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Lecturas eróticas para calentar, aún más, el verano

Escritores y editores nos recomiendan sus títulos favoritos para leer bajo el sol y contribuir así al calentamiento global.

cover lecturas eroticas

Si algo tenemos que agradecerle a 50 Sombras de Grey, esa mala saga de novelas y pésima película, es que haya puesto de nuevo el foco de atención en la literatura erótica, haya conseguido que mucha gente reconozca, sin pudor, que practica lo que Luís García Berlanga llamó “leer con una sola mano”, y hasta que algunos lectores se atrevan a ir en metro con títulos como Memoria sexual de una estudiante a tapa descubierta, es decir, sin forrar el libro con el pudoroso papel de periódico.

No solo eso, el afán por leer 'cosas sucias' va en aumento hasta tal punto que Scribd, la biblioteca digital que funciona como Spotify o Netflix, y que permite descargar a sus usuarios un ilimitado número de títulos por solo 8,99 dólares o 5,78 libras al mes, ha decidido retirar de sus 'estanterías' la literatura erótica y romántica debido a que la voracidad de los lectores de estos géneros hace que el negocio no les resulte rentable, ya que Scribd paga a las editoriales por cada libro leído.

Miguel Ángel de Rus, es escritor y editor de ediciones Irreverentes, única editorial en España que cuenta con una colección de novela erótica, llamada Incontinentes. Miguel Ángel distingue entre dos fenómenos a tener en cuenta en este auge de la narrativa subida de tono. “Hay mucho cotilleo en Internet respecto a este género y la gente entra en nuestra página a ver libros. Putas de fin de siglo –escrito por el propio de Rus– es uno de los que cuentan con más visitas, pero tal vez es porque el título les provoca curiosidad. Sin embargo, esos no son los auténticos lectores. El aumento de ventas en erótica se ha incrementado desde el 'fenómeno Grey' en un 10% en librerías y en un 50% en Internet, y los compradores son en su mayoría hombres, contrariamente al resto de los géneros, en los que la mujer es la mayor consumidora”.

Sí, el afán por leer ‘cosas sucias’ va en aumento.

Autores contemporáneos y clásicos de la literatura erótica

Lo bueno de la colección Incontinentes es que mezcla a autores de hoy con reediciones de clásicos. Entre las recomendaciones de su editor están: Voyeur (Incontinentes), una antología de relatos que gira entorno al voyerismo y al candaulismo –cuando alguien disfruta exponiendo a su pareja a desnudarse o a realizar actos sexuales con otras personas–. Hay relatos de autores clásicos como Pierre de Bourdielle o Charles Derennes y contemporáneos como Antonio Gómez Rufo, Álvaro Días Escobedo o el propio Miguel Ángel de Rus. Otra antología de la misma editorial es Relatos Fotoeróticos, inspirados y acompañados, cada uno de ellos, con una fotografía, y que trasladan al lector a distintos escenarios: el rodaje de una película porno, un club de intercambio de parejas o la solitaria habitación de un fetichista.

Decir deseo, de Pedro Antonio Curto (Incontinentes), es otra de las joyas de esta colección. El comentario que hace Antonio Gómez Rufo, en su prólogo, no puede ser más revelador: “Si algo puede afirmarse de Decir deseo es que estamos ante verdadera literatura, ante una novela que, de clasificarse en un género concreto, estaríamos minusvalorándola”. Un minero que va a morir contrata a una prostituta extranjera para pasar con ella los últimos días de su vida en un cobertizo abandonado. El lector sigue la historia desde dos puntos de vista: el de los protagonistas y el de un tercero, que los observa desde una cerradura.

Entre los clásicos más deliciosos, reeditados por esta colección, destacan Las hazañas de un joven Don Juan, de Guillaume Apollinaire, que según de Rus, “es la conjunción perfecta entre erotismo e ironía extrema. Es muy desproporcionada, casi surrealista”. El libro cuenta la historia de Roger, el hijo de un matrimonio de la alta burguesía francesa, que pasa unas vacaciones en un castillo en el campo con su madre, tías y hermanas. Durante ese tiempo llevará a cabo todas las perversiones posibles, se acostará con todas las mujeres de la casa, excepto con su progenitora, y no quedará practica sexual sin experimentar. Acerca del matrimonio de Paulette o una buena pareja modernista, de los Vizcondes de Saint-Luc (Incontinentes) es otra de las más importantes novelas eróticas de todos los tiempos. Escrita a principios del siglo XIX, fue publicada de forma anónima y clandestina –con pie de imprenta falso, registrado en Quebec– porque por aquel entonces escribir o imprimir pornografía era ilegal en Francia. La nueva edición aparece firmada por sus traductores, padre e hija, que han elegido este apodo. El libro trata sobre las aventuras de una pareja liberal, en la Francia de principios del XIX: cambios de pareja, tríos, cuartetos y hasta un cura aficionado a la coprofilia.

Otras novelas que no deberían faltar en la biblioteca de cualquier erotómano que se precie son, a juicio de Miguel Ángel, Historia de O, de la escritora francesa Anne Descois, bajo el seudónimo de Pauline Réage; Las amistades peligrosas, de Pierre Choderlos de Laclos y Relato soñado, de Arthur Schnitzler. Estas dos últimas llevadas al cine, la segunda por Stanley Kubrick en la famosa Eye Wide Shut (1999). Schnitzler y Freud eran coetáneos, ambos vivían en Viena y parece que llegaron a una misma conclusión: el deseo no es deseo de algo, sino un vacío que intentamos llenar de formas diferentes, pero que nunca lo conseguimos.

Sophia Loren leyendo en los descansos del rodaje de ‘The Key’.

Getty

Puntos de vista femeninos

La editorial Versátil, especializada en novela romántica –chico conoce chica, problemas de por medio, polvo de por medio y final feliz-, saca, de vez en cuando, algún que otro libro de erótica. Su último lanzamiento es Decirte adiós con un te quiero, de Silvia C. Carpallo (Versátil Ediciones). Según la editora, Eva Olalla, “el fenómeno Sombras de Grey nos ha dejado un poco saturados en cuanto a dominación y sumisión, por eso hemos apostado por esta novela, que trata de sexo, amor y amistad”. Tres compañeras de la facultad se reencuentran de nuevo en Madrid. Dos son heterosexuales y una lesbiana, por lo que no falta amor lésbico, masturbación y un necesario punto de vista femenino sobre el sexo, las relaciones y el amor.

Claro que para dar una visión femenina de la erótica no hay que ser necesariamente mujer. Pedro Antonio Curto es uno de los autores que más se acercan a ese tipo de sensibilidad y responsable de Los amantes del hotel Tirana (Ediciones Irreverentes). Otro libro a tener en cuenta este verano, sobre dos jóvenes que se aman en una habitación de hotel, en el verano de 1990, cuando el régimen socialista albanés comienza a derrumbarse. Las dos recomendaciones de Curto sobre este género literario salen también de una pluma femenina: El mal de la muerte y El Hombre sentado en el pasillo, dos relatos de Marguerite Duras recopilados en un solo volumen por Tusquets Editores. “La primera historia es sobre la imposibilidad de hacer algo y no poder, en este caso sexual. De Duras me gusta ese lenguaje suyo, que es tan particular, la mezcla de lo onírico y lo psicológico y la costumbre suya de dejar espacios en blanco, puertas abiertas a otras historias”. Curto defiende la idea de que el erotismo está presente en toda la literatura, “incluso La Regenta tiene su parte erótica”, aunque no está todo lo valorado que debiera. “Hay muchas convenciones de novela negra pero no de novela erótica. Ésta no ha terminado de cuajar como género literario de calidad, conocimiento y construcción del ser humano”, afirma Curto.

El aumento de ventas en erótica se ha incrementado desde el ‘fenómeno Grey’ en un 10% en librerías y en un 50% en Internet.

Imagen vía Tumblr ‘hotgirlsreadingbooks’

El género pornográfico

Una de las promesas de este género literario en España se llama Irene Comendador, 35 años, que empezó a escribir desde muy pequeña y creó un blog, a petición de sus amigos, en el año 2010, en el que publica historias eróticas que le acarrean comentarios indeseables por parte del público masculino. Se que estás ahí (Seleer Editorial) es su primera novela con 38 relatos y 19 ilustraciones, que mezcla diversos géneros –terror, erótico, romance, sadomaso– algo a lo que a Comendador es muy dada. Su estilo lo define ella misma como género pornográfico. Según Miguel Ángel, “es una escritora muy directa, cruda, sin pelos en la lengua, que describe el sexo de una manera muy evidente, muy de cerca”. Comendador ha colaborado en los libros Micorantología del Microrelato III y Retratos fotoeróticos, ambos de Editorial Irreverentes.

Según Comendador, “buenos libros eróticos hay miles, yo destacaría un clásico como Lolita, de Vladimir Navokov o Los amores prohibidos, de Leopoldo Azancot, una historia que trasciende en la visión de la vida a través del erotismo, con un joven y una prostituta como protagonistas. Mucho más actuales son los libros de La Hermandad de la Daga Negra, de J.R. Ward, que no están catalogados como eróticos, pero en los que las escenas sexuales explícitas tienen una importancia de peso dentro de un mundo vampírico. O novedades de autores españoles como Erótika, de Karol Scandiu, o Gilda, de Moira Cooper; títulos autopublicados que merecen una oportunidad por su trama y estilo”. 

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