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Esta directora provoca desmayos con su película de una adolescente caníbal

Charlamos en el festival de cine de Sitges con Julia Ducournau, directora de ‘Raw’ (Crudo) sobre mareos al ver depilaciones, lo dura que es la adolescencia femenina y por qué las chicas no son tan dóciles y gráciles como el cine ha querido pintar.

Julia Ducornau pelicula raw sitges

Justine (Garance Marillier) es una chica vegetariana (y superdotada) que debe enfrentarse a una de las novatadas de su primer año en la facultad de veterinaria: comer hígado de conejo crudo. Ingerirlo supondrá un punto de inflexión total. Se enfrentará a su auténtica naturaleza (caníbal) y será el desencadentante de un voraz viaje iniciático a la madurez. Con este planteamiento parte Raw (Crudo), la película francobelga que llegó al festival de cine de Sitges tras alzarse con el premio de la crítica de Cannes y acapar titulares de lo más mediáticos cuando se llamaron a ambulancias en el festival de Toronto porque provocó algún que otro desmayo entre el público.

Que nadie dibuje una mueca de disgusto en su rostro. Raw no es gore. Es más intimista que caníbal y si provoca algún que otro vahído es por la capacidad de su directora, Julia Ducournau, de reflejar nuestra (a veces terrorífica) existencia de la forma en la que voluntariamente ignoramos verla. Charlamos con ella a su paso por el festival de cine, pocas horas antes de que se alce con el premio Citizen Kane a la mejor dirección novel en el certamen. Y sí, nos confirma que su Justine tiene mucho que ver con la protagonista que corrompió el Marqués de Sade, «sobre todo en referencia a su capacidad de describir el poder de la carne y los fluidos corporales» y que su película, en el fondo, habla sobre una «transformación moral».

¿Cómo definirías Raw en pocas palabras?

Es una tragedia griega moderna.

¿Por qué?

Porque bebe mucho de su narrativa: la relación de dos hermanas, la sensación de destino marcado. En la tragedia griega está todo. Desde el nacimiento de un héroe al sacrificio de alguien (no diré quién para no hacer un spoiler) y la catarsis, que es lo que realmente me interesa y con lo que juego en mi cine. Puedes generar una escena catártica a través de la risa, del miedo o del misterio. Yo mezclo estas tres herramientas. Hago crossovers. Si utilizas el humor tras el incidente catártico, aliviarás al espectador, pero también lo puedes colocar antes para que el público se relaje, se sienta seguro, libere su coraza y así golpearles para dejarles en shock.

Hablando de quedarse shock, lejos de marearse con las escenas caníbales de la película, una amiga que me acompañó a verla se mareó, curiosamente, con la escena en la que la hermana de la protagonista (Alexia)  depila sus ingles con cera. ¿Cómo has valorado las distintas reacciones del público tras su paso por los festivales y el revuelo mediático ante las ambulancias y los mareos generalizados?

Lo que pasa con la escena de la depilación es bastante curioso e interesante. ¿Sabes por qué reaccionó así tu amiga? Porque nunca lo había visto de esa manera. Creo que las cosas más banales del cuerpo, si las miras de cerca, se vuelven muy extrañas. Y a mí me gusta hacerlo en mis películas. Si te paras a pensarlo, depilarse con cera es extremadamente doloroso y es una especie de tortura. Es muy fuerte que nos hagamos eso a nosotras mismas, porque realmente no hay razones lógicas para hacerlo. Alexia (la hermana) quiere razonarlo cuando le dice a Justine: “Para estar bella hay que sufrir”. Pero no. No es así. Eso es una soberana gilipollez que hemos leído muchísimas veces en revistas desde que éramos niñas.

Lo que me interesa de esta escena es que, aunque haya una minoría de hombres que se depilen con cera, es una escena y experiencia femenina propiamente dicha. Quería probar que todas estas experiencias con nuestro cuerpo, cuando las enseñas en una película, pierden totalmente el sentido. Y cuando hablas del cuerpo de esta manera, generas una reacción en tu audiencia brutal.

Esta escena particular de la depilación afecta a todo el mundo. Hombres y mujeres. Sienten el dolor. No es una escena en la que la mitad de la sala se ría o la otra mitad se angustie. No. Pone a todo el mundo incómodo. Y lo interesante es que cuando enseñas al cuerpo humano de una determinada forma alcanzas una universalidad en tu público. No se trata de una escena femenina o ‘feminista’, no. Esa violencia llega a todo el mundo.

Fotograma de ‘Raw’ (‘Grave’ en el francés original):
Fotograma de ‘Raw’ (‘Grave’ en el francés original):Cortesía de Festival de cine de Sitges

Tanto en Raw como en tu corto Junior la protagonista se enfrenta a una sociedad que le dicta cómo debería ser una chica sin que ella encaje en esos parámetros. En Raw, por ejemplo, Justine huye de la sexualización que la rodea, no disfruta en las raves hedonistas de su facultad y se enfrenta a las visiones morales de sus compañeros. ¿Por qué esta fijación en las antiheroínas de la adolescencia femenina?

Sí, ellas han sido las protagonistas y siempre es desde un punto de vista femenino pero creo que es algo con lo que los hombres también se pueden identificar y creo que deberían hacerlo. Quería enseñar el cuerpo de una chica de una forma distinta a la que estamos acostumbrados a ver. No es glamouroso. No es bonito. Es trivial y morfológicamente hablando es hasta estúpido. De alguna manera, es universal. Yo creo que los cuerpos nos hacen a todos iguales. Todo el mundo llora y se tira pedos. Esto es lo que quería enseñar, así como con la sexualización. La sexualidad no tiene que ser algo de lo que avergonzarse o algo que haya que temer. Todo el mundo lo practica y todo el mundo siente deseo así que, ¿por qué debe ser distinto para las chicas jóvenes? Esto era importante para mí.

Hay una escena en la que quería dar un golpe sobre la mesa. Es en la que ella baila delante de un espejo. La canción que suena es una mujer rapeando y cantando sobre su sexualidad de forma muy explícita, de la manera en la que hacen los hombres, algo que no sorprende a nadie cuando ellos lo hacen pero que, extrañamente, resulta chocante cuando lo hace una mujer. Esta variación es la que me interesa. Transformar lo que siempre solemos ver en otra cosa. Normalmente, si vemos a una mujer frente a un espejo implica que ella no está feliz, que no le gusta lo que ve, o bien porque se siente gorda o no suficientemente guapa. Aquí es distinto, ella baila con su imagen, se hace el amor a sí misma y besa su imagen. Ella es dueña de su cuerpo. Esta es la imagen que quería mostrar, a alguien que no estuviese asustada frente a lo que los otros le digan.

La relación entre hermanas, los odios, la admiración y esa extraña conexión que se da entre ellas es uno de los elementos centrales de la película. ¿Por qué quisiste hacerlo?

Porque es tremendamente cinematográfico. Puedes tener una escena en la que se quieren mucho y en la siguiente se odian. Y entre las dos escenas no necesitas una de explicación. No necesitas una transición. La unión intrínseca entre hermanas y hermanos es algo que todo el mundo entiende y no necesita palabras. No hay que plantear una escena de talk and go, donde una le tenga que avisar a a la otra de que la está empezando a odiar porque blablabla.

También es una narrativa constante en la tragedia griega, porque de alguna manera es una forma de violencia que nos imponemos los unos a los otros. Para mí este tipo de relación es como esa imagen de una célula que se va dividiendo, y cuando se divide en dos pasa por un proceso tremendamente doloroso. Al final son dos células muy parecidas, pero totalmente diferentes. Ya no se pertenecen la una a la otra.

Alexia y Justine, las dos hermanas de ‘Raw’.
Alexia y Justine, las dos hermanas de ‘Raw’.Cortesía de Sitges Film Festival

La película se ha comparado con Suspiria o Ginger Snaps. ¿Eran tus referentes?

Lo de Suspiria es un auténtico honor, supongo que es por el tema del campus, porque no es exactamente es lo mismo pero sí es una de mis películas favoritas de toda la historia. No he visto Ginger Snaps. Me sabe fatal decirlo y muero de ganas de verla porque me lo ha dicho mucha gente. Mis referentes son David Cronenberg, David Lynch y Sam Raimi. Supongo que conecto con ellos porque me encantan las pelis de horror que muestran sentimientos profundos y aportan ciertos toques de humor negro.

En una entrevista dijiste que contestarías la pregunta de ¿cuál es tu directora de cine favorita? cuando a un director le preguntasen cuál es su director masculino favorito. ¿Los medios tienen un problema a la hora de tratar con mujeres directoras? ¿Lo estamos haciendo mal?

Sí, lo parece, porque me enfrento constantemente a este tipo de preguntas. Creo que las cosas están cambiando, y espero que sigan cambiando durante los próximos 500 años, porque, lamentablemente, creo que durante esta vida no llegaremos a una situación de igualdad perfecta.

*Raw se estrenará en España el próximo mes de marzo.

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