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Entrevista surrealista a Mick Jagger, por Leo Rivera

Quedamos con Mick a la una. Somos puntuales, porque hoy el Rolling Stone es él… Son las tres y aparece por la puerta.

Mick Jagger

Es usted como Gandalf, no llega ni pronto ni tarde.

No. Yo siempre llego con riguroso retraso, como los buenos conciertos de rock.

¿Le apetece una cerveza?

Le cedimos los derechos de Paint It Black a Steinlager Beer a cambio de cerveza de por vida… Ya no quiero más.

¿Se acabaron los malos hábitos entonces?

Conservo hábitos realmente desagradables. Tomo el té de las cinco a las tres. Un té, por favor.

Es el blanco más negro de la historia de la música.

Después de Michael no tienes que ser negro para tocar buen blues. Una canción de Muddy Waters nos dio el nombre y Tina Turner me enseñó a bailar.

¡Cuénteme lo de Tina!

Pues me dijo: «Si quieres bailar como el demonio, ponte tacones de aguja».

¿Cómo vive actualmente el mundo de la música?

El tiempo de hacer negocio terminó. Si solo quisiera ganar dinero, cantaría en solitario en un hotel en Las Vegas y no repartiría la pasta entre cinco.

En España, adonde pronto vendrá, tenemos un panorama musical y social complicado. ¿Qué le diría a la gente?

Que hay que seguir persiguiendo los sueños. Si los pierdes, es muy probable que pierdas la cabeza.

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