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Glamping: acampar con glamour es posible

Una nueva tendencia que permite planificar viajes en la naturaleza con las comodidades de un hotel.

Grace Kelly

Un nuevo término se cuela en la terminología viajera: glamping. El concepto –la unión de glamour y camping- está hecho para aquellos que no soportan amanecer en una tienda de campaña a temperaturas incandescentes; con el restform ausente y el consiguiente dolor de espalda; la ropa arrugada debido a su uso como almohada improvisada; y la incomodidad de caminar en pijama hasta un baño común. “El glamping es una nueva forma de hacer planes en el campo, la montaña o la playa pero con las comodidades de un hotel”, explica David Troya, fundador de Glumpinghub, la única web en español que desde hace un año aúna un directorio a nivel mundial con acceso directo a los alojamientos, blog, artículos y todo tipo de información sobre esta tendencia.

Yurtas –tiendas indias- con cama, tarima de madera y mayordomo; cabañas en los árboles; caravanas de lujo; o tiendas safaris en la selva africana. Desde 2009 el volumen de búsquedas en Google del término glamping se ha doblado anualmente. Gran Bretaña es uno de los países que mayor número de estas experiencias aglutina con Estados Unidos. Garri Rayner creó Goglamping en 2007 en busca de un nicho que creía aún por descubrir y al que ahora se dedica en exclusiva. “La popularidad del glamping ha crecido este año de manera extraordinaria”, dice, “y creo que en parte se debe a los festivales, que en el caso de Gran Bretaña son multitudinarios y se organizan por todo el país”.

El Canvas Hotel de Noruega, de lona como su propio nombre indica.

Las ofertas que aparecen en la web de Rayner poco tienen que ver con fiestas bañadas en barro al más estilo Glastonbury. Se trata más bien del perfil de turista que busca actividades en la naturaleza y poder descansar después con todo lujo de comodidades. Camp Kerala, descrito por la revista Vogue como uno de “los lugares más glamurosos de Gran Bretaña” combina el lujo de dormir en una tienda shikar diseñada para el maharajah de Jodhpur, y despertar en la ladera de las montañas nevadas al sur del país. El precio supera las 8.000 libras (más de 9.500 euros) un fin de semana, eso sí, los alojamientos cuentan con muebles de Rajasthan y edredones de pluma de pato.

Clayoquot Hotel de Canadá, que ronda los 1000 euros por noche.

Si la campiña inglesa se puebla de tiendas propias de las mil y una noches, la selva africana compite en lujo con safaris que suelen rondar los 600 euros la noche. En Noruega, el Canvas Hotel combina deportes de aventura con el glamping, por un precio que ronda los 350 euros por noche y yurtas con sauna y restaurantes. En territorio americano hay alternativas que incluyen hasta mayordomo. Clayoquot Resort en Canadá tiene tiendas de lujo que llegan a precios de más de 1.000 euros la noche si se solicita la asistencia de servicio personal.

El mercado español ha ido creciendo de manera paralela en los últimos dos años. “El perfil de los dueños de campamentos de lujo suele ser una pareja de jubilados extranjeros, en su mayoría ingleses, holandeses y alemanes que se retiran aquí y aprovechan para captar el turismo de su país”, apunta Troya. Hoopoe Yurt Hotel, en plena sierra de Grazalema, es uno de estos emplazamientos gestionados por extranjeros que ofrece yurtas por un precio medio de unos 130 euros la noche.

Otros de los destinos más demandados es Cloud House, en Málaga, o Casa Laila en Alhaurín el Grande. “El glamping en España tiene un precio medio-bajo en comparación con el resto del mercado internacional”, explica Troya. “El 65% de nuestros usuarios y seguidores en redes sociales son mujeres. En concreto, de una edad de 25 a 45 años. Ellas suelen ser las que toman la decisión de probar este tipo de experiencias”.

Hoopoe Yurt Hotel, desde 130 euros, en Grazalema.

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