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La desternillante sabiduría feminista para adolescentes de Caitlin Moran

Ojo, en ‘Como se hace una chica’ hay muchas hormonas descontroladas (y de paso revives la mejor banda sonora de los 90).

cover Caitlin Moran
Chris Floyd/ Cortesía de Anagrama

De su vello púbico. De por qué es mejor masturbarse con un bote de desodorante en roll on que con un cepillo. De la regla. De ser una chavala y soñar con ser la tía que mejor haga felaciones de todo Londres (y que más beba y fume de todos los pubs). De esto y algunas cosas más probablemente hable la superventas Caitlin Moran mañana en el festival Primera Persona de Barcelona. La británica visita nuestro país para charlar sobre su faceta de columnista musical (en 2010 se alzó con el Premio de la Prensa Británica por ello), pero seguro que aderezará su discurso con toda esa artillería pesada (feminista) que la caracteriza. Un festival anecdótico sin miedo al rídiculo, que dinamita la supuesta inmaculez de las púberes y que viene a recordarnos que sí, que se puede ser una adolescente cachonda (en el sentido más libidinoso de la palabra), divertida y mordaz.

Porque Moran (también) está en plena promoción de Cómo se hace una chica (Anagrama), la novela en la que una adolescente de familia obrera y entrañablemente unida de los Middlands pasa de ser el bicho raro de su instituto a infiltrarse en la escena underground londineste como columnista musical. Una historia bastante similar a la suya y que, además de todas las lecciones vitales que nos disponemos a enumerar, viene con una indispensable banda sonora de lo que significaron los 90 y las inevitables referencias sociales al postthatcherismo británico. Un décalogo hilarante en el que no faltan algunos consejos/apuntes sobre la adolescencia femenina como éstos:

La importancia de perder la virginidad antes de los 16:

"Para mí, la cuestión de perder la virginidad es mucho más apremiante que el declive industrial de Wolverhampton. Ha pasado a ser más que urgente: de hecho, está desmoralizando a toda la familia. Se me ha metido en la cabeza que tengo que tener relaciones sexuales por primera vez mientras todavía soy menor de edad; es como… una estafa esperar hasta que sea legal. Cualquiera puede tener relaciones sexuales a los dieciséis. Pero intenta hacerlo cuando tienes catorce años, sólo sales con tus hermanos y te pones los sujetadores de tu madre".

La importancia de saber lo que quieres ser en la vida:

"Obviamente sé algunas cosas que quiero ser: fundamentalmente, quiero ir a vivir a Londres y ser guay. Me imagino que Londres es una sala enorme llena de gente y que, cuando entro, todos gritan a la vez: "¡CARAY, MENUDO MONUMENTO!", como Sid James en las películas de la serie Carry On. Eso es lo que yo quiero. Quiero que todos (hombres, mujeres, minotauros; leo mucha mitología griega y voy a por todas) quieran tener relaciones sexuales completas conmigo, de la forma más sexual posible. Sexualmente. Ésta es mi misión más urgente. […] Pero, por otro parte, dejando de lado mis genitales, también aspiro a ser… noble. Profundamente noble. Quiero entregarme a una causa. Quiero formar parte de algo. Quiero entrar a la acción, como un ejército compuesto de una sola persona: yo".

Sobre los mejores aliados para la masturbación:

"Al principio, mi fiel aliado en esto era el cepillo del pelo de la familia. De día, lo utilizaba para cepillarme el pelo, antes de cortarme el flequillo con las tijeras grandes de la cocina. Y de noche, me montaba en el mango de ese artículo de tocador y lo utilizaba como ilimitado pony de follar […] El cepillo, sin embargo, no era perfecto, por mucho cariño que yo le tuviera […] Por suerte, por esa época decidí combatir mis florecientes problemas de olor a sobaco robando un desodorante de bola de la marca Mum, y en el autobús, de regreso a casa, me fijé en que tenía forma de polla alegre y maciza, lo encontré descarado, flipante y muy útil. Con su tapón abombado de color rosa y su botella delicadamente moldeada, el marketing detrás del desodorante más popular entre las adolescentes británicas de finales de los ochenta era evidente: Procter and Gamble estaba vendiendo a las adolescentes consoladores para principiantes por sólo 79 peniques".

¿A qué suena la música de los 90 a una chica de 16 años?

"Hay tres tipos. Por una parte está el ruido. Ruido blanco. Ride, My Bloody Valentine, The House of Love, Spaceman 3, Spiritualized, Slowdive y Levitation. Un ruido como el de un tren InnerCity que pasa por una estación sin detenerse, por la noche; pero en lugar de verlo pasar desde el andén, con gran revuelo de faldas, te plantes en las vías, mirando hacia el tren […].

En segundo lugar, en 1992, está la música de los chicos de la clase trabajadora. Manchester. Madchester. Los Mondays, los Roses. Me encantan esos discos: esa arrogancia, esa euforia; cuando el orgullo de la clase trabajadora del norte del país pilla un colocón de éxtasis, suena como si medio país volviera a levantarse, superados los años 80, y se felicitara por su fuerza e inventiva. Pero los chicos me dan miedo, son como los granujas de mi barrio; paso a su lado con la cabeza agachada con la esperanza de que no se pongan a gritarme. Nunca podría ser amiga suya […]

Así pues, mi amor (todo mi amor real, mi amor feroz) es para el tercer tipo de música de 1992: una música ruidosa y, al mismo tiempo, crítica […] Y lo más impactante: las mujeres. Las feministas.

En Estados Unidos hay una tormenta, y la lluvia ya ha llegado hasta aquí, justo a tiempo, en mi caso: el movimiento Riot Grrrl. Un grupo de mujeres que forman una especie de Liga de Caballeras Extraordinarias y que escriben fanzines, organizan conciertos sólo para mujeres, salen juntas, intentan hacerse un hueco sólo para mujeres en la abarratoda y pantanosa jungla del rock […] Y cuando Courtney Love canta "Teenage Whore" (mitad orgullosa, mitad asqueada de si misma), siento una tranquilidad extraña, y a la vez excitación. Oír a las mujeres cantando canciones sobre ellas mismas, y no a los hombres cantando canciones sobre las mujeres, hace que de repente todo parezca maravillosamente claro, y posible.

Cómo bailar rock

"El rock exige unos buenos sujetadores", pienso; me agarro las tetas y sigo botando a pesar de todo. Es un detalle que la prensa musical nunca ha mencionado. No se preocupan nada de orientar a las chicas".

Sobre el optimismo:

"Me estoy colocando sólo de pensar en un hecho asombroso: que por encima de las nubes siempre hace sol. Siempre. Que absolutamente todos los días de mi vida han sido, en el fondo, días soleados. Por muy mal tiempo que hiciera en Wolverhampton y por mucho que lloviera, incluso esos días que parecía que las nubes se te iban a caer encima y las alcantarillas tenían que hacer gárgaras para digerirlo todo, aquí arriba siempre ha hecho sol".

Sobre la amistad:

"Las semanas siguientes son de las peores de mi vida, porque he descubierto algo asombroso: que hay personas que no son simplemente personas, sino que son un lugar, todo un mundo. A veces encuentras a alguien donde podrías pasar el resto de tu vida".

Si el mundo lo dirigieran las mujeres…

"En ese mundo, si te sintieras sola y estuvieras caliente (como me pasa a mí, siempre), verías postales pegadas con Blu-Tack junto a los portales del Soho que rezarían: "Chico guapo con cárdigan, 24, con ganas de hablar contigo de los Smiths mientras te prepara unas tostadas con queso y te acompaña a fiestas. Razón aquí".

(Caitlin Moran estará mañana, sábado 9 de mayo, en el festival Primera Persona de Barcelona a las 22.15 horas en el CCCB de Barcelona)

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