este antioxidante. “Pero debido a la exposición solar y a la edad, a partir de los 25-30 años conviene reforzarla con un aporte externo”, explica María Segurado, jefa de dermatología del Hospital del Sureste (Arganda del Rey) y asesora de Nivea. Es más asequible que otros antioxidantes.

5. Niacinamida

A estas alturas de tu vida, y tras muchos veranos tostándote bajo el sol, es muy probable que los melanocitos empiecen a funcionar mal y a dar guerra formando manchas. “La niacinamida o vitamina B3 inhibe la acción de la tirosinasa, la enzima necesaria para la síntesis de la melanina. Si no se metaboliza, no hay mancha. A la vez, esta vitamina estimula la renovación celular epidérmica”, explica la doctora Isabel Aldanondo, del Grupo de Dermatología Pedro Jaén .

6.  Hidroxiácidos

¿Has cumplido ya los 30? Felicidades. Después de soplar las velas echa un vistazo a tu piel. ¿Apagada? ¿Apergaminada? ¿Con acné? Como cantaban Modestia Aparte, son cosas de la edad. La producción de colágeno empieza a renquear y, por si fuera poco, la capa córnea no se renueva con la misma alegría que hace unos años. La solución son los hidroxiácidos, capaces de aflojar las uniones iónicas de las células muertas superficiales para que sea fácil retirarlas sin frotar. Ahora queda determinar si te convienen los alfa o los beta. Los betahidroxiácidos (como el ácido salicílico) son perfectos para pieles grasas o acnéicas. Los alfahidroxiácidos (más conocidos por sus siglas – AHAs – o por su nombre propio: ácido azelaico, ácido glicólico, ácido láctico…) tienen una acción exfoliante más intensa, pero pueden resultar algo irritantes o hasta sensibilizar bajo el sol.

7. Retinol

Uno de esos básicos que deberías tener sí o sí en el neceser porque sirve para todo: suaviza las arrugas, mitiga las manchas, afina el poro y estimula la regeneración celular. Y a los 30 los normal es responder ‘sí’ a todos esos problemas. En contra de la leyenda urbana que le acompaña, no te hace sensible al sol, pero sí al calor de forma que si se aplica en un tórrido día de verano, la piel puede enrojecerse.

8. Lípidos

Después de años buscando como posesa cosméticos oil free para hacerle la cobra al acné, ahora resulta que hay que tirar de ingredientes grasos. ¿En qué quedamos? Pues en que después de soplar las 30 velas tu piel produce menos lípidos. Esto la deja más vulnerable a los agentes externos. Haz la prueba: ¿notas que en invierno se te reseca con más facilidad? La respuesta no está en la falta de agua, sino en que la pierdes más porque la piel ya no es la barrera inexpugnable que era. Busca en la etiqueta ceramidas, ácidos grasos (los omega 3, 6 y 9) y colesterol (nada que ver con el de la sangre; en la piel ayuda a estabilizarla frente a los cambios de temperatura).

9. Ácido hialurónico

Si toda la medicina estética le pone ojitos es por su capacidad de pluriemplearse. Su propiedad más codiciada es la de absorber 1.000 veces su peso en agua, lo que se traduce en un increíble poder hidratante. Las moléculas de este ácido, literalmente, se introducen en los surcos de la piel, capturan el agua y se hinchan, de ahí ese efecto ‘relleno inmediato de arrugas’. Además, estimula la producción de colágeno, los procesos de cicatrización y la renovación celular.

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