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Erika Lust: «Me han criticado más por ser feminista que por hacer porno»

Netflix estrena la serie documental Hot Girls Wanted: Turned On, que explora la relación entre el sexo y la tecnología. Erika Lust, la mujer que sorprendió al mundo con su charla TED sobre los cambios que necesita la industria del porno, protagoniza uno de los capítulos.

Erika Lust
Cortesía de Erika Kust

La decisión de esta sueca, que había estudiado Ciencias Políticas, de dedicarse a hacer pornografía nació de lo que ella llama una “frustración personal”. “De joven tenía una sexualidad típica de una persona de mi edad, que quiere explorar, ver, que tiene interés en estos temas. Pero las imágenes porno que encontraba, a pesar de que me encendían y me ponían cachonda, también me cabreaban porque eran desagradables, muy cutres y bastante machistas. Había pues un conflicto cuerpo-mente que fue lo que me llevó a pensar que las cosas no tenían que ser así necesariamente. ¿Por qué tenía que que ver esas imágenes horribles, en las que parecía que iban a matar a las mujeres? Yo quería ver algo excitante pero que, al mismo tiempo, me hiciera sentir bien. Durante un tiempo, trabajé en el sector audiovisual, como asistente de producción en cine, televisión y sobre todo publicidad y había aprendido a filmar. Creo que en mi decisión de dedicarme a la pornografía influyó mi formación como cineasta; mi parte activista y política, que viene de mi carrera, y ese personaje sexual que estába buscando su propio camino y que era una potencial consumidora”.

El nombre de Erika Lust va unido al de pionera del nuevo cine de adultos, hecho por mujeres para mujeres y también para muchos hombres que ya no se excitan con la pornografía clásica: mamadas interminables, penetraciones hiperrealistas y forzadas, mujeres a las que ni la excitación del orgasmo les impide seguir mirando fijamente a la cámara y hombres a los que la erección les dura más que una tendinitis.

¿Qué opinas de la nueva serie de Netflix Hot Girls Wanted: Turned On crees que refleja bien el mundo del sexo y de la pornografía?

A decir verdad, todavía no la he visto. Ellos vinieron a seguir mi trabajo el verano pasado, y estuvieron una semana rodando y hablando conmigo sobre todos los aspectos del mismo.
Es muy interesante que se hagan documentales sobre estos temas de los que se habla todavía tan poco, pero que cada vez son más relevantes. En los últimos 10 años, la pornografía ha pasado de ser algo escondido, que se proyectaba en cines especiales o que uno veía en casa, a convertirse en un medio de comunicación que está a un click de nosotros, sin ni siquiera tener que pagar. La gran mayoría del porno online, gratuito, es muy poco cuidado, bastante denigrante contra la mujer, violento y refleja una sexualidad fea y desagradable. Desde mi punto de vista no lo entiendo mucho porque a mi me resulta totalmente anti lujuria, no creo que cumpla con lo que mucha gente identifica con lo erótico o la fantasía.

Yo si que he visto los capítulos y diría que no solo el porno, sino las aplicaciones de citas, las webcams y todo el negocio del sexo, que ha crecido gracias a la tecnología e Internet, sigue un modelo masculino.

Eso tiene que ver con quién nos está mostrando todo eso, porque el 98% son hombres que producen ideas o fantasías masculinas, para un determinado tipo de hombres, a los que les gusta su coche, las tetas y los culos. Hay pocos artistas, creativos o intelectuales en este sector.

De todas formas, se trata de diferentes herramientas, que se pueden usar de una manera positiva o negativa. Cuando la gente me comenta que Internet ha destruido la pornografía yo no estoy muy de acuerdo. En mi caso, si existo es gracias a Internet. Ahí me he dado a conocer y he creado una plataforma donde conecto con mi audiencia y juntos creamos las películas que estoy haciendo gracias al proyecto X Confessions, donde la gente envía sus fantasías sexuales y yo las filmo. Tengo también otra plataforma www.eroticfilms.com donde he reunido películas de muchos directores y directoras diferentes y donde se pueden alquilar.

Cuando hice mi primer cortometraje y contacté con algunas empresas del sector del cine adulto, todas me paraban por completo. “No, esto no le va a interesar a nadie, las mujeres no ven porno, no son nuestra audiencia”, me decían siempre. Así que me construí una web, empecé a escribir mis reflexiones, puse la película online gratis y tras dos semanas ya tenía 2 millones de visualizaciones y la gente me escribía. Allí vi que no estaba completamente sola, que había gente a la que le interesaba mi trabajo y que me pedían que siguiera haciendo más películas.

Erika Lust da charlas en universidades sobre qué debe cambiar en el porno.
Erika Lust da charlas en universidades sobre qué debe cambiar en el porno.Cortesía de Erika Lust.

¿Cuáles diría que son las principales señas de identidad del cine de Erika Lust?

Yo lo que veo es que la pornografía tiene un potencial enorme, lo que ocurre es que la gente que la ha estado haciendo desde los años 80 (antes había cosas más interesante) es muy básica, y no tiene valores. Está muy concentrada solo en lo físico, en la penetración. Yo quiero ver gente interactuando, la química entre ellos, cómo reaccionan. Quiero mostrar el lado positivo y placentero de la sexualidad y para eso utilizo todos los ingredientes del cine. Una idea potente, que sea interesante, morbosa, sexual y erótica. Para mi es importante entender quiénes son los personajes y por qué hacen lo que hacen. Necesito contexto y cuido mucho el casting. Elijo gente que me caiga bien, que me atraigan, con personalidad. Huyo del look típico del actor porno, aunque también he descubierto que muchos actores del porno convencional no tienen esa apariencia, se la hacen. Simplemente si le pones otro maquillaje y otra ropa son diferentes. También tiene que ver con las localizaciones. Los escenarios típicos del porno, que son muy cutres y descuidados, con una luz terrible. Son todas estas pequeñas decisiones juntas.

¿Existe entonces un vasto mercado por explorar para el porno responsable, a pesar de la gratuidad de la red?

Si, porque muchos buscan otra cosa. Es como la comida basura y las tiendas gourmet. Muchos cuando van al supermercado se fijan también en la etiqueta, de dónde viene la comida, cómo ha sido producida, con qué se ha alimentado a los animales de los que se saca la carne o los huevos. Estas cosas empiezan a ser importantes y cada vez hay más gente consciente del proceso de fabricación, de lo que hay detrás del producto. Yo suelo decir que una manera de buscar buen porno, si vas navegando online, es ver si hay una página about. ¿Hay una persona ahí detrás, hay alguien con nombre, apellido y foto, del que quizás puedas leer una entrevista para conocer sus opiniones o ver el making off de una de sus películas, para sentir que hay realmente alguien que fabrica todo esto con unos valores? Es lo que se llama pornografía ética. Es decir, que se tiene una garantía de que se ha tratado bien a los actores, que conocen el guión y están de acuerdo con las escenas que van a rodar, que nunca se les va a obligar a hacer algo con lo que ellos no están de acuerdo o que se les hacen pruebas y controles de salud y de ETS que ellos comparten.

¿El mundo del porno clásico no contempla esas reglas?

Cuando estás delante de la cámara sin ropa estás en una situación muy vulnerable, necesitas sentir que hay un equipo de producción detrás que te respeta. Pero en el mundo del cine adulto algunos no siguen estas normas o presionan a los actores a hacer cosas que no quieren. Hay mucha gente que se ve obligada a filmar escenas que no estaban pactadas y, desde luego, a hacerse operaciones de cirugía o ponerse implantes, sobre todo si tienen ya más edad para alargar su vida laboral o ganar más dinero, aunque esta es ya una presión social para todos, pero ellas/os la acusan aún más.

Para mi es importante la mirada femenina. Yo tengo detrás de mí un equipo de mujeres, quince mujeres que rodamos las películas: directora de arte, de fotografía, vestuario, maquillaje, asistente de dirección. Tengo el mejor equipo del mundo. Yo muestro mujeres que tienen el poder de su sexualidad, que hacen cosas que ellas quieren hacer. Eso no significa siempre que tienen que ser las dominantes, porque no tiene nada que ver con eso, ya que tu puedes perfectamente tener el poder y ser sumisa. Significa que es importante mostrar el consentimiento, situaciones en las que los integrantes están a gusto y han decidido hacer lo que hacen, por muy fuerte o escandaloso que pueda resultar para algunos.

En alguna ocasión has dicho que el porno es la educación sexual de los jóvenes. ¿Podemos hablar, además de un porno feminista y ético, de otro educativo?

Es difícil para mi esta posición. No puedo promover esto. La edad legal es los 18 años y entonces ya los chicos y chicas han visto de todo, pero si que tengo padres que me han escrito y me piden que les recomiende películas que estén pensadas para un público más joven. Hace poco hice una con actores que tenían 22 años pero que parecían más jóvenes, como de 18, que muestra una relación normal entre dos adolescentes. Esta basada en una confesión de alguien que me pedía, por favor, que hiciese un retrato de jóvenes normales. Porque la gente esta muy harta de la fetichización de los teenagers en el porno. Chicas con trenzas, coletas y minifaldas con hombres mucho mayores. Otra característica de la pornografía convencional, que trata de establecer tipologías muy concretas: negras, maduras, asiáticas… Poner a todo el mundo en categorías.

Si los jóvenes que no han tenido aún relaciones sexuales, construyen su sexualidad con las imágenes del porno convencional, ¿Qué sale de todo esto?

Un concepto del sexo muy de prestaciones, como un catálogo, hay que hacer esto y lo otro. Una concepción consumista del sexo. Hay toda una generación que ha crecido con la pornografía y cuyo comportamiento sexual se va a ver influenciado por las imágenes que ven. Los mayores, que ya hemos tenido sexo, sabemos lo qué es, cómo funciona, sabemos que es algo que toma su tiempo, hay que conocer el cuerpo de la otra persona, ver como reacciona. En el porno todo ocurre mucho más rápido que en la vida real.

Pero también hay el lado bueno de todo esto, todavía hay mucha gente que tiene miedo de si misma, de sus deseos o fantasías. Una mujer que es feminista y que no entiende como le pone la idea de tener sexo fuerte con un hombre y piensa “uff, algo está mal aquí”. Es interesante ver retratos de otras personas y sus sexualidades. Con X Confessions mucha gente me escribe y me dice que le ha ayudado ver cómo se relaciona la gente. Es muy difícil ver retratos honestos de sexo porque en las películas de Hollywood está prohibidísimo y luego, en el otro extremo, está el porno súper heavy. Todos somos un poco perversos, está bien no pasa nada. Hay que dar la bienvenida a la persona interior erótica que llevamos dentro.

¿Qué opinan tus hijas de tener una madre pornógrafa?

¡Qué soy la mejor madre del mundo!, jajaja. Ellas tienen 6 y 9 años y saben que hago cine para mayores, que trabajo con actores que muchas veces están desnudos, pero su entendimiento de lo que es realmente la pornografía no está todavía muy claro. Tienen una visión del sexo todavía muy inocente. Pero, poco a poco, voy integrando el tema en su educación, también tecnológica. Hoy en día no puedes enseñarles como usar un ordenador o un iPad sin hablar de determinadas páginas que hay en Internet, abiertas a todo el mundo.

Erika Lust en su estudio.
Erika Lust en su estudio.Cortesía de Erika Lust

¿Cómo ves el futuro del porno, acabará exhibiéndose en salas comerciales?

Difícil decirlo, porque el mundo esta cambiando muy rápido. Muchas de mis películas se muestran ya en cines de arte y ensayo. Hace una semana mostré mis trabajos en el club Soho House, en Barcelona, y estoy también invitada este verano a Soho House, en Berlín y a la feria tecnológica Tech Open Air, también en la capital alemana. He dado conferencias en universidades y una charla TED. Si haces este tipo de cine erótico si que puedes llegar a tener una entrada en salas más comerciales. Es posible que consiga hacer en algún momento una película más comercial pero voy a intentar mantener también algo de sexo dentro.

Imagino que antes del reconocimiento internacional de tu trabajo habrás pasado por una época en la que te habrán llamado de todo.

Feminazi era lo más común. Lo que más ha molestado a muchos de mi trabajo no era tanto el sexo, sino la visión feminista del mismo, sobre todo entre los integrantes de la tradicional industria del porno. Para ellos soy la bruja más bruja, diciendo que todo lo que hacen ellos es horrible. No me meto con su tipo de películas, sino más bien con sus valores. Creo que deberían limpiarlos un poquito, dejar de tratar a las mujeres como mierda y respetar más a los actores. Pero si, el feminismo aún irrita a muchos. La semana que viene hay en Toronto (Canadá) un festival porno que antes se llamaba Feminist Porn Awards. Ahora han cambiado el nombre y le han sacado la palabra feminista por sus connotaciones negativas, ya sabes esas mujeres que les quieren cortar las pollas a los hombres.

¿Crees que la forma en que la sociedad y nosotros nos enfrentamos y entendemos nuestra sexualidad está caduca y que, tal vez, deberíamos renovarla?

Una de las grandes cosas que nos empujan es el sexo. De hecho, estamos aquí porque en un momento dado dos personas han tenido sexo. Pero creo que, sobre todo las mujeres, estamos todavía empujadas a no vivir nuestro lado sexual plenamente. Siguen existiendo los dos estereotipos extremos: o eres una monja o una puta, y es difícil encontrar modelos en el medio, cuando la mayoría de las mujeres estamos en esa franja. Creo que ahora hay una lucha importante por llevarse a cabo, la de los trabajadores sexuales en su afán por ser descriminalizados. Porque comparar las redes de la trata de personas con el trabajo de otros es como comparar sexo con violación. Es otra batalla y no es mi especialidad, pero creo que es importante empezar a descriminalizarlos.

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