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Los carteles de conciertos, un universo estético sin límites

Un lenguaje que no entiende de idiomas y que puede contribuir a que bandas de un punto del globo generen interés en otro. Antes de conocer a un grupo, la imagen es la que habla.

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Las interacciones entre la música y otras artes son continuas. Y van más allá de la inspiración: generan experiencias estéticas muy satisfactorias. ¿Quién no se ha parado por la calle alguna vez ante un cartel de concierto que le haya llamado la atención? No se trata solo de una superficie de papel en la que se nos informa de fecha, hora, lugar y grupos protagonistas. Es, más bien, otra vía de expresión de creatividad en torno a la música. Un universo estético sin límites. Un lenguaje que no entiende de idiomas y que puede contribuir a que bandas de un punto del globo generen interés en otro. Antes de conocer a un grupo, la imagen es la que habla. Un entorno sobre el que hemos querido hablar con diseñadores, promotores de conciertos, bandas y aficionados.

A nivel internacional hay organizaciones centradas en el cartel musical y su difusión. Es el caso del API (American Poster Institute), una organización sin ánimo de lucro que une música y artes gráficas a través de la promoción de carteles musicales. Desde sus inicios en San Francisco hace más de una década, ha ido creciendo hasta aglutinar a cientos de artistas y seguidores. Uno de sus proyectos es la feria itinerante de pósteres de conciertos Flatstock, que ha pasado por destacados festivales internacionales como SXSW o Pitchfork Music Festival Chicago, y que desde 2012 efectúa parada en el marco del festival Primavera Sound.

En España está The Poster Collective, una organización sin ánimo de lucro, que nace en Badalona (Barcelona) para dar a conocer y potenciar a aquellos diseñadores, ilustradores y aficionados al mundo de los carteles de conciertos en España. Su impulsor es Xavi Forné Curto, a su vez director y fundador de Error! Design, con quien hablamos de si el cartel musical tiene una iconografía y un lenguaje propios: “Por supuesto. Más allá de anunciar un concierto o evento musical, el artista requiere transmitir alguna cosa, una acción, una escena… en definitiva, un mensaje. Es por esa razón que la mayoría de carteles tienen un sentimiento real y dejan de ser simple anuncios, y además consiguen así captar más la atención del público”. Pese a la masividad online que nos inunda, este diseñador asegura que le llegan encargos de trabajos casi a diario. “Desde hace unos pocos años atrás hasta ahora el cartel para concierto ha adquirido cierta popularización aquí en España, gracias a la cual se están interesando tanto las bandas como promotoras. Aún así, es algo que en EEUU nos llevan una ventaja muy grande desde hace mucho tiempo.” En cuanto a referentes de artistas internacionales, Forné comenta que le gusta el trabajo de ilustración de Michael Hacker (Austria) y cómo caracteriza de manera muy cómica a los miembros de cada banda en los carteles. Entre sus referentes también está DKNG Studios, por sus detallados carteles tanto de conciertos como para televisión.

Otro creador en el panorama español es Álvaro Martínez Bueno, dibujante además de cantante de Templeton, que ha desarrollado carteles tanto para su propia banda como para conciertos de La Fonoteca. Preguntado sobre la iconografía propia del cartel musical comenta que en su opinión, “lo excitante del arte para cartelería de conciertos es su libertad temática y estilística. Al menos en mi caso, no he hecho dos carteles que se parezcan y por eso me resulta tan atractivo”. La búsqueda de inspiración para él no tiene que ver ni con la música del grupo en cuestión ni con un briefing previo para el trabajo: “me gusta traer una imagen que no se espere la banda, que pueda complementarles de un modo inesperado. Puede darse el caso de que conozca a la banda pero procuro que no me influya”. A la hora de desarrollar encargos, este dibujante tiene en cuenta que, aunque exista el mercado de coleccionismo físico, la difusión de los carteles hoy en día es principalmente en redes sociales, por lo que procura siempre enviar una versión del cartel para Facebook y otras plataformas. Entre sus referentes, confiesa que se guía directamente por los carteles que le llaman la atención. “En ese sentido Gigposters y páginas similares son un buen sitio donde bucear. Error! Design supongo que es una buena referencia en España. Me gustan mucho los carteles que hace mi colega Cristóbal Fortunez para Giradiscos o lo que hacen Hugo Sierra, Manuel Donada y Expresatehueso. Y todos los de Pony Bravo son una genialidad”, dice.

Hablamos precisamente con Manuel Donada. Le conoceréis por su personalísimo estilo, y por sus trabajos para Delorean, Gssh Gssh Records, Hola a todo el mundo… Preguntado sobre la iconografía propia del cartel musical nos plantea su disconformidad en este aspecto desde el punto de vista profesional: “Supongo que la tiene. Hace tiempo que no miro carteles ni investigo sobre nuevas ‘tendencias’. Casi todo lo que veo me aburre al extremo. Todo el mundo copiando a todo el mundo y haciéndolo suyo. Sí que hay unas reglas que me parecen absurdas a la hora de hacer un cartel, sobre todo por parte del cliente: ‘Pon el nombre del grupo arriba, añade mi logo más grande para que todo el mundo piense que soy guay, los teloneros más pequeños (para mí todos los grupos que tocan deberían tener la misma importancia independientemente de si tocan antes o después), la letra más clara… etc’. Cuando me ponen ante esa situacion me dan ganas de darle a delete, ponerme a leer tirado en el sofá y dejarlo para nunca.” Donada admite que echa en falta un poco más de riesgo y de cosas distintas en el panorama nacional, y muestra su desilusión al respecto del funcionamiento de este tipo de encargos en ocasiones: ”Yo si hago un cartel que me guste de verdad quiero pasármelo bien y hacerlo como quiero. No repetir lo que todos hacen”. Últimamente no recibe muchos encargos de carteles, pero lo que echa de menos hacer portadas. “Eso sí que es divertido y un proceso mas complicado. Es algo interesante en lo que tienes que estar atento. Lo otro es como ‘venga, ¡bah!, dime la info, ¿para cuándo es?’. Esto no quita que si decido hacerlo no vaya a entregarme del todo. Eso me parece absurdo y obsceno. Diseñadores que basan el esfuerzo o nivel de su trabajo dependiendo del dinero que les pagan o de quien sea el cliente. Para mí todos son iguales y lo haré lo mejor que pueda si acepto el reto. Eso es lo que me importa”. ¿Un referente para Manuel Donada? “Ahora mismo los carteles de Bráulio Amado me parecen lo mejor porque es algo totalmente único y sin pretensiones. Este chaval es un genio. A veces hace cosas realmente horribles pero si lo miras bien tiene toda la magia. Me imagino su cara sonriendo y me da cosita buena. Hace lo que quiere y enamora. Para mi eso es un cartel de verdad”.

Preguntamos al grupo musical Delorean sobre su experiencia con sus carteles de conciertos. “El artista más popular con el que hemos trabajado es Manuel Donada de Madrid, gran amigo nuestro desde los inicios de la banda y con el que hemos trabajado regularmente. También hemos trabajado con Gorka Villaescusa”. La banda de Zarautz recuerda con especial cariño el póster con la cara de Sid Vicious que hizo Manuel Donada, que les encantó: “Llamaba bastante la atención, aunque la gente se hiciera una idea equivocada de nuestra música pensando que hacíamos punk”. ¿Le gustaría trabajar con algún artista en especial? “Dentro de la banda tenemos gustos bastante dispares pero nos haría especial ilusión tener un poster diseñado por Shepard Fairey”.

Seguimos con más creadores. David Puig Poveda, diseñador gráfico y creador de Advand Studio, cree que más que una iconografia propia lo que tiene el cartel musical es que se ha convertido en un género propio “pero no ya como estilo sino como campo creativo, ya que hay muchos artistas que han encontrado en este espacio un ámbito creativo más en el que desarrollar su trabajo o creatividad. Me gustaría pensar que no hay una iconografía propia pero si se visualizan muchos de los trabajos que se realizan alrededor de este campo sí que se puede detectar que todos respiran un aire similar. Creo que lo interesante del cartel musical es que éste puede representar un espacio más dónde el diseñador puede aplicar y desarrollar sus capacidades y creatividades en función de su estilo y del tipo de evento que se quiere promocionar”. Este diseñador juega especialmente con el minimalismo y la conceptualización gráfica de ideas. Además de encargos esporádicos, de forma mensual colabora con una entidad cultural sin ánimo de lucro que realiza conciertos y eventos musicales. En cuanto a referentes nos cuenta que le resultan interesantes propuestas como las de Proyecto Swissted o Jason Muun. “Me gusta como trabajan el concepto y las formas para transmitir e impactar en el ojo y en la cabeza del espectador”.

Carteles que marcan un antes y un después

Muchos de estos creadores aseguran haber vibrado con algunas de sus piezas. Para Xavi de Error! Design “el primer cartel que hice para Red Fang, encargado para la promotora Red Ribbon de Donosti hizo que el mismo batería contactase conmigo para realizar futuros trabajos y forjar así una muy buena amistad. Esas cosas son las que hacen que uno ame su trabajo. Otros carteles que han significado mucho para mi han sido los de The Black Keys, Soundgarden, Ghost, Love of Lesbian y muchos más”.  Álvaro Martínez Bueno por su parte destaca “los que he hecho para La Fonoteca los tengo muy presentes… por la libertad que sentí al hacerlos y por las reacciones que me llegaron de las grupos y los asistentes. También los que he hecho para mi banda, Templeton, por motivos sentimentales”. Manuel Donada apovecha para destacar que los proyectos que más le gustan son los que hace para amigos con proyectos bonitos, y en este caso menciona uno del mundo del cine: “El de la película CRUMBS, por ejemplo. Me hace ilusión formar parte de ello porque me parece algo hecho con verdadero talento, dedicación, esfuerzo… Me gusta formar parte de la aventuras de las personas a las que aprecio. Es mi forma de decirles que los quiero porque luego cara a cara me cuesta”. David de Advand Studio asegura que “se tiene cariño a todos los carteles que haces aunque hay algunos que te gustan más que otros, ya sea por los artistas que salen en él o por el resultado final que se obtiene”. Y coincide con Donada en que los mejores son los que encargan los amigos, ya que la confianza permite vía libre para realizar lo que se quiera.

¿Y quién encarga esos carteles? Hablamos con Teresa, Paloma y Elena de Madrid Radical, una agrupación que se suma al esfuerzo de mantener viva y activa la escena independiente madrileña y estatal montando conciertos e iniciativas en torno a la música. En su haber, conciertos de Tigres Leones, Sierra o Papaya. ¿Cómo plantean cartel de un concierto y quién lo va a hacer? “Pues hemos tomado diferentes vías de abordaje en este asunto. Primero hemos pensado en qué sensación nos dan las bandas que tocan y qué persona puede reflejarlo mejor, hemos pensado primero en el cartelista y luego le hemos presentando el concierto o incluso a raíz de que alguien haya tocado en Madrid Radical luego ha resultado ser ilustrador y lo hemos reenganchado para el siguiente cartel”. Son partidarias de la libertad creativa, nunca dan briefing: “siempre dejamos vía libre. Se puede ver en todos los carteles, ninguno tiene nada que ver. Simplemente queremos que los creadores plasmen su visión de Madrid Radical y lo que le inspiren las bandas. Nos encanta que cada uno sea de su padre y de su madre”. Algunos de los artistas que han desarrollado carteles para Madrid Radical son Leticia Jiménez aka laretocadora, Hugo Sierra, Hez del fanzine Amigo Blas, Ceci Periwhat, Coque (ilustrador de los discos de Juventud Juché), Arián Tabatabai, Jonay P Matos… “y muchas amigos anónimos a los que les gusta ayudarnos mezclando su buen hacer con mucho amor”, añaden.

¿Se venden más entradas con un cartel chulo? desde Madrid Radical matizan: “No es que se vendan más entradas, no creemos que sea eso. Simplemente puedes empatizar más con el estilo del concierto o se te queda grabado en la mente, al final irás al concierto a ver a las bandas, pero todo ayuda y los carteles llaman la atención. Lo que si puede repercutir es que al cartelista le salgan otras colaboraciones con promotoras o bandas para hacer sus próximos carteles o discos. Al final es un tejido de contactos”.

Hablan los aficionados al cartel de conciertos

Conversión directa en compra de entradas no sabemos si genera, pero un buen cartel marca a los aficionados. Es el caso de Ana Vicenti Partearroyo, amante de los carteles musicales, que colecciona. Recuerda especial cariño uno de Yo la Tengo de un artista llamado Ben Chlapek: “Se lo encargué para que nos lo enviara a Bolivia –viví allí con mi novio– y tardó siglos en llegar. Cuando después lo trajimos a Madrid, la policía antidroga decidió romper el enmarcado para ver si ocultaba cocaína. Es un póster que ha vivido mucho”. A esta profesora de instituto le encantan los pósteres musicales porque aunan arte y música, los que menos le gustan son los de estilo garaje o psicodélico, y le parece que cada vez hay menos carteles.

Por su parte Iñaki Espejo-Saavedra, de Surferrosa.es y Muzikalia.com, confiesa que colecciona toda clase de iconografía o “memorabilia” relacionada con los grupos de música que le gustan. Guarda carteles, camisetas, entradas, set-list, flyers, casi cualquier cosa. “Al cartel que más cariño le tengo es de un concierto de Los Planetas y La Estrella de David en Madrid porque une a dos de mis bandas favoritas. Aunque se limita a reproducir la portada del EP de Los Planetas Cuatro Palos, creo que es interesante porque es lo mejor que diseñó para ellos Daniel D’Ors. Además tiene tal tamaño que, enmarcado en cristal, lo uso para amenazar a cualquier visita que se atreva a criticar a Los Planetas”. Iñaki asegura que el cartel musical le suscita interés porque cree que puede que no sea únicamente un reclamo para atraer público a un concierto o vender más discos. “Ya sea por pura plasticidad, por su carácter evocador, identificador o conceptual en relación al grupo o a su música, hay carteles que son auténticas obras de arte”. Y pone como ejemplo a  The Poster Collective para encontrar buenas muestras de ello. Se declara un treintañero de querencias indies que creció en Bilbao entre bares de mainstream o de rock radical vasco. “Cuando empecé a vivir en Madrid y encontré sitios en los que no solo ponían música que me gustara, sino que llenaban las paredes de carteles de grupos que me encantaban, comencé a ver las ventajas que tenía vivir en la capital. Por eso tengo especial cariño tanto a la música que pinchan, como a la decoración del Moloko de la Calle Quiñones, o del Wild Thing de Martín Machío, auténticos templos de la cartelería musical”. Siente que los carteles se estilan cada vez menos, y por eso segura seguir con interés a los grupos que continúan cuidándolos, casualmente, casi siempre relacionados con el power pop o el garaje. “Por ejemplo, y es algo que ya no se suele ver, en últimos conciertos de The Sonics y RedKross, además de camisetas o discos, entre el merchandising vendían carteles conmemorativos de la gira correspondiente”.  Confiesa, por último, que aunque inevitablemente las redes sociales y las listas de correo son la primera fuente de información, aún se entera de bastante simplemente paseando por Malasaña.

Pepe García es, además de Director Creativo en FCB Global para Heineken Música, aficionado al poster musical. ¿Qué le atrae? “Que cada concierto es único, independientemente de que la banda toque el mismo setlist, nunca hay dos conciertos iguales y eso es lo más bonito de la música en directo”. García defiende que un buen cartel musical es una pieza de diseño que busca sorprender rompiendo los esquemas habituales de estilo, y recuerda con especial cariño uno del Soulwax live at Paradiso Amsterdam del 28 de Abril de 2008, creado por uno de los diseñadores más cotizados de Europa: Parra. “Recuerdo este concierto y conservo su cartel porque sucedió el día de mi cumpleaños. Justo estaba trabajando haciendo un vídeo para la banda, que en ese momento era una de mis favoritas”. Entre sus referentes, confiesa seguir muy de cerca a la sala de conciertos VERA (en Groningen, Holanda) “porque tienen una tradición muy peculiar que les ha valido para aparecer en varios libros sobre cartelería musical. La sala tiene su propio estudio de diseño en la azotea y crean un póster diferente para cada concierto. Forran las paredes de la sala con cientos de pósters que solo te puedes llevar una vez termina el concierto… y suelen molar mucho”. Admite seguirse sintiendo su mirada atraída por carteles por la calle y que, si le gustan, hace algo por conseguirlos. “Para mí, un cartel diseñado para la ocasión es una pieza artística más que hace de un concierto/gira algo único, handmade, es una pieza para activar el recuerdo de ese momento. Una pena que las entradas ya no sean diseños ad-hoc, ahora son fotocopias”.

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