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Hablemos de sexo: las claves de la nueva erótica femenina

Hay una nueva forma de entenderlo, de vivirlo y de observarlo. Y las mujeres han tenido un papel decisivo en este cambio de mentalidad.

Ellen Von Unwerth
Xavi Sancho, Begoña Gómez Urzaiz, Álex Vicente, Almudena Ávalos, Laura G. del río, Toni torrecillas & Laura Requejo

Estos son tiempos de sexo. Su omnipresencia es tal que a veces hay que fijarse bien para darse cuenta de que el anuncio de Ketchup que tenemos ante nuestros ojos también es una referencia erótica. Y sí, ¡muchísimo más obvia de lo que parecía en un principio! Está en todas partes, pero ¿de verdad se vive de una forma distinta en 2012? Todo apunta a que sí y a que la palabra clave es la libertad. «Mucha más y en muchos más sentidos de la que las mujeres han tenido y disfrutado nunca», explica Almudena García Manso, doctora en Sociología y profesora de la Universidad Rey Juan Carlos. «Las de hoy son mujeres muy diferentes a las de hace 15 años. Son fruto de una educación no restrictiva y secularizada en la que el cuerpo se ve como algo natural y no vergonzoso, lo que atenúa el pudor en la sexualidad y en la desnudez. Y lleva a la asunción del sexo como algo ajeno a las pautas tradicionales». Es imposible no acudir a la serie Girls de Lena Dunham para visualizar a esta generación de mujeres «que no se inmuta ante casi nada y que vive todas las posibilidades de su sexualidad sin complejos y como experiencias que es interesante acumular», como las define la escritora norteamericana Hannah Rosin, quien ha profundizado en la cultura femenina del sexo casual para la revista The Atlantic en un artículo, Boys on the side, criticado por igual por jóvenes universitarias y feministas radicales.

Pero ¿de qué otras formas se materializan estas transformaciones? «En aspectos sociales como la visibilidad del lesbianismo en la moda», apunta García Manso. Pero también en fenómenos, como un tipo de porno hipster y moderno, alejado de los estereotipos de la mujer recauchutada con pechos enormes. O en un tipo de mujer adulta que se relaciona con hombres más jóvenes sin complejos y sin remordimiento. O en un nuevo tratamiento de la infidelidad, como el que plantea el gurú norteamericano del sexo Dan Savage, un columnista gay de curiosa herencia cultural católica, que ayuda a las parejas heterosexuales a recuperar su vida sexual y que proclama la necesidad de abrir la mente –también a la posibilidad de la infidelidad– en pos de una relación más saludable y duradera. «En lugar de una fidelidad estricta, Dan propone una sensibilidad similar a la del mundo homosexual masculino, una comunidad que tolera la pornografía, el fetichismo y toda una variedad de arreglos con terceras personas que les ha permitido pasar de la monogamia cerrada a la franqueza absoluta», explica el periodista de The New York Times, Mark Oppenheimer, quien ha escrito un libro sobre Savage titulado The first gay celebrity.

01. El poder lésbico entra por los ojos

La estética del erotismo lésbico impera en las revistas y en las principales campañas de moda. Las últimas de Zara (protagonizada por Freja Beha), Chanel, Sonia Rykiel o Jean Paul Gaultier podrían servir para forrar las carpetas del colegio de «bolleras» de 15 años. Pero, además, tops como Arizona Muse, Milou Van Groesen, Harmony Boucher, Erika Linder, Julia Nobis o Freja Beha desfilan en la pasarela y posan para los mejores fotógrafos mientras sus intereses sexuales son otras mujeres. También las revistas, online y en papel, con imágenes lésbicas explícitas relacionadas con la moda viven su gran momento. GLU (www.glumagazine.com), The gentlewoman (www.thegentlewoman.com) y el Tumblr de la fotógrafa Cass Bird (cassbird.tumblr.com) son visitados por miles de mujeres (y hombres) en todo el mundo. En España, la editora Andrea Ferrer ha lanzado Ponytale (ponytale-stories.com), una publicación bianual que solo se vende con exclusividad en Ivorypress y en el Macba (en España), pero también en París, Londres, Berlín, Nueva York, Los Ángeles, Sidney y Seul. «Es el momento perfecto para sacar una revista para chicas en España. Ser lesbiana es mucho más cool que ser hetero. Convencí a Elena Anaya para que saliera en la portada explicándole que es como la Take That de las lesbianas jovencitas».

02. Relaciones geolocalizadas

X está en un bar con amigos cuando recibe un aviso en su móvil: «Z está en el bar de al lado y quiere echar unas risas». X y Z jamás se han visto, pero estarán practicando sexo tres horas más tarde. Son usuarios prototípicos de Badoo, la red social con 164 millones de usuarios. En España tiene una de sus bases de afiliados más activas y numerosas, pero acarrea cierta reputación de ser «un Grindr para los heteros». O sea, un mercado del sexo. Esa aplicación, que globalizó el cruising, ha lanzado su versión para mujeres, Blendr, y prepara una para lesbianas; pero en ese mercado tiene competencia: Plenty of Fish.

03. La naturalidad del nuevo exhibicionismo

En un episodio de la primera temporada de Girls, Lena Dunham recibe en su teléfono inteligente una foto del miembro del tipo con el que se acuesta un par de veces por capítulo. La primera reacción es la sorpresa (pero no por el miembro, sino por la original composición de la foto); la segunda es la necesidad de compartir la imagen (se la enseña a sus compañeros de piso); la tercera, sacarse una foto de sus propios pechos y mandársela al chico. Personas que les sacan fotos a sus órganos sexuales, que las comparten a través de sus dispositivos digitales y sus cuentas en redes sociales, que ponen su intimidad en manos de su público (previsto y accidental) es una afición que se ha vuelto tan universal y relevante que merece aparecer en una serie de la HBO que ha cosechado una audiencia en EE UU de 4,1 millones de espectadores. «Hace 10 años, la gente no era así, pero no porque no se hubiera inventado un medio en particular, sino porque no se había planteado, ni cabía plantear, las preguntas sociales y financieras a las que ese medio responde», comenta Eloy Fernández Porta, ensayista de raigambre pop que presenta estos días su nuevo libro, Emociónese así, al respecto de la felicidad y su imparable expansión en la era digital, la misma que ha propiciado esta sobreexposición genital a la que nos vemos hoy abocados.

Desde los tumblrs postfeministas hasta el cine mayoritario, que en los 80 producía héroes como Indiana Jones y ahora otros del tamaño del pene de Michael Fassbender, que hasta hace poco abordaba la pornografía desde el biopic social y ahora lo hace a través de Lars Von Trier y su obsesión por lograr que sus actores practiquen sexo real (lo sugirió en Los idiotas y parece que lo remata en la próxima: Nymphomaniac). «Los nuevos medios tienen una parte utilitaria (globalizar la economía) y otra especulativa («diversificar los modos de relación», de manera experimental). El exhibicionismo ha sido el resultado de ese lado especulativo y ha acabado afectando al otro lado, porque el así llamado código exhibicionista «se ha convertido en un elemento de caracterización», sentencia Porta. Para el fotógrafo Richard Kern, que lleva 20 años tratando de convencer a chicas para que se quiten la ropa ante su objetivo, «no se trata de que las personas sean más exhibicionistas ahora. Simplemente, hay más formas de compartir tus fotos y una facilidad pasmosa para hacerlas. A la gente le gusta que la vean desnuda y cuando siente que eso ya no se penaliza socialmente, se suelta».

Desde el terreno artístico, el desnudo se plantea como una mirada naturalista en las obras de fotógrafos como la cordobesa Lourdes Cabrera o el estadounidense Ryan McGinley. Y esta desinhibición exhibicionista se filtra en la moda. Este último pasó de fotografiar en cueros a sus amigos en plena naturaleza, o en interacción (no sexual) con diversos animales, a disparar portadas para Vogue y las campañas de moda más in.

La modelo Iris Palmer fotografiada por Ellen Von Unwerth para el libro Fräulein, de Ingrid Sischy. Lo publica Taschen en un estuche de bisagra en tapa dura (1.000 €).

Libro Fräulein, de Taschen

04. ¿Infiel yo?

Por lo visto, sí. Para empezar, el 65% de los usuarios de la web tucoartada.com, que organiza tapaderas para poder tener citas extraconyugales, son mujeres. Lo cuenta su responsable, Miguel Ángel García. Alicia Gallotti, autora del libro Soy infiel ¿y tú? y portavoz de victoriamilan.com, que, como la famosa ashleymadison.com, facilita el encuentro entre infieles, explica que estas mujeres «no quieren romper su relación de pareja o matrimonio. No buscan otro amor, solo sexo».

05. La publicidad incendia el mercado

La provocación sexual funciona. Y vende cualquier cosa: perfumes, ropa, coches o pisos. De hecho, fue el gancho para que el anuncio del portal inmobiliario Idealista.com, en el que salen varias parejas fornicando en el coche, se convirtiera en uno de los más buscados en Youtube. «El sexo está hasta en la sopa», dice Álvaro Rey, director del Estudio de Estrategia y Creatividad andTonic. Las campañas de publicidad echan mano de desnudos, posturas sugerentes y frases incendiarias. Es lo habitual. Y las polémicas se suceden. La última: la censura del vídeo de la firma de zapatos Brian Atwood, donde la top Candice Swanepoel aparece desnuda, solo con unas botas de cuero a medio muslo, masturbándose frente a una pared llena de televisores en los que se ve a gente en pleno coito.

En cuanto la noticia se dio a conocer, las búsquedas del anuncio en Internet subieron como la espuma. ¿Estrategia o casualidad? «Todo está estudiado», afirma Miguel de María, de la agencia QYA Comunicación. «Cuando trabajamos en una campaña sabemos perfectamente hasta dónde podemos llegar. Otra cosa es que merezca la pena ir más lejos». Para algunos, compensa de sobra; el escándalo es una inversión segura. «La estrategia es que compras dos vallas publicitarias sabiendo que, con el revuelo que se monta después, vas a salir en todos los telediarios», explica Álvaro Rey. Esta teoría la apoya De María: «Como creativo, prefiero que me retiren un anuncio por provocativo a sacar una página y que nadie se pare a mirarla». Tom Ford, Diesel, Marc Jacobs o Benetton han creado su identidad con este tipo de anuncios. «La provocación es su marca. No necesitan comunicar nada», dice De María, «solo pretende hacer que gires la cabeza, y el sexo es el mejor reclamo».

06. La vagina, en boca de todos

Es, más que nunca, la palabra de moda. Presente en películas, series de televisión, libros y números de comedia, a la vagina le toca hacer de todo. Muere, resucita, escribe biografías y hasta protagoniza campañas electorales. Por partes. ¿Qué vagina falleció? La de la actriz Olivia Wilde, según dijo ella misma en un monólogo cómico en el que también recomendaba a las mujeres «pensar más con su pussy, como los hombres». La de la escritora y feminista Naomi Wolf no murió, pero casi. Wolf descubrió que sus orgasmos habían perdido el tecnicolor y decidió investigar. Resultó que sufría una leve lesión medular que afectaba a la calidad de su vida sexual. De su experiencia surgió Vagina. A New Biography, uno de los libros más comentados (y ridiculizados) del año, en el que Wolf traza la teoría de la «vagina consciente». Según Wolf, las feministas de la vieja guardia la veían como algo «retro, propio de amas de casa» en su intento de «reglamourizar el clítoris» y ella pretende oficiar la reconciliación. En un momento del libro, Wolf visita a Mike Lousada, un terapeuta londinense que «desbloquea» sexualmente a las mujeres con una mezcla de «somatismo psicosexual» y masaje con final feliz (optativo) a unos 120 euros la sesión. «Si tienes un duro día de trabajo, acumulas tensión en los hombros; si tu vida sexual te produce ansiedad, generas tensión en la pelvis. Mi masaje la libera», explica Lousada a S Moda. Pero la palabra vagina sigue siendo tabú para muchos. Conscientes de cómo incomoda a los conservadores, varias activistas se disfrazaron de vaginas gigantes para protestar en la última convención del Partido Republicano.

07. Ellos las desean maduras

La realidad ha dado la vuelta a la tortilla: no son las cuarentonas las que buscan jovencitos, son ellos quienes suspiran por la mujer madura. Pero la gran sorpresa se la llevan ellas. Cindy Gallop, una publicista británica de 52 años que se acuesta desde hace una década con hombres a los que dobla la edad, asegura que ha llegado a la conclusión de que la mayoría de ellos identifica lo que ven en las películas porno con el sexo real. «Y necesitan cierta reorientación porque están muy equivocados», dijo en una conferencia en TED. Por eso ha creado la web Makelovenotporn.com, con la que, mediante preguntas, respuestas, comentarios –e incluso vídeos didácticos en los que una pareja copula «de verdad»–, diferencia el sexo del porno del sexo real.

08. Hombres elegidos a dedo

Ligar en los sitios de contactos puede ser igual que comprar en un gran supermercado. En algunos casos, de manera literal. El portal AdopteUnMec (en francés, «adopta a un tío») propone un peculiar sistema para facilitar el encuentro. En esta página, protagonista de un auténtico fenómeno sociológico en Francia (5,1 millones de usuarios sobre un total estimado de 18 millones de solteros en el país), los hombres han sido relegados a la categoría de objeto, al rango de producto en la estantería de una gran superficie. Y, en esta peculiar compra, las mujeres llevan la voz cantante: ellos solo pueden chatear con las usuarias que los hayan metido en su «carrito», pero nunca al revés. Llevando al extremo la propuesta, el sitio adopta un vocabulario deliberadamente mercantil. Existen «ofertas especiales», «liquidaciones totales» y hasta «promociones limitadas»: al comprar a un bigotudo, te puedes llevar a un barbudo gratis. «El sentido del humor ha sido determinante en nuestro éxito. En una cena con amigos, nadie admite ligar en Meetic, pero con nuestro sitio sí sucede», explica uno de sus responsables, Thomas Pawlowski. En septiembre, decidieron abrir una tienda efímera en el centro de París, donde algunos de los hombres inscritos en el portal posaron dentro de cajas de muñeca de tamaño gigante. «Es como el barrio rojo de Ámsterdam», decía una de las chicas que se acercaron a curiosear. El año pasado facturaron 9,4 millones de euros y aspiran a superar los 17 millones en 2013, cuando planean abrir sitios en otros países, entre ellos España, Italia y el Reino Unido.

09. La modernidad mira al porno

Jessie Andrews trabajaba en una tienda de American Apparel en Los Ángeles con un sueldo mínimo. «No te puedes imaginar el dinero que se gana enseñando las tetas», le oyó decir a una compañera. A los pocos días, y a solo una semana de cumplir 18, Andrews hizo su primer casting para una cinta de sexo adulto. Cuatro años después es una de las más rutilantes estrellas de lo que podríamos llamar el porno hipster. Ha sido fotografiada desnuda por Terry Richardson en el Chateau Marmont, posee una línea de joyería (Bagatiba) y protagoniza la última campaña publicitaria de American Apparel. «Si nos remontamos unos años, nos encontramos con webs como Suicide Girls y con los primeros trabajos explícitos de la revista Vice, y ahí podemos entender cómo mostrar su cuerpo o participar de la industria del erotismo se empezó a convertir en algo natural para un perfil de chica procedente de la cultura alternativa», explica el fotógrafo Nate Smith, conocido como Igor, y en cuya carrera se mezcla el management de grupos de punk, la fotografía de fiestas salvajes y el retrato de chicas desnudas. Driven By Boredom es el blog en el que, desde 2001, vuelca todo su trabajo.

Otro hito de esta tendencia fue la aparición de la actriz porno Sasha Grey en el programa de Tyra Banks en horario de máxima audiencia. Banks ofrecía una visión maléfica de la industria X y presentaba a Sasha como víctima. Grey, con 18 años entonces, desmontó todas y cada una de esas afirmaciones. Se presentó como una fan de Jean-Luc Godard y John Cassavetes a la que le gustaba bastante el sexo y lo que le pagaban por practicarlo ante una cámara. Años más tarde, Grey se ha convertido en un icono hipster. Tiene una banda de rock, es dj, ha protagonizado un filme de Steven Soderbergh (The girlfriend experience) y, por supuesto, ha aparecido mostrando su bello púbico en campañas de American Apparel, firma que está en claro declive y que ha optado por multiplicar su perfil más erótico, algo que hace cinco años era parte del problema que le impedía llegar al público masivo y que hoy se antoja parte de la solución para su continuidad. «Parece que están aprovechándose de esta tendencia, pero fueron ellos los que la inventaron, los que tenían trabajando en sus tiendas a chicas que leían a Slavoj Zizek y a la vez enseñaban sus pechos en las fotos que adornaban sus blogs», recuerda Mark Greif, director de la revista de ensayo N+1 y editor del libro ¿Qué fue de lo hipster?

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