10 pruebas de que la reina Letizia se atreve a todo con su pelo

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Pony tale. Otro recogido por el que se decanta la soberana y que no suele frecuentar la monarquía es la coleta, desde la clásica como en la primera imagen a más tendencia como la segunda. "Por su personalidad, debería atreverse a imponer su propio estilo, quizá más moderno y actual, y afianzar una imagen personal propia", recomienda Borés.

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Adiós a la melena. La reina ha sorprendido dando tijeretazo a su melena en dos ocasiones: en 2008 y en 2015. Si la primera vez el corte elegido fue un bob clásico (izda. y dcha.), el segundo (centro) mostró una evolución muy positiva y atrevida. "Mucho más liso y arquitectónico, muestra a una reina sofisticada y con carácter", asegura la presidenta de AICI España.

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En la onda otra vez. Con el pelo por encima de los hombros también se atrevió con los rizos y las ondas. De estos tres looks, Borés considera que el más favorecedor fue el segundo. "Un bob con reflejos dorados y ondas al agua es, definitivamente, la mejor opción".

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Desigual y extremo. En 2005 y 2007 decidió llevar el flequillo muy corto y desestructurado, una opción que en ambas ocasiones duró las semanas que tardó en crecerle. Borés ve un fallo: "La melena escalada puede ser una buena apuesta para ella porque le ayuda a crear volumen en los laterales, pero el largo no debería exceder los hombros".

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A medio camino. "Un semirecogido, las ondas marcadas y los reflejos dorados acentúan sus preciosos ojos almendrados y su piel radiante", afirma Borés. Desde 2004, doña Letizia ha elegido recoger parte de su melena y ondularla desde la mitad en más de una ocasión. Para la experta, su mayor acierto.

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Queda claro. En 2011, su Majestad aclaró su cabello, dejando paso a una imagen mucho más informal. "Le favorece, pero le resta sofisticación", cree Borés, que considera que este color, especialmente en una melena larga y ondulada, es más propia de una celebrity que de una reina.

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El toque final. Los complementos han formado parte también de sus decisiones sobre su peinado: desde un enorme broche en 2012 a una diadema fina, con estrellas y casi infantil en 2014. Pero la joya de la corona ha sido siempre, en distintos actos oficiales, la tiara. "Es más propia de la imagen que tenemos hoy de la reina", concluye Borés.