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Ainhoa Grandes, un mundo de arte y números

Su llegada a Sotheby’s, al finalizar sus estudios de Administración de empresas, marcó un giro en su vida. Al frente de la Fundación Macba desde hace 13 años, el arte y las finanzas son su mundo.

Ainhoa Grandes

No lleva complementos, quizá por la idea de masculinidad que tiene de la moda en lo que a ella respecta. Nacida en Venezuela, de padre vasco y madre catalana, Ainhoa estudió Administración de empresas con la idea de que su vida profesional transcurriera en el entorno financiero. «Siempre pensé que seguiría una carrera humanista porque descubrí la literatura muy pronto [Tolstoi y Flaubert fueron autores de cabecera en su adolescencia], y me atraía también la ciencia, pero a la hora de elegir estudios superiores fui pragmática», comenta. Recuerda a Manuel Borja-Villel, actual director del Museo Reina Sofía, como su mentor en el mundo del arte contemporáneo. «Hace 13 años, cuando llevaba cinco años trabajando para Sotheby’s, contactó conmigo un cazatalentos y me propuso la dirección de la Fundación Macba. Entonces, Manuel era el director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona; junto a él he crecido aprendiendo». Ahora trabaja hombro con hombro con Bartomeu Marí, el actual director. La Fundación es la parte privada del Consorcio Macba –formado por el Ayuntamiento, La Generalitat y el Ministerio de Cultura–. «Cuando se fundó el museo, la Fundación se creó para apoyarlo desde la sociedad civil. Buscamos recursos en el sector privado y compramos las obras que constituyen la colección. La selección la decide el director con un comité asesor al que pertenezco». Especializada en mecenazgo cultural, Ainhoa busca patrocinios, colaboradores y organiza actos para buscar recursos. «El mecenazgo en España no está muy desarrollado todavía», afirma. Cuesta que la gente –incluso grandes empresarios– sienta la responsabilidad de “hacer patria” a través de la inversión en cultura. Es emocionante ver lo que organizan museos como el MoMA o el Whitney de Nueva York y cómo los estadounidenses lo secundan. No se trata de algo elitista, sino de sencillas aportaciones de personas que tienen claro que están apoyando la cultura de su país».

Habituada a una intensa vida social de ámbito internacional, los vestidos largos y trajes de cóctel ocupan gran parte de su vestidor. Las chaquetas –entre las que Jil Sander es su firma favorita– y los pantalones protagonizan el resto, ya que ese es su uniforme diario. «Me atrae un traje bien cortado. Disfruto con las texturas y eso me hace vestir de forma muy minimalista y funcional en mi día a día». Confiesa que a lo largo de su adolescencia pasó de lo cursi a vestirse «muy masculina», se enfundaba en unos pantalones y mocasines e incluso llegó a ponerse corbatas y a llevar el pelo corto engominado. «Pero para la noche es distinto, ahí sí me gusta la explosión de feminidad, el terciopelo, los cortes al bies: Giambattista Valli, Yves Saint Laurent, Elie Saab o Ralph Lauren». Si hay algo en lo que coincide en el día y en la noche es en los tacones: «Nunca calzo zapato plano».

El vestido negro sobre grabados del siglo XVIII es de Elie Saab.

Pere Peris

Ainhoa apuesta por prendas de largo recorrido como estos vestidos de Ralph Lauren, Burberry o Yves Saint Laurent.

Pere Peris

Ainhoa atesora zapatos de Loubutin, Jimmy Choo, Prada… siempre lleva tacones.

Pere Peris

Este collar del siglo XVIII es indio y lo adquirió en una subasta. «He tardado en comprarlo. Me gustan más las joyas antiguas que las nuevas».

Pere Peris

Su colección de vasijas etruscas y egipcias aumenta con el tiempo. «Hay subastas de arqueología, joyas, mobiliario y arte de todas las épocas. Por eso empecé a coleccionar».

Pere Peris

Su libreta de anotaciones. Ainhoa ha creado con Sandra Miranda una consultora cultural llamada Contempla, que ofrece «otra manera de mostrar la ciudad al visitante».

Pere Peris

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