_
_
_
_
_

Estudios de grabación con corazón: ¿Dónde se cuece la música que escuchas?

Para hacer más agradable y humano el proceso de creación de un disco, en los últimos años han surgido pequeños oasis para la creatividad de los músicos.

cover
Imagen vía cargocollective.com

Grabar un disco es un trago difícil, un reto. Un período de tiempo muy costoso a nivel económico y vital. No me quiero ni imaginar lo complicado que debe de ser poner de acuerdo las agendas de todos los integrantes de un grupo de música. En definitiva, para grabar un disco hay que optimizar la inversión en tiempo, esfuerzo y dinero. Y controlar la presión, propia y externa. Para hacer más agradable y humano este proceso, en los últimos años en nuestro país han ido surgiendo estudios de sonido “boutique”, pequeños oasis en los que la banda desarrollará el trabajo que ha venido a hacer, pero en un entorno agradable, humano y, por qué no, bonito. Todo para dejar atrás el frio establishment del que la industria de la música tiene fama.

En esto de los estudios con encanto Paco Loco y su estudio en el Puerto de Santamaría son todo un referente. Un espacio ubicado en una población costera, buena disposición, jornadas maratonianas y muy buen ambiente. El grupo gallego Triángulo de Amor Bizarro grabaron allí y lo recuerdan con mucho cariño: “el álbum ‘Año Santo’ (2010) lo grabamos con Paco Loco, y fue una experiencia maravillosa. Con Paco siempre mola grabar, aprendes mucho y quedamos encantados con el resultado”. No obstante, la banda gallega ha grabado su último disco, ‘Salve Discordia’ (2016), en el madrileño Estudio Uno, un espacio surgido en 2011 en Colmenar Viejo, a una media hora del centro de Madrid. ¿Por qué se decidieron a grabarlo allí? “Pues aparte de una de las mejores colecciones de equipo bueno que conozco y la increíble sala, el trato humano es estupendo. Se hace muy cómodo grabar allí, la verdad”, comentan desde la banda. Necesitaban un estudio con una gran sala y buen equipo para la batería, y otro con muchos amplificadores más cerca de casa, por eso grabaron el disco a medias entre Estudio Uno, en Madrid, y Planta Sónica, en Vigo. De todos modos en el proceso de selección de estudio interviene el productor, en este caso Carlos Hernández, cosa que dice mucho y muy bueno del lugar seleccionado.

Pero, ¿qué es Estudio Uno y qué ofrece de diferencial? Pablo Pulido, socio fundador, ingeniero jefe y director técnico, nos lo cuenta: “Estudio Uno es un estudio de grabación que ofrece abarcar todo tipo de producciones y todo tipo de presupuestos. El diferencial que tenemos es que es un estudio a la antigua -por decirlo de alguna manera-, es decir, con salas y controles amplicas para poder abrazar producciones grandes de bandas completas, e incluso de orquestas sinfónicas. Contamos con equipamiento amplio y variado de clase A y una gran colección de micrófonos y Backline. La idea surge por la necesidad de tener y ofrecer un espacio de trabajo óptimo para la música en Madrid y España. Surge en 2011 cuando cierran las instalaciones del anteriormente explotado estudio uno de Cinearte, donde trabajé unos 9 años. La obra se realiza con profesionales, pero somos mi socio Luis y yo quienes lo construimos con nuestras propias manos todo lo relacionado con aislamiento acústico, acústica en salas y controles, cableado, etc…”. Por allí han pasado, además de Triángulo de Amor Bizarro, artistas como Fito y Fitipaldis, Rayden, Fuel Fangando, Dinero, Alfredo Rodríguez , Mäbu, Miryam Latrece, Mediyama o Paul Zinnard, entre otros.

Invernadero.
Invernadero.Cargocollective.com

Son varios los músicos que se han decidido a abrir su espacio de ensueño para grabar. Es el caso de El Invernadero, un estudio ubicado en el centro de Madrid y regentado por Brian Hunt, también músico en las formaciones Autumn Comets, Templeton y Russian Red. Se trata de un espacio muy cuqui que abrió en 2013 y que es estudio de grabación, sala de ensayo por horas y zona de loft adaptable a diferentes actividades creativas: sesiones fotos, presentaciones, talleres… Por allí han pasado entre otros Álex Ferreira, Being Berber, Betacam, Cuchillo, Russian Red, Templeton o Tulsa.

También en la Comunidad de Madrid se encuentra Alamo Shock, el estudio de grabación montado por Guille Mostaza, ingeniero de sonido, productor artístico y músico (Ellos, Mostaza Gálvez), y Aitana Luis, fotógrafa profesional, cocinera y ama de llaves. Alamo Shock es, según ellos mismos dicen, “un estudio analógico vintage con alojamiento rural restaurante privado y piscina. Tenemos una cocina preciosa de donde sale una comida riquísima, medio centenar de instrumentos y amplificadores, una increíble mesa de mezclas con un sonido mágico, tres cabinas y sala de grabación, una sala de control en la que da gusto estar, una máquina recreativa hecha a medida, equipo de grabación añejo, taller de reparaciones y ajustes, habitaciones para hasta seis personas con dos baños completos, su propio salón y acceso especial a la vivienda. Y cuando abres la puerta kilómetros de campo aparecen ante ti”. Un estudio ubicado a 30 minutos de Madrid, con acceso en transporte público, y que hace gala de facturar por canciones y no por horas. “He trabajado en varios discos, tantos de grupos míos como de otros, y siempre encontré que los estudios de grabación tenían algo de hostil, al menos para mí. En unos no puedes tocar nada, en otros parece que te echan, en otros hay una persona desganada a los mandos mirando el reloj, algunos eran simplemente una estancia con un ordenador… En fin, que no encontraba un estudio en el que estar tranquilo, a gusto, con alguien que se hiciese cómplice del proceso y me entendiera, que tuviese buen equipo y fuese lo suficientemente acogedor como para quitarte los nervios de grabar un disco, que es algo que impone casi por definición. Jota de Los Planetas siempre me animó a hacerme un estudio, he trabajado con él muchas veces y al encargarme las mezclas de Grupo de Expertos Solynieve decidí que las acabaría en mi nuevo estudio. Por otro lado a mi pareja, Aitana, a quien conozco desde el colegio, le gustaba mucho el plan. Ella era propietaria de un restaurante y me apoyó mucho con la idea. Así que nos fuimos al campo a montar el primer Alamo Shock hace dos años a una vieja casa en la villa de El Álamo, a media hora del centro de Madrid. Funcionó tan bien que acabamos de abrir el nuevo estudio en una casa que llevamos construyendo desde febrero partiendo de cero. La hemos diseñado a nuestro gusto y ahora, tras veintiún años produciendo discos, puedo decir que estoy en el sitio perfecto. Ha sido un camino largo pero ha merecido la pena”. Por Alamo Shock han pasado en los dos últimos años bandas como Grupo de Expertos Solynieve, Los Punsetes, Joe Crepúsculo, La Bien Querida, El Último Vecino, Alex Casanova, Cycle, Mayor Tom, Mostaza Gálvez, Lost Tapes y Lecciones de Vuelo, entre otros. También han hecho bandas sonoras para películas como ‘La Historia de Jan’ o ‘Estirpe’, anuncios para cine, radio y televisión… “Lo mejor es que absolutamente todos han quedado contentos con la experiencia y muchos han repetido o van a hacerlo”, añade Mostaza.

A una media hora de Zaragoza se encuentra el estudio de Eduardo Baos Fernández, con trayectoria como bajista en varias bandas del panorama indie patrio y habitante de Mozota, el pueblo en el que ha ubicado su espacio. “Mi estudio es el sueño que tengo desde que empece a tocar a los 15 años. Dado que vivo en el campo y que tengo mi casa, no tengo que desplazarme para ir a trabajar. Este estudio lo concibo sobre todo para trabajos personales, en este momento con los grupos con los que toco: León Benavente y Nacho Vegas. Podemos estar aquí 1000 horas preparando los discos y no darnos ni cuenta. Para mí, que trabajo sobre todo en la pre y post producción de los discos, este estudio es perfecto”. Es un proyecto que ha tenido en la cabeza desde siempre, y que comenzó a ser realidad hace tres años, cuando decidió comprar la casa. “En la ciudad es prácticamente imposible encontrar sitios así”, asegura Baos. Antes de este estudio ya hacía trabajos de producción, y el espíritu e hilo conductor son el mismo: un nivel de implicación en los proyectos elevado: ”Siempre guardo muy buenos recuerdos de todos los proyectos en que he trabajado, pero técnicamente la grabación que más costó sacar adelante fue el disco de Sexy Sadie ‘Translate’ (2006), ya que estuvimos en un estudio enorme en el que fallaban muchas cosas y cuando eso pasa, no es bueno, ya que ralentiza mucho el proceso creativo. El humor, la mejor medicina”.

Una forma diferente de trabajar en la que prima que todos los involucrados, productor y banda, queden contentos con el resutado y con la experiencia. “Para mí eso es muy importante, que luego los artistas oigan el disco y además de gustarles el resultado tengan buen recuerdo de la grabación”, concluye Guille Mostaza. Solo hay que ver echar un ojo a los perfiles de instagram de las bandas que pasan por esta nueva generación de estudios o preguntarles al respecto si se tiene ocasión para darse cuenta de que el mimo al detalle y el esfuerzo por crear un entorno agradable cumplen con su objetivo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_