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Por qué es necesario reivindicar a las sufragistas

El discurso feminista se expande con la película ‘Suffragette’, que buscará el Oscar con Meryl Streep y Carey Mulligan en la piel de radicales en lucha por el voto femenino.

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Peter Macdiarmid (Getty Images)

Winston Churchill decía que eran "una copiosa fuente de mentiras"; Arthur Conan Doyle las menospreciaba llamándolas "hooligans femeninas"; la reina Victoria no se quedaba atrás: "Son el horror a favor de esa locura perversa llamada Derechos de la Mujer", decía y las reprendía entonando un "dejad que las mujeres sean lo que Dios quiso: una ayuda para el hombre, pero con vocaciones y obligaciones totalmente diferentes". Mucho antes de que los trolls de Internet dejasen su reguero de odio, las sufragistas vivieron en sus carnes la hostilidad social y las consecuencias de alzar la voz en pro de sus derechos. Hablamos de las sufragistas británicas, de las seguidoras de Emmeline Pankhurst que radicalizaron el discurso pacifista y de diálogo que habían iniciado las feministas de finales de XIX. Hace más de cien años, un grupo de mujeres, las que pertenecían al Women's Social Political Union (WSPU) popularizaron aquello de Hechos, no palabras y apostaron por el feminismo radical con tal de alcanzar el derecho al voto femenino.

Quemaban casas abandonadas, reventaban escaparates, hacían escraches a las puertas del Parlamento y de Downing Street. Se enfrentaban a la policía sin miramientos. La amabilidad pacífica de sus antecesoras era historia. Más de un millar de mujeres acabaron encarceladas (entre ellas Pankhurst). Entre rejas hicieron huelgas de hambre y el Gobierno acabó alimentándolas a la fuerza. Se llegó a aprobar una ley (conocida como Cat and Mouse act) que las obligaba a ir a casa para recuperarse físicamente y volver a prisión. Las protestas seguían y hubo quien murió pisoteada por el caballo del Rey Jorge V o acabó acuchillando a La Venus del Espejo de Velázquez en la National Gallery. ¿Con un guión como éste, por qué diablos no lo habíamos visto antes en ese cine que producen los grandes estudios?

Helena Bonham Carter, Carey Mulligan y Meryl Streep durante el rodaje.

Getty/ Cordon Press

'Suffragette': Feminismo de Oscar

El mutis del celuloide ha llegado a su fin. El año que viene todos estos capítulos de la historia se podrán ver en Suffragette, una superproducción dirigida por Sarah Gavron, con guión de Abi Morgan (la misma a cargo de La Dama de Hierro y ganadora de un Emmy por The Hour) y protagonizada por Carey Mulligan, Helena Bonham Carter y con Meryl Streep interpretando a Emmeline Pankhurst. "Es una producción que va a por el Óscar sin lugar a dudas", explica Eduard Grau, el barcelonés responsable de la dirección de fotografía de la película. Grau, que ya se hizo cargo de la dirección de foto de Buried o Un hombre soltero, reside ahora en Los Ángeles tras rodar con Michael Fassbender Trespass against us y pasar unos meses de rodaje en Londres por Suffragette.

"La película se centra en la historia de Maud (Carey Mulligan), una mujer anónima de 1912 que vive atada a las labores del hogar hasta conoce el activismo de las sufragistas y de Pankhurst (Streep), decide unirse a ellas, abrazar su discurso radical y convertirse en una heroína", cuenta. La película retratará con realismo la dureza con la que el gobierno británico trató a estas mujeres, tanto en su encarcelación y en los tiempos del Cat and Mouse act. "Ha sido un rodaje increíble, el mejor en el que he estado hasta ahora", apunta Grau. "Todo el equipo teníamos la sensación de estar contando algo muy importante en una película muy necesaria". El director de fotografía asegura que la verosimilitud histórica era un requisito indispensable. Morgan (la guionista) ha contado con expertos que le asesoraban durante todo el rodaje.

National Portrait Gallery London (National Portrait Gallery London)

Las militantes sufragistas, vistas como criminales en los archivos de delincuencia de 1914.

National Portrait Gallery, London

De criminales a heroínas

"Hasta ahora, el cine había ignorado completamente la existencia de las sufragistas", recuerda Rosa María Capel, catedrática de Historia Moderna en Universidad Complutense de Madrid y premio Clara Campoamor a la Igualdad. "La única visión equilibrada del movimiento fue el de Ángeles con la Mandíbula de Hierro, la TV movie que detalla la lucha de las estadounidenses", recuerda. Para Capel, ni siquiera la película de TVE  en homenaje Clara Campoamor fue un ejercicio pasable: "estaba llena de errores históricos", lamenta. "Solo espero que Suffragette mantenga una posición neutra y verídica y no se doblegue en aras de la espectacularidad", apunta Capel.

Los que quieran hacer un repaso histórico y preciso del movimiento de Pankhurst y las sufragistas radicales británicas antes de la película pueden pasar por la muestra Suffragettes, deeds not words que hasta el próximo mes de mayo exhibe la National Portrait Gallery de Londres. Allí se exhiben imágenes y documentos inéditos (como un retrato de la hija de Pankhurst) de la violenta primavera verano de 1914, cuando las sufragistas también atacaron a la galería y otros museos.

No es mera casualidad que la esfera cultural, con una producción cinematográfica repleta de estrellas oscarizables, glorifique ahora la lucha de estas mujeres. Vivimos en un momento en el que el debate feminista lo invade todo. Desde la publicidad que triunfa a base de vender mensajes de empoderamiento, a los ensayos sobre feminismo convertidos en superventas (véase Caitlin Moran o el polémico Lean In, de Sheryl Sandberg), las Femen, el poder visual del Feminist gigante de Beyoncé en los VMA de la MTV, Emma Watson y su discurso en la ONU sobre la igualdad y hasta Jennifer Lawrence en portada de Vanity Fair negándose a pedir disculpas y pidiendo justicia legal para encarcelar a los criminales que filtraron su desnudo. El feminismo por fin se aplaude y se celebra. Solo faltaba una cinta épica con heroína contestataria para certificarlo.

Arresto de Emmeline Pankhurst en Buckhingham Palace el 21 de mayo de 1914.

National Portrait Gallery, London

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